La hipertensión, que afecta a más de 1.280 millones de personas en todo el mundo, representa un riesgo considerable para la mortalidad y los años vividos con discapacidad. La prevalencia de esta condición se ha duplicado en las últimas tres décadas, lo que subraya la importancia crítica de su prevención y tratamiento para promover un envejecimiento saludable.
A pesar de que se han identificado diversas condiciones patológicas asociadas con la hipertensión, la relación entre este trastorno y las alteraciones en los órganos de los sentidos es poco conocida. Ahora, un equipo español multidisciplinar liderado desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha encontrado que la disminución de la capacidad auditiva se asocia a valores elevados de presión arterial sistólica nocturna y con mayor probabilidad de experimentar hipertensión arterial no controlada durante la noche.
El trabajo, publicado en Otolaryngology–Head and Neck Surgery (revista científica oficial de la Academia Americana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello), analizó los datos de más de 1.400 personas mayores pertenecientes al estudio Seniors-ENRICA-2.
La caracterización de estos participantes y las técnicas utilizadas para determinar la pérdida de audición e hipertensión arterial, destacan como aspectos notables en este trabajo. “Se trata de un estudio único en el mundo, ya que utilizó técnicas de medición que se consideran el ‘gold standard’ para determinar la audición y presión sanguínea en humanos”, aseguran los autores.
Aunque se necesitan realizar estudios longitudinales con periodos de seguimiento prolongados para profundizar en estas observaciones, el estudio abre una ventana en la prevención de la hipertensión y enriquece significativamente nuestro entendimiento sobre el impacto de la pérdida de audición en la salud general.
El trabajo fue llevado a cabo por investigadores del Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología de la UAM, en colaboración con especialistas del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA Alimentación), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia.