Ha tenido una duración de dieciocho meses y un presupuesto de más de 1,2 millones de euros, que han servido para arreglar los desperfectos que presentaba la estructura del edificio y sus fachadas interior y exterior.
El Colegio de Médicos de Madrid da por finalizada la obra de su sede situada en la calle Santa Isabel con el acto de entrega oficial ayer por parte de la empresa adjudicataria al presidente de esta institución, el Dr. D. Miguel Ángel Sánchez Chillón. Dicha obra se ha llevado a cabo durante un periodo de dieciocho meses y ha supuesto un presupuesto de más de 1,2 millones de euros.
Con ello no sólo se ha renovado la fachada sino también las estructuras que soportan la cubierta de este histórico edificio, declarado bien de interés cultural en la categoría de monumento en 1997, y en cuyas aulas ejerció la investigación y docencia Santiago Ramón y Cajal.
“Las obras terminadas, que han sido las más importantes desde el acondicionamiento general realizado a mediados de los años noventa, fueron motivadas para dar respuesta al cumplimiento de la orden de ejecución municipal de 2011 que solicitaba el aseguramiento de aleros por caída de elementos a la vía pública”, explica el tesorero del ICOMEM, el Dr. D. Ángel Sanz-Vírseda.
En 2013, el Colegio de Médicos de Madrid protegió sus aleros y encargó la redacción de un proyecto básico. Sin embargo, se vio que la dimensión del problema era mayor ya que las cubiertas y canalones no se encontraban en buen estado y había numerosas grietas y fisuras en la fachada.
Además, una vez comenzada la obra se pudo comprobar que la afectación de los elementos leñosos era superior a la que se podía sospechar. Por ello, la mayoría de ellos, han sido sustituidos por presentar signos de avanzada putrefacción.
“Según nos han explicado los arquitectos –señala el tesorero del ICOMEM- el mantenimiento del edificio, años atrás, no ha sido el adecuado ya que existían revestimientos impermeables (plásticos para las fachadas y asfálticos para las cubiertas), que hicieron imposible la evacuación de la condensación interior provocando, con el paso de los años, la podredumbre de los materiales”.
Ahora, una vez terminadas las obras y corregidos los defectos de la estructura “el edificio ha recuperado su esplendor como bien de interés cultural y al mismo tiempo, se garantiza la seguridad de los colegiados, trabajadores, visitantes y transeúntes. Con el mantenimiento adecuado conservará este esplendor muchos años”, explica el Dr. Sanz-Vírseda.