La Confederación de Comercio Especializado de Madrid (COCEM), la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y Madrid Foro Empresarial se han unido para reclamar al Ayuntamiento de Madrid el cierre las llamadas terrazas COVID el próximo 31 de diciembre ante «los graves problemas que la extensión de este tipo de terrazas está generando en algunos barrios, no solo a las personas residentes sino también al comercio de proximidad».
Con el fin de abordar esta problemática, el pasado viernes, 15 de octubre, los principales representantes de ambas entidades se reunieron en la sede de una de las organizaciones que forman parte de la COCEM, la Asociación de Empresarios Detallistas de Pescados y Productos Congelados de la Comunidad Autónoma de Madrid (ADEPESCA).
En el encuentro participaron su directora general, María Luisa Álvarez Blanco, el presidente de la COCEM, Armando Rodríguez, su directora general, Almudena Caballero, y la directora general de la Asociación de Carniceros y Charcuteros de Madrid (CARNIMAD), María Sánchez. El presidente de la FRAVM, Quique Villalobos, el secretario de la organización, Manolo Osuna, y el vicepresidente de la Asociación Vecinal de Retiro Norte (uno de los barrios más afectados por las terrazas COVID), Félix Sánchez, lo hicieron por parte de la federación vecinal.
Durante el encuentro, vecinos y comerciantes compartieron diagnóstico y preocupaciones, y acordaron hacer pública su petición de clausura de las terrazas COVID antes del próximo 31 de diciembre. Ambas partes esperan que el alcalde la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, «cumpla su compromiso y no permita su prórroga». Tanto los representantes de la COCEM, Madrid Foro Empresarial como de la FRAVM dejaron claro que «no están en contra de las terrazas, sino de la extensión de la medida que se tomó para una circunstancia excepcional generada por el COVID-19».
La concentración de terrazas en cada vez más zonas de la capital está generando importantes molestias a las vecinas y vecinos residentes por exceso de ruido, suciedad, altercados y problemas de movilidad, pero también a los comercios de proximidad. No en vano, a menudo dificultan el acceso a tiendas y locales, impiden la correcta visibilidad de escaparates, saturan los contenedores de recogida de residuos, y desde luego, contribuyen a elevar los precios de los inmuebles.
La prolongación en el tiempo de las ampliaciones de terrazas y las terrazas en bandas de aparcamiento por COVID-19 suponen, según denuncian, «un claro trato de favor a la hostelería respecto al resto de negocios, ya que mientras estos están obligados a realizar toda su actividad en el interior de los locales, bares y restaurantes pueden ampliarla a las zonas exteriores, ocupando metros cuadrados de espacio público a bajo coste».
«Como no podía ser menos, el vecindario de Madrid ha sido muy generoso con los establecimientos de hostelería, que nadie duda han sufrido de manera extraordinaria las consecuencias de la pandemia de la Covid-19, cediendo las plazas de aparcamiento, que ya deben ser recuperadas. Pero el sector de la restauración no es el único que ha padecido y padece hoy los estragos de la crisis. El comercio especializado de proximidad se ha visto duramente afectado también, y su actividad no solo es importante sino esencial», exponen. Por ello, «durante toda la pandemia, las asociaciones de la FRAVM han alentado a sus vecinos y vecinas a consumir en sus establecimientos, muy conscientes de que mantener un comercio local dinámico redunda en la vitalidad, cohesión y seguridad de sus barrios».
La COCEM, Madrid Foro Empresarial y la FRAVM señalan que «en las zonas en la que se instala un monocultivo de bares los precios suben y las condiciones de vida de los vecinos y vecinas se resienten, una situación que, en el medio plazo, genera muchas veces el abandono del barrio no solo de las personas residentes sino de negocios comerciales». Y estas organizaciones batallan por «construir barrios vivos, donde poder residir y comprar, no parques temáticos de ocio».