«A pesar del aumento del juego, los trabajadores del Casino Gran Vía cobran el salario mínimo interprofesional, fijado en 735’90€ mensuales. La empresa de juego Comar, como en un juego de trileros, ofrece como única mejora salarial a sus trabajadores el poner los medios para que consigan más propina». Esta es la situación laboral que han denunciado este miercoles desde Izquierda Unida de Madrid.
Los trabajadores del juego peor pagados de España exigen diferencias salariales en función de los diferentes puestos de trabajo, el pago de la nocturnidad, trabajo a turnos y pago de los días festivos. Además exigen el cese de los despidos y la readmisión de los trabajadores despedidos en bloque a raíz del inicio de sus reivindicaciones.
Para Sol Sánchez, portavoz de Izquierda Unida Madrid, “resulta hasta irónico el trato degradante de una empresa con beneficios como la del Casino Gran Vía a sus empleados. La precariedad no se tapa con propinas. Desde IU Madrid exigimos la creación de una mesa de negociación colectiva para que la empresa del Casino se comprometa a mejorar las condiciones laborales de sus empleados.»
Han iniciado un ciclo de movilizaciones, comenzando el pasado viernes 23 en el Casino Bahía de Cádiz y el Casino Conde Luna de León. Este viernes 2 de marzo se concentrarán a las 19:30 horas en Madrid ante las puertas del Casino Gran Vía.
«Los dueños del Casino pretenden que el sustento laboral se base en las propinas, siendo los clientes del casino quienes sufraguen las carencias salariales que la compañía no está dispuesta a sufragar», denuncian desde el partido.
Desde IU añaden que «a cambio de las propinas, la empresa exige flexibilidad horaria, días de libranza y vacaciones, recortes en los salarios cuando se esté de baja o la apertura del casino el día de Nochebuena, único día que cierran los casinos de toda España. El sector del juego no está en crisis, pero sí lo hace desde hace más de un año los trabajadores del Casino Gran Vía, pertenecientes a la empresa Comar. Con un aumento del juego en las mesas del casino, que redunda directamente en beneficios para la empresa, no se traduce en mejoras para sus trabajadores, pero sí en una mayor carga de trabajo».
Con la apertura a finales de 2013 del Casino Gran Vía, l»os trabajadores del Casino comenzaron a arrastrar las secuelas de la crisis económica, y de un ERTE aplicado en el Casino de Aranjuez, de donde muchos trabajadores proceden a través de un convenio de mínimos. La negociación colectiva sigue congelada cuatro años más tarde, sometiendo a los empleados a coacciones y amenazas constantes, con la complicidad de un Comité de Empresa formado por jefes de los diferentes departamentos del casino».