El Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas para adolescentes de la Comunidad de Madrid ha aumentado durante los meses de confinamiento por el COVID-19 la atención prestada a los menores, sus familias y a los profesionales que trabajan con ellos, al recibir un mayor volumen de consultas sobre patologías relacionadas con la dependencia y el uso excesivo o indebido de las nuevas tecnologías.
El confinamiento fue un factor de peso en el empeoramiento de la conducta de los adolescentes, según relatan las familias. Las llamadas de padres y profesionales al Servicio de Atención fueron aumentando a medida que los menores pasaban más tiempo en sus domicilios. Desde marzo se ha ofrecido tratamiento especializado a 22 menores y seguimiento preventivo a 25 familias.
El problema de la adicción a las tecnologías se ha agudizado no sólo a consecuencia del confinamiento, sino por otros factores como el aumento de estrés en el contexto familiar, los hábitos de comunicación poco saludables o el estilo educativo de la familia.
Mediante los servicios telemáticos ofrecidos por la Comunidad de Madrid desde el comienzo del confinamiento, y que continúan en esta nueva etapa post-COVID, psicólogos y educadores han prestado atención individualizada a las consultas.
También han realizado una importante labor de prevención a través de diez talleres dirigidos a padres, cuidadores y profesionales de los sectores clínico, social y educativo, en los que han participado 413 personas. Asimismo, han desarrollado un ciclo de talleres para adolescentes, de tipo preventivo, con contenidos adaptados a sus intereses y orientados de forma terapéutica.
Uso inadecuado de las nuevas tecnologías en adolescentes
Con el Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas de la Comunidad de Madrid se ofrece un tratamiento especializado a adolescentes entre 12 y 17 años con conductas de uso inadecuado, abuso o dependencia de las nuevas tecnologías.
Las nuevas tecnologías tienen un gran potencial educativo, comunicativo y de ocio, pero su uso inadecuado o abusivo conlleva consecuencias negativas graves entre las que pueden aparecer aislamiento social, bajo rendimiento escolar, acceso a contenidos inapropiados, contacto de riesgo con desconocidos y suplantación o pérdida de identidad. Asimismo, la pérdida de control y la sensación placentera del adolescente pueden desencadenar una situación de dependencia y adicción.
El servicio se encarga de la evaluación de la conducta de los menores, la interacción que les provoca el uso de las tecnologías en su vida cotidiana y su grado de pérdida de control, analizando si interfiere en las actividades escolares, las relaciones sociales y familiares e incluso en su propio cuidado personal.
En 2019 los profesionales de este Servicio atendieron a 3.108 personas, de las que 336 recibieron tratamiento especializado, generalmente relacionado con la adicción a redes sociales o videojuegos.
Actualmente, los técnicos están ofreciendo, de forma telemática, sesiones de tratamiento especializado para familias, cuidadores y adolescentes; sesiones de orientación a familias sobre el uso de las tecnologías de sus hijos; talleres virtuales sobre el uso de las tecnologías en la adolescencia; y asesoramiento a profesionales en contacto con adolescentes mediante coordinaciones telefónicas y correos electrónicos. Además, colaboran con las entidades que trabajan con familias y adolescentes en acciones de carácter preventivo.