Los visitantes que pasean por el Real Jardín Botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (RJB-CSIC), en Madrid, ya disfrutan de la recuperación del emparrado, los fontines y parte de la verja del tramo entre la Puerta del Rey, en el Paseo del Prado, y la calle Claudio Moyano, tras casi un año de obras dado el grado de deterioro en el que se encontraban todos estos elementos históricos declarados Bien de Interés Cultural (BIC).
La presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, acompañada del director del RJB-CSIC, Esteban Manrique, ha sido la encargada de inaugurar estas obras de rehabilitación que, a su juicio, “permiten devolver todo su esplendor histórico al Real Jardín Botánico de Madrid con unos elementos arquitectónicos de incalculable valor patrimonial, en un entorno natural y cultural adaptado a los nuevos tiempos”.
Asimismo, Menéndez ha agradecido el apoyo del Gobierno de España a esta restauración, que ha sido posible gracias al 1,5% cultural del Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y al apoyo económico del CSIC. También ha reconocido el impulso dado por el Ayuntamiento de Madrid a la mejora del Paseo del Prado y a la recuperación de la bancada de granito dispuesta a lo largo de la verja restaurada.
“Todas las instituciones hemos entendido que conservar en las mejores condiciones el Real Jardín Botánico es vital como centro científico de referencia en el campo de la botánica, sin olvidar que forma parte del Paseo del Prado y el Buen Retiro, Paisaje de las Artes y de las Ciencias, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial desde julio de 2021 por la UNESCO”, ha añadido la presidenta del CSIC.
Por su parte, el director del RJB-CSIC ha pedido disculpas a las personas que durante el último año han visitado el Jardín Botánico al tener que convivir con las obras de restauración, pero valoramos que “era más conveniente que al menos pudieran seguir disfrutando de una parte importante del Jardín durante las obras que cerrarlo por completo”.
La restauración ha permitido rehabilitar la segunda fase del cerramiento histórico del Jardín recuperando el banco corrido de granito que se extiende a lo largo de la verja, el emparrado y la totalidad de los fontines.
La verja de hierro dulce que separa el Jardín del Paseo del Prado fue construida e instalada entre 1781 y 1789, y se encontraba muy deteriorada por el paso del tiempo y, en el caso de la parte norte, afectada por los efectos de los bombardeos de la Guerra Civil en noviembre de 1936.
Entre 2016 y 2018 ya se realizó una primera fase de restauración y recuperación del cerramiento histórico del Jardín en el tramo comprendido entre la entrada principal al RJB-CSIC, en la Plaza de Murillo, hasta la Puerta del Rey, en el Paseo del Prado, en la que el Ayuntamiento de Madrid financió la recuperación del banco corrido de granito y la devolución al nivel original del Paseo, que era empleado por la ciudadanía para contemplar el paso de viandantes y carrozas.
Ahora, en esta segunda fase, se ha acometido una obra similar para la restauración del resto de la verja entre la Puerta del Rey y la calle Claudio Moyano, con la devolución al nivel original del pavimento del Paseo del Prado colindante y recuperando el banco corrido de granito, obras acometidas por el Ayuntamiento de Madrid. Así, durante la obra realizada entre febrero de 2021 y marzo de 2022, se procedió a la retirada, limpieza y restauración de la verja que en su día fue forjada en Tolosa (Guipúzcoa). Mientras, el Ayuntamiento de Madrid hacía lo propio con la restauración del pavimento del paseo a lo largo de la verja.
El emparrado, afectado por Filomena
El emparrado también ha finalizado su restauración procediéndose en primer término, a recuperar el ramal sur que resultó hundido por la caída de la rama de un cedro del Himalaya durante el temporal Filomena de enero de 2021. Además, los daños en el emparrado eran recurrentes en casi todos sus tramos, con corrosión en sus pies y arbotantes, oxidación en su estructura y desaparición de piezas de ensamblaje o apoyo.
Fue en verano de 1786 cuando se instaló el emparrado ahora restaurado, una pérgola de hierro forjado que discurre por ambos lados del Pabellón Villanueva, con algo más de 300 metros de longitud y que otorga singularidad histórica al RJB. En la restauración de 1979-1981 se recuperó parte de su diseño original, siendo en su momento el soporte de la colección de vides de Simón de Rojas Clemente, vides que perecieron a causa del ataque de la filoxera que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX.
Actualmente servirá de soporte a un duplicado de la colección de vides del RJB-CSIC y del IMIDRA y se está en trámites de donaciones de algunas variedades que no están en la colección actual por parte de las bodegas Artadi y del Instituto Catalán del Vino y las Viñas.
Finalmente, se ha concluido también la restauración de los fontines mediante la adición de las grapas metálicas, adheridas con plomo, que mantienen unidos los bloques de granito del fontín. Son 30 los fontines que existen en el Real Jardín Botánico y se sitúan en el centro de figuras cuadrangulares que conforman las Terrazas de los Cuadros y de las Escuelas Botánicas.
De estilo neoclásico y labrados en piedra berroqueña (granito), sobre los fontines gravita la armonía de los parterres de estas dos terrazas del Jardín Botánico al estar situados en el centro -según la concepción neoclásica y racionalista del diseño de jardines-, de donde parten las sendas interiores que permiten observar desde cada fontín las respectivas zonas cultivadas del Jardín. Su función inicial era la de suministrar agua para el riego de los parterres y hoy día conformar un jardín de los sentidos incorporando el sonido del agua.
Los fontines aparecieron enterrados en 1978, cuando se inició la restauración global del RJB. El paso del tiempo ha afectado a estos pilones de granito circulares cuyos surtidores, unos circulares y otros octogonales, en muchos casos casi eran irreconocibles, presentaban daños en su moldura superior, tenían escapes de agua o, sencillamente, carecían de fontanería y por tanto eran tan solo piezas decorativas.
Los arquitectos que han dirigido las obras han sido Carlos de Riaño Lozano y José Miguel Rueda Muñoz de San Pedro. En el proyecto que han elaborado han incluido las determinaciones que en su día realizó el equipo integrado por el arquitecto portugués Alvaro Siza, y los españoles Juan Miguel Hernández León y Fernando de Terán Troyano.
Estas obras que ahora se han inaugurado se suman a la restauración acometida en La Rosaleda en 2021 gracias a la colaboración de Chanel con la renovación de su sistema de riego y la adquisición de nuevos rosales. Una cooperación que se ha mantenido en el tiempo ya que este año también han aportado nuevas rosas a la colección del RJB-CSIC.