- Las redes vecinales distribuyen alimentos ya a más de 50.000 personas en toda la Comunidad.
- En la capital, estas habían ayudado a 13.222 familias y 45.808 personas a 31 de mayo, más del doble que en abril.
- La FRAVM ha recopilado datos de ayuda alimentaria de 76 redes vecinales, 63 de las cuales operan en la capital. El número de despensas solidarias que estas han puesto en marcha ha pasado de 37 en abril a 62 en mayo
- La FRAVM ha solicitado una reunión al alcalde de Madrid para reclamar, entre otras cosas, compromisos como la activación de mesas sociales de coordinación en los distritos.
«Que nadie se quede sin un plato de comida en la mesa». Con esta máxima, en estos momentos las asociaciones y redes vecinales de apoyo mutuo y solidaridad suministran alimentos a casi 15.000 familias y más de 50.000 personas en la Comunidad de Madrid, lo que da fe de las dimensiones de esta extraordinaria ola de solidaridad contra la crisis del COVID-19.
Lo hacen con sus propios medios, gracias, esencialmente, a las donaciones directas de sus vecinos y de los comercios de sus barrios y pueblos. «Con alegría y responsabilidad, pero también con pesar, muy conscientes de que están desempeñando un papel que no les corresponde, un rol que cuanto antes deberían cubrir las administraciones», indican.
Según datos recopilados por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) procedentes de 76 redes vecinales de la Comunidad de Madrid (63 de la capital), desde que comenzó el Estado de Alarma hasta el pasado 31 de mayo, estas habían suministrado alimentos y otros productos de primera necesidad (limpieza e higiene) a 14.728 familias y 51.529 personas diferentes, cifras que hoy se han quedado pequeñas pues en estas dos semanas de junio la demanda no ha cesado de crecer.
De esas 14.728 familias, 13.222 residen en la capital, lo que implica un volumen de 45.808 personas. Estas cifras representan más del doble que las reportadas por las redes vecinales un mes antes, el 30 de abril. Entonces eran 5.828 familias y 20.256 personas las que habían recibido alimentos de estos espacios de solidaridad barrial.
En ambos casos, hablamos de datos acumulados de hogares y personas diferentes, que aportan una imagen precisa del volumen de población atendida en estos momentos por los colectivos vecinales, pues, salvo pequeñas excepciones, las familias que recibieron ayuda alimentaria de las redes en el mes de abril, la percibieron en mayo y continúan recibiéndola a día de hoy.
Hay que aclarar que esta estadística no incluye el número de familias y personas atendidas por las dos despensas solidarias de Villa de Vallecas, pues estas solo contabilizan el volumen de lotes entregados, que a 31 de mayo ascendía a 1.883 cestas de comida.
No solo han crecido los hogares que solicitan y perciben ayuda alimentaria, también lo ha hecho el número de redes y asociaciones vecinales que hoy proporcionan ayuda alimentaria a través de una despensa o banco propio. Mientras en abril la capital contaba con 37 despensas de barrio autogestionadas por sus propios vecinos, en estos momentos llegan a 62. Todos los distritos cuentan al menos con uno de estos lugares en los que, a través de una marea de más de 6.000 personas voluntarias, las redes recogen donaciones de productos básicos, los organizan y distribuyen entre familias en situación de vulnerabilidad.
Si a las 62 de Madrid sumamos las despensas o bancos de alimentos vecinales del resto de municipios de la Comunidad de Madrid, tenemos un total de 81 de estos espacios, que operan no solo en grandes ciudades como Leganés, Getafe, Alcorcón, Fuenlabrada o Alcobendas, sino en municipios más pequeños de puntos muy diferentes de la región como Collado Villalba, Bustarviejo, Fresnedillas de la Oliva, Pinto, Navalcarnero o El Álamo.
Entre la última semana de mayo y las dos primeras semanas de junio se pusieron en marcha siete nuevas despensas que, obviamente, no aparecen en esa relación: se trata las despensas de Aravaca (Moncloa-Aravaca), San Juan Bautista (Ciudad Lineal), San Fernando Ayudando, Despensa Solidaria de San Fernando (ambas en San Fernando de Henares), Ciudadanía Solidaria de Villaviciosa de Odón, Banco de Alimentos de Navalcarnero y la Iniciativa Solidaria Alameña (El Álamo).
