Activistas del movimiento ecologista Futuro Vegetal han atacado con extintores dependencias del Ministerio de Justicia en la ciudad de Madrid, esta tarde de jueves, 13 de abril, para exigir «que las subvenciones dirigidas a la ganadería se deriven a alternativas social y ecológicamente responsables basadas en vegetales».
Los hechos han ocurrido sobre las 5 de la tarde de este jueves en la Dirección General, Registro y Notariado, del Ministerio de Justicia, en la plaza de Jacinto Benavente. Los activistas han lanzado pintura biodegradable roja y negra y han vaciado extintores contra la fachada. Posteriormente han sido identificados y denunciados por la Policía Municipal de Madrid.
«El Ministerio de Justicia chorrea sangre y petróleo», han señalado desde Futuro Vegetal. «La desobediencia civil es nuestra principal herramienta para forzar que el Gobierno destine nuestro dinero público de las subvenciones a la ganadería a un modelo agroalimentario justo basado en plantas. Esta protesta se enmarca en nuestra campaña de primavera de desobediencia civil no violenta de alta intensidad», han subrayado.
Sucursal del BBVA
La última acción del movimiento ecologista Futuro Vegetal fue este mismo martes, 11 de abril, cuando dos activistas atacaron con extintores una sucursal del BBVA en la ciudad de Madrid para exigir «el fin de las subvenciones a la ganadería y derivar ese dinero a alternativas éticas y sostenibles basadas en plantas».
Los hechos ocurrieron sobre las 5 de la tarde de este martes en la sucursal del BBVA de la calle Príncipe de Vergara número 227, en el distrito madrileño de Chamartín. Los dos activistas lanzaron pintura biodegradable roja y negra y han vaciado extintores contra la fachada. Posteriormente fueron identificados y denunciados por la Policía Nacional.
«Exigimos el fin de las subvenciones a la ganadería y derivar ese dinero a alternativas éticas y sostenibles basadas en plantas», han señalado desde Futuro Vegetal. «Queremos apagar el fuego que ellos mismos han provocado, en colaboración con los gobiernos, sosteniendo a la ganadería en un contexto de sequía extrema que compromete nuestra seguridad alimentaria de forma inminente», exponen.
«El BBVA es uno de los mayores inversores en el sector cárnico del estado español, junto al banco Santander Invierten en un modelo agroalimentario directamente responsable de la emergencia climática actual y que nos lleva al colapso climático», concluyeron los activistas climáticos.
Señal luminosa de la M-30
El lunes, 10 de abril, dos activistas escalaron una señal luminosa de la carretera de circunvalación M-30 para reclamar medidas ante la «crisis climática», lo que obligó a cortar el tráfico en plena hora punta.
Los hechos ocurrieron pasadas las 07:30 horas a la altura del puente de Vallecas. Las activistas treparon al cartel y desplegaron dos pancartas, obligando así a la Policía a parar la circulación. «Pese a los esfuerzos policiales para evitar que continuemos con nuestra campaña de desobediencia civil no violenta, nos organizamos y adaptamos a sus tácticas para seguir adelante Juntas somos más fuertes que ellos», advirtieron desde el movimiento ambientalista.
«La estrategia de La Moncloa para combatir la Crisis Climática es la represión a las activistas y a las científicas, pero es una estrategia equivocada. La represión no puede parar la Crisis Climática. A nosotras, tampoco», subrayaron.
Congreso de los Diputados
Ya el pasado 30 de marzo alrededor de una veintena de activistas de los movimientos Rebelión o Extinción (Extinction Rebellion), Futuro Vegetal y Rebelión Científica arrojaron pintura roja sobre la columnata y uno de los leones del Congreso de los Diputados en Madrid.
Los hechos ocurrieron durante una protesta «contra la represión» y en apoyo a los 15 activistas de Rebelión Científica que están siendo juzgados por la acción reivindicativa que realizaron el pasado 6 de abril de 2022 a las puertas del Congreso de los Diputados para denunciar la inacción climática de los Gobiernos.
Decenas de científicos con sus batas blancas mancharon de rojo las columnas de la fachada principal del Parlamento con el propósito de visibilizar con el color de la sangre, “la dimensión criminal de la inacción climática de los gobiernos”.