El Ayuntamiento de Madrid ha culminado las obras de acondicionamiento, rehabilitación y ajardinamiento de la zona verde ubicada junto al Estadio Wanda Metropolitano, entre un tramo de la vía de circunvalación M-40, el final de la avenida de Arcentales y el recinto deportivo del Atlético de Madrid.
El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, acompañado por el concejal de San Blas-Canillejas, Martín Casariego, ha comprobado el resultado de los trabajos de recuperación del patrimonio natural para este espacio y su transformación en una nueva zona semiforestal que mejora considerablemente el entorno, generando un espacio de alrededor de 2,6 hectáreas de denso arbolado. Esta obra, además, satisface algunas de las históricas demandas vecinales.
El Consistorio ha invertido 452.000 euros en la rehabilitación, naturalización y ajardinamiento de este espacio para la mejora de las infraestructuras, la sostenibilidad ecológica urbana, promover el uso público de las zonas verdes y la integración paisajística de las especies vegetales arbóreas y arbustivas características de este hábitat. Además, se han elegido especies que por su floración y fructificación favorezcan la presencia de la avifauna, mariposas e insectos polinizadores.
Los trabajos llevados a cabo han consistido en el acondicionamiento del terreno mediante movimiento de tierras, eliminación de escombros provenientes de las obras tanto del estadio como de las construcciones anejas, creación de dos jardines de lluvia para infiltrar las aguas superficiales y evitar así que se sature el saneamiento público, apertura de senderos peatonales para correr y esparcimiento, creación de un área canina con elementos de agility y la dotación de mobiliario urbano.
Un terreno baldío y sin uso
Este nuevo parque semiforestal se ha creado en un terreno baldío calificado como zona verde en el Plan General de Ordenación Urbana sin desarrollar. El nuevo espacio cumple con las demandas vecinales y es accesible para personas de todas las edades, constituyendo un agradable paseo alternativo lejos del ruido del tráfico.
Los objetivos de la obra perseguían completar el ajardinamiento en este entorno, dotándolo de una superficie verde que complementara el jardín frontal, más integrado en la trama urbana, al tiempo que se potenciaba el aislamiento del entorno de la M-40 y la avenida de Arcentales. Asimismo, se ha instalado una red de riego dotada de telegestión que permite optimizar el consumo de agua y controlar desde cualquier ubicación su apertura y cierre.
Apuesta por la sostenibilidad ambiental urbana
Para evitar las escorrentías superficiales, se han reforzado los taludes adyacentes a la avenida de Arcentales mediante instalación de geoceldas. Asimismo, se ha realizado un cuidadoso movimiento de tierras para llevar las aguas superficiales del área de vegetación hacia dos jardines de lluvia que infiltran al freático todas las aguas de la parcela. De esta manera, no se producen excesos de caudal en las grandes tormentas y avenidas, manteniéndose así las necesarias aportaciones dirigidas a conservar el nivel de las aguas subterráneas.
Con la naturalización del espacio se mejora el ecosistema urbano, proporcionando biodiversidad y se crea un microclima que ayuda a paliar el efecto de la isla de calor en la zona. Esto se consigue gracias a la plantación de especies autóctonas y rústicas y de baja demanda hídrica.
La plantación realizada va a permitir, además, la formación de suelo orgánico de alta actividad biológica en una zona prácticamente yerma, minimizando también los procesos erosivos. Todo ello, complementado con la instalación de zanjas drenantes y badenes en el terreno, constituyendo un naturalizado sistema urbano de drenaje sostenible.
Una zona forestal con 26 especies distintas
La nueva zona verde evoca el paisaje rural de Madrid, utilizando especies muy adaptadas a la zona (moreras, almendros, higueras, madroños, pinos, coscojas), en una combinación junto a flores y frutos. En la mayoría de los rodales se ha utilizado planta grande y una densidad alta para que la sensación sea de frondosidad desde el principio. El eje vertebrador de la zona es un camino de cuatro metros de ancho, flanqueado por una plantación lineal de almendros (Prunus dulcis).
La plantación consta de un total de 7.283 ejemplares, de los cuales 1.479 son árboles de diez especies diferentes y 5.804 arbustos de 16 especies diversas. Las especies ornamentales y revegetaciones plantadas son: almez, ciprés, fresno, olivo, aligustre, cornicabra, coscoja, encina; otras aromáticas como la lavanda, romero, madreselva, saúco, retama, salvia, tomillo; y otras cuyo fruto es comestible como el madroño, la morera, el almendro y el piño piñonero. También consta de árboles frutales como la higuera y el granado de gran porte; arbustos como el taray y el durillo y especies florales como el narciso y la adelfa.
Un área canina con agility
Se ha creado un parque canino en una superficie de 646 m2, localizada en un área fácilmente accesible. Estas instalaciones se han configurado durante los últimos años como espacios que ordenan la convivencia de los distintos usuarios del parque permitiendo la permanencia de los perros sueltos en las áreas verdes públicas sin molestar al resto. El parque canino se compone de una instalación con elementos de agility.
En la modalidad competitiva, esta actividad de entrenamiento canino, combina velocidad y precisión; el guía dirige a un perro en un circuito de obstáculos que debe de salvar de manera limpia y con la mayor destreza, compitiendo contra reloj. Se trata de una actividad que cada vez tiene más adeptos, ya que permite la interacción tanto del dueño o guía como del perro.