“Hoy recordamos aquí la vida de nuestros compañeros, no su muerte, aunque sepamos que la manera en que ellos diseñaron su vida fue la causa de su muerte”. Con estas palabras, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, rememoró a los compañeros del despacho laboralista de la calle de Atocha, 55, asesinados el 24 de enero de 1977.
Lo hizo durante un acto en el Colegio de Abogados de Madrid, en el que se descubrió una placa en memoria de las víctimas y en el que estuvieron también Sonia Gumpert, decana del Colegio de Abogados; Alejandro Ruiz-Huerta, uno de los supervivientes del atentado, y Paca Sauquillo, actual presidenta del Comisionado de la Memoria Histórica de Madrid y hermana de otro de los abogados asesinados.
“Gracias por mantener esta línea de memoria”, dijo Carmena a la decana. Acto seguido, la alcaldesa compuso lo que, en sus palabras, llamó, “una escena matritense”, tejida del recuerdo de los hechos y del comportamiento de una ciudad. “Madrid –dijo- supo dar la cuota que le correspondió para conseguir lo que hoy tenemos de libertad y de democracia. Tuvo que pagar un precio que no le correspondía pero sí es cierto que eso permitió que hoy tengamos tanta esperanza en esta sociedad y en esta ciudad”.
En su repaso a ese día, del que mañana se cumplen cuatro décadas, la alcaldesa señaló que, tras conocer el atentado perpetrado por un grupo de ultraderecha apenas tres portales más abajo de donde ella iba a reunirse con otros compañeros, la primera reacción fue llamar al Colegio de Abogados y contarles lo sucedido. Un colegio que jugó un importante papel de apoyo y respaldo en ese día, que Carmena personificó en el entonces decano, Antonio Pedrol, que les brindó todo el reconocimiento y apoyo y les ofreció la sede de la institución para el velatorio y posterior y multitudinaria ceremonia fúnebre.