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Investigadores madrileños estudian el posible papel del virus del herpes en el Alzhéimer

Gacetín Madrid

Un trabajo ha presentado resultados relacionados con el desarrollo de un nuevo modelo celular que permite estudiar las conexiones entre la infección por el virus del herpes simple 1 (HSV-1), causante de lesiones en la mucosa bucal, y la enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia.

La propuesta de la posible implicación del virus en el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa se enmarca en la hipótesis infecciosa del alzhéimer, que sostiene que la infección por determinados patógenos podría contribuir, de diversas formas, a la neurodegeneración propia de la enfermedad.

En este contexto, el HSV-1 es uno de los candidatos más estudiados debido a su gran prevalencia en la población y a su capacidad para instalarse a largo plazo en las células del sistema nervioso. Los resultados, publicados en la revista Microorganisms, están firmados por el grupo que dirige en el Centro de Biología Molecular «Severo Ochoa» (CBMSO, CSIC-UAM) la doctora María Jesús Bullido, profesora titular de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Virus HSV-1 y células ReN

Existen numerosos estudios que apoyan la posible asociación entre el virus HSV-1 y la neurodegeneración tipo alzhéimer, cuya confirmación podría conducir a la búsqueda de nuevas estrategias preventivas y terapéuticas frente a una enfermedad de tan alto impacto.

Recientemente, el laboratorio de la doctora Bullido, que ha estado estudiando los efectos de la infección por el HSV-1 sobre el alzhéimer durante años, ha redirigido su investigación para trabajar con la línea celular ReNcell VM.

Las células ReN son progenitores neuronales humanos, células capaces de dividirse y, bajo determinadas condiciones, especializarse y generar distintos tipos de células presentes en el sistema nervioso central humano mediante un proceso denominado diferenciación celular.

Los autores indujeron la diferenciación de estas células, dando lugar a cultivos heterogéneos compuestos no solo por neuronas sino también por células gliales, que sirven como soporte y juegan un papel clave en la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

“Esta característica de las células ReN las hace especialmente interesantes en el desarrollo de nuevos modelos de infección y neurodegeneración, ya que permite estudiar los efectos del HSV-1 considerando las interacciones que se establecen entre distintos tipos de células presentes en el sistema nervioso humano”, explican los investigadores.

Hacia un mejor entendimiento de la enfermedad

El principal objetivo de los investigadores era determinar la utilidad de estas células para estudiar las relaciones entre el HSV-1 y el alzhéimer. Tras confirmar que los cultivos de células ReN, diferenciados o no, podían ser infectados por el virus, procedieron a reproducir algunos de los experimentos previamente realizados con otras líneas celulares.

Observaron diversas alteraciones asociadas con el alzhéimer, como la acumulación intracelular del péptido beta-amiloide y la proteína tau hiperfosforilada, rasgos distintivos de esta enfermedad, y alteraciones en los mecanismos de «reciclaje celular», conocidos como la ruta autofagia-lisosomal, que también están fuertemente relacionados con la patología del alzhéimer.

En conjunto, sus resultados apoyan el uso de esta línea celular en el desarrollo de nuevas plataformas para seguir estudiando las conexiones entre la infección por HSV-1 y la neurodegeneración tipo alzhéimer. Entre las perspectivas futuras del equipo, se encuentra la caracterización de otras alteraciones asociadas con la infección, como los cambios en el metabolismo del colesterol o la neuroinflamación, así como el desarrollo de modelos más complejos en tres dimensiones.

“Estos no solo mantendrían la diversidad celular que hemos destacado antes, sino que también reproducirían una estructura más similar a la que encontramos en el cerebro humano, lo que permitiría una mejor comprensión de lo que ocurre cuando enfermamos”, detallan los autores.

En conclusión, dadas las dificultades que conlleva el estudio del sistema nervioso, así como las limitaciones técnicas y éticas de los modelos empleados hasta ahora para abordar la problemática del alzhéimer, es fundamental la búsqueda de alternativas como la que presenta este estudio.

“Trabajar en el desarrollo de modelos que, por reproducir mejor el ambiente del cerebro humano, permite entender mejor los enigmas que este entraña, tanto en la salud como en la enfermedad, es una prioridad”, concluyen los autores.

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