Los padres de la niña de 6 años fallecida el pasado jueves, 4 de noviembre, tras sufrir un atropello a las puertas del colegio privado Montealto de Mirasierra, en el distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo, han agradecido a través de una carta pública las muestras de cariño recibidas desde aquel día.
El dicha misiva, los padres María y Álex dedican unas palabras a la madre que, por error, dio marcha adelante en vez de marcha atrás y arrolló a las tres niñas (una de ellas la fallecida y las otras dos de 10 y 12 años, ingresadas aún graves en La Paz y en el Niño Jesús): «os ruego muchas oraciones por las otras dos familias y por María, la madre que le ha tocado, a nuestro parecer, el peor trago del accidente y una vez más le repetimos que se abandone en el Señor para darse cuenta que no tiene culpa alguna».
«Tenemos que agradecer también el despliegue del Samur, policía y bomberos del Ayuntamiento de Madrid que nos atendieron con tanto cariño y profesionalidad, de verdad que me hace estar muy orgulloso de mi patria, de nuestra España querida. Qué decir de nuestros colegios de Fomento: Montealto y El Prado y muchos otros que han demostrado con obras los valores cristianos que fomentan. Por supuesto a nuestra Madre la Iglesia que en nuestra diócesis de Madrid y muchas otras no han cesado en sus oraciones y muestras de apoyo», exponen.
Contenido íntegro de la carta:
Os queremos
Estamos abrumados por tantísimas muestras de cariño pero como por el momento estamos metidos en nuestra cueva intentando curarnos unos a otros no sabemos ni la centésima parte de lo que estáis rezando. No nos vemos capaces de leer tantos mensajes de cariño porque estaríamos todo el día llorando y no nos lo podemos permitir ya que tenemos otros cinco pequeños de los que hacernos cargo, además de que vuestros mensajes son cada cual más cariñosos y repletos de amor y Fe. Os aseguramos que vuestras oraciones nos sostienen.
Se que lo estáis haciendo pero os ruego muchas oraciones por las otras dos familias y por María, la madre que le ha tocado, a nuestro parecer, el peor trago del accidente y una vez más le repetimos que se abandone en el Señor para darse cuenta que no tiene culpa alguna y que aunque sea incomprensible Nuestro Dios lo ha permitido para sacar bienes mayores. En el tanatorio nos han contado varios testimonios de personas que estaban lejos de la Fe y que gracias a nuestra pequeña María han ido a rezar el Rosario a las iglesias y han salido muy reconfortados, les invitamos a que no lo dejen y continúen buscando al Señor para que le lleguen a conocer, amarle y dejarse amar por el. El amor humano es finito pero el AMOR de Dios es infinito por lo que les invitamos a beber de la fuente del amor que nos puede dar una verdadera vida en plenitud y más adelante la vida eterna.
Tenemos que agradecer también el despliegue del Samur, policía y bomberos del Ayuntamiento de Madrid que nos atendieron con tanto cariño y profesionalidad, de verdad que me hace estar muy orgulloso de mi patria, de nuestra España querida. Qué decir de nuestros colegios de Fomento: Montealto y El Prado y muchos otros que han demostrado con obras los valores cristianos que fomentan. Por supuesto a nuestra Madre la Iglesia que en nuestra diócesis de Madrid y muchas otras no han cesado en sus oraciones y muestras de apoyo.
Damos gracias a Dios por todos nuestros amigos y nuestra gran familia. Qué importante es cuidar de los amigos y de la familia y también nos permitimos pediros oraciones por ella que parece que algunos quieren hacerla desaparecer.
Mirar; María y yo para poder dormir compartimos a Dumbo el elefante de peluche de nuestra bebé pero con la certeza de que Mariquilla está gozando más que nunca en el cielo porque era una disfrutona de la vida y yo creo que ella sabía que solo allí podía estar mejor con su verdadero Padre y su verdadera Madre. A nosotros nos queda el consuelo de pensar que hemos dado todo para que nuestra Mariquilla haya estado muy bien cuidada y achuchada. Y damos gracias a Dios por estos cinco maravillosos años que nos ha regalado con ella.
Os queremos.
María y Àlex