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Crece la preocupación en las provincias limítrofes con la Comunidad de Madrid ante el éxodo de madrileños como consecuencia del cierre total de la capital y de otros nueve municipios (Móstoles, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Leganés, Getafe, Alcorcón, Torrejón de Ardoz, Parla y Alcobendas), cuyo confinamiento da comienzo esta medianoche de viernes, 2 de octubre.
Especialmente afectado se vería Castilla-La Mancha, cuyo Gobierno teme que ocurra algo similar a lo ocurrido en marzo, cuando en días previos a la declaración del Estado de Alarma en España, después de que Madrid anunciara el cierre de los centros educativos ante el colapso de los hospitales, miles de madrileños aprovecharon para instalarse en sus segundas residencias en las provincias vecinas del sur.
Desde el Ejecutivo castellano-manchego lamentan que «esto está empezando a parecerse demasiado a lo que ocurrió en marzo con lo del cierre de los colegios» y es algo que «nos puede afectar mucho». Esta huida masiva de madrileños a Castilla La-Mancha se dejó ver notablemente en aspectos como el suminstro de recetas farmacéuticas a usuarios con tarjetas sanitarias de Madrid: en abril del 2020 se suministraron 200.000, frente a las 15.000 del mismo mes de 2019.
En el Gobierno de Castilla-La Mancha lamentan que las restricciones a la movilidad en Madrid no hayan llegado antes y exponen que, en las zonas menos afectadas de la capital, como pueda ser el distrito de Hortaleza, sus cifras de contagios son «el doble de las cifras en la ciudad de Toledo, que lleva con restricciones mucho más duras desde hace tres semanas», lo que provocaría una vuelta atrás en el avance conseguido este tiempo.
Segundas residencias en la Sierra
Pero este «éxodo» masivo de madrileños no solamente se vería reflejado en viajes al sur. Desde este mismo miércoles ya se han registrado movimientos de vecinos de la ciudad de Madrid y de los otros nueve municipios cuyo confinamiento da comienzo esta medianoche a segundas residencias en la Sierra, a lugares tan recurridos como Cerceda, El Boalo o, Mataelpino, o incluso en Segovia o Ávila.
Sin embargo, muchos otros madrileños aseguran que permanecerán en la capital aunque no estén de acuerdo con las medidas del confinamiento, ya sea por responsabilidad o por el trabajo y los hijos.
Muchos de los que se marcharon en el primer confinamiento esta vez no se irán porque ahora todos trabajan, no solo los «esenciales», y los niños tienen clase. Solo los afortunados que teletrabajan contemplan esta «huida». Y en cuanto a los mayores, tampoco contemplarían irse: en marzo y abril tenían el verano por delante, ahora ya no.