La cumbre de más de 80 alcaldes europeos, celebrada este fin de semana en la Ciudad del Vaticano, ha concluido con una declaración conjunta en la que se señala la necesidad de crear una “red de alcaldes” capaces de concebir ciudades acogedoras, refugios, que sepan organizar corredores humanitarios europeos, seguros y regulares -reconocidos por la comunidad internacional-. La audiencia que el papa Francisco tenía anunciada con Manuela Carmena y el resto de los alcaldes participantes, para mantener un breve encuentro con los mismos, finalmente no ha tenido lugar.
Según ha destacado el texto de la declaración “los alcaldes, así más empoderados, podremos ejercer mejor nuestra responsabilidad en una más armónica articulación con las instancias de gobiernos regionales, nacionales e internacionales”.
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha participado en la Cumbre sobre Europa: los refugiados son nuestros hermanos, auspiciada por el Papa Francisco y coorganizada por el Ayuntamiento de Madrid y la Pontificia Academia de las Ciencias.
Otra de las conclusiones es la idea de que “la nueva red de alcaldes debe estar centrada en el encuentro humano y basada en una visión de la interculturalidad con una participación activa de la sociedad civil, y en la que deben primar la defensa y la promoción de la dignidad humana, de la libertad, de la justicia, de la integración y de la paz, más allá de los debates sobre las diferencias”, según recoge el texto de la declaración final de los alcaldes.
Puentes de solidaridad
Esta nueva conciencia europea de los representantes de las ciudades ya estuvo ayer presente en el discurso pronunciado por Manuela Carmena, en cuya ponencia La desventurada regulación legal sobre los migrantes, destacó que, “como europeos y como alcaldes nos tenemos que rebelar profundamente contra ese mar azul, nuestro Mediterráneo, porque hoy es un cementerio de personas. Un cementerio por la incapacidad de darnos cuenta de que ésta es la regulación legal de la desventura”.
Continúa el texto de la declaración señalando que “las ciudades deben construir puentes de solidaridad, de buena fe, de confianza y de esperanza para sanar a nuestros hermanos refugiados, a nuestros niños refugiados y sanar así también a la humanidad”. Apelando al concepto de “ciudades refugio”, Manuela Carmena también señaló ayer que “tenemos que conseguir ofrecerles posibilidades de trabajo y tener una estructura ágil para que estas personas a las que hemos rescatado puedan lograr una vida plena por sí mismos”.
La declaración final que han suscrito los 80 alcaldes participantes ha puesto de relieve que “la guerra y el terror, la pobreza, la creciente desigualdad, el cambio climático, la degradación y los cataclismos ambientales, están detrás del mayor desplazamiento forzado en la historia del hombre: más de 65 millones de seres humanos. Los muros nunca sofocaran la búsqueda de seguridad, dignidad, bienestar y paz”.