La intención de la Xunta de Galicia de prohibir la venta de bebidas energéticas a partir del 1 de enero de 2024 a menores refleja la preocupación por el elevado y creciente consumo de este tipo de refrescos ricos en cafeína entre los adolescentes.
Una preocupación que comparte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que a su vez propone al Ministerio de Consumo regular un etiquetado similar al del tabaco, reservando el 65% de la superficie del envase a destacar mensajes de advertencia. Entre otros: bebida no recomendada a menores de edad, no consumir combinada con alcohol y elevado contenido en cafeína, advirtiendo que no deben consumirse más de 3 mg de cafeína por kg peso corporal.
Consumida en dosis moderadas, la cafeína aumenta el estado de alerta y reduce la somnolencia, incluso podría tener efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular. Pero en exceso estos beneficios se convierten en riesgos: a corto plazo puede interrumpir el sueño, causar ansiedad y producir alteraciones en el comportamiento; a largo plazo, causar problemas cardiovasculares.
Además, muchas de estas bebidas contienen otras sustancias estimulantes como el ginseng, la glucoronolactona o la taurina, de la que se sabe que, consumida en exceso, puede causar temblores y dolor en el pecho. Y las bebidas energéticas no son la única fuente de cafeína: las bebidas de cola y el café, presentan altos niveles de cafeína, por lo que la combinación entre ellos puede incrementar de forma preocupante los niveles de este estimulante en el organismo.
Actualmente se observa un abuso del consumo de bebidas energéticas entre los adolescentes: según el Plan Nacional sobre Drogas (Informe Estudes), el 45% de los jóvenes entre 14 y 18 años las consumen con frecuencia. Además, un reciente estudio de OCU advierte que al menos doce bebidas energéticas a la venta en supermercados y tiendas de conveniencia igualan o superan los 150 mg de cafeína por lata, la cantidad diaria máxima que establece la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para un adolescente de 50 kg (varía con el peso corporal).
Y más preocupante si cabe resulta la mezcla de las bebidas energéticas con alcohol, que practica el 16% de los adolescentes (Informe Estudes) y contra la que advierte la Organización Mundial de la Salud. Básicamente, porque puede implicar una mayor y más prolongada ingesta de alcohol, ya que reduce la sensación de sueño y permite alargar la noche, lo que suele traducirse en un estado de “borrachera completamente despierta”, aumentando los daños sobre la salud. Motivos «más que suficientes» para que OCU urja al Ministerio a tomar medidas para prevenir los riesgos derivados de su abuso en su consumo.