La subida del 0,8% del precio de los alimentos en julio sitúa el IPC de esta partida en el 10,8% interanual, casi cinco veces superior al índice general, que se queda en el 2,3%. Una circunstancia muy preocupante, advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ya que de su importe depende la posibilidad de seguir una dieta saludable, variada y suficiente, sobre todo en el caso de las economías vulnerables.
La última subida coloca a un amplio número de productos básicos en precios difícilmente asumibles por muchos hogares. La subida interanual se siente sobre todo en el azúcar (44,3%), los aceites y las grasas (20,4%), la leche (17,7%), las patatas (16,7%), la carne de cerdo (15,8%), los huevos (12,8%), las legumbres y la fruta fresca (11,6%). De hecho, en julio la fruta fresca subió nada menos que un 8,8%.
Los resultados de una encuesta sobre hábitos de consumo realizada por OCU el pasado diciembre ya advertían del duro panorama al que se enfrenaban muchas familias como consecuencia del aumento de la inflación en los alimentos: nueve de cada diez consumidores estaban modificando sus hábitos, priorizando los productos en oferta y primando las marcas blancas y las compras en los súper de descuento (low cost).
Al tiempo que reducían el consumo de productos frescos, como la carne y el pescado (32%) o las frutas y verduras (18%), sustituyéndolos por alimentos envasados y congelados, lo que refleja las dificultades para llegar a fin de mes. Por todo ello, OCU exige al Gobierno a aumentar de manera urgente y sustancial el importe del cheque de 200 euros para familias con ingresos de menos de 27.000 euros, así como el número de beneficiarios, aumentando a su vez los límites de ingresos.
Además, considera que el IVA del 0% debería aplicarse igualmente a la carne y el pescado, las principales fuentes de proteínas. Al mismo tiempo, solicita un esfuerzo combinado a toda la cadena alimentaria para tratar de buscar soluciones que contribuyan a reducir los precios de los productos básicos.