Latina, San Blas-Canillejas y Puente de Vallecas, los distritos con un volumen mayor de familias
En la capital, Latina, con 3.831 familias atendidas (29%), San Blas-Canillejas (1.398, 11%) Puente de Vallecas (1.327, 10%), Centro (1.132, 10%) y Carabanchel (820, 6%) representan los cinco distritos en los que el volumen de hogares y personas que reciben ayuda de las redes vecinales es mayor.
Latina ha sido conocido más allá de nuestras fronteras por las llamadas “colas del hambre” de la Asociación Vecinal de Aluche y en su seno operan otros dos espacios que desde hace tiempo desarrollan una «gigantesca» labor de solidaridad: Alma Latina y la Red de Solidaridad Popular de Latina-Carabanchel. Este último atiende también a población del distrito vecino.
Latina es, tras Carabanchel, el distrito más poblado de la capital, y también el que más ayuda municipal en emergencia de alimentos recibe: 770.317 euros según datos del Ayuntamiento de Madrid del mes de mayo. A mediados de ese mes, el Consistorio hizo público el volumen de familias, por distritos, que percibía productos alimenticios de los servicios municipales. Los tres primeros eran entonces Latina (10.876), Puente de Vallecas (9.944) y Villaverde (6.689).
La intensa actividad y número de personas atendidas de las redes vecinales durante abril y mayo en la ciudad muestra, según la FRAVM, «el carácter absolutamente insuficiente de las ayudas procedentes del Ayuntamiento de Madrid. No en vano, los contratos difundidos por las juntas municipales para alimentación y productos básicos sumaban en mayo un total de 3.185.018 euros para una población total de 3,2 millones de habitantes».
«Ante esta limitada cobertura, y unos Servicios Sociales saturados, que en la capital aún no han visto reforzadas sus plantillas (un hecho que el teoría se producirá en los próximas días), miles de familias, muchas de ellas en situación de pobreza sobrevenida, se han visto obligadas a pedir ayuda en las redes y asociaciones vecinales de sus barrios. En ellas han encontrado una respuesta no solo cercana sino también rápida y directa, a diferencia de una administración que en general ha reaccionado de manera lenta y poco eficaz», denuncian.
En la actualidad, estas redes de solidaridad atienden en primer lugar a familias y personas que, por diferentes motivos, se encuentran fuera de la red de ayuda alimentaria de los Servicios Sociales (RMI, personas sin documentación en regla, refugiadas) o se hallan a la espera de ingresar en su sistema. Estas suponen el grueso principal.
«Pero también, en una proporción mucho menor, las redes apoyan a vecinos y vecinas que reciben ayuda de sus ayuntamientos pero esta resulta insuficiente», inciden. «Los colectivos barriales de la capital denuncian que muchas familias solo reciben una comida al día de Servicios Sociales, y que por ese motivo se ven obligadas a suministrarlas alimentos con el fin de cubrir el desayuno y la cena. Hay que tener en cuenta que un porcentaje importante de estos hogares tienen menores».
La abrumadora mayoría de alimentos y productos de higiene personal y limpieza que cada semana reparten las redes vecinales proceden de donaciones de vecinos particulares y de comercios de sus barrios y pueblos, lugares que desde el inicio del Estado de Alarma viven una marea de solidaridad ciudadana sin precedentes.
Estas donaciones llegan sobre todo en especie, aunque no son pocas las redes que han habilitado cuentas corrientes para recoger dinero en metálico, a veces con ingeniosas campañas como el “Dona tus fiestas” de Aluche, en la que se invita a la vecindad a depositar en una cuenta el dinero que habitualmente gasta en las fiestas del barrio, suspendidas por la epidemia del COVID-19.
En otros lugares como Puente de Vallecas o Moratalaz las redes han creado bonos de apoyo que se pueden adquirir y canjear en una serie de establecimientos colaboradores, una forma de ayudar a las familias más necesitadas a la vez que se impulsa el castigado comercio local.
De las 76 redes mapeadas por la FRAVM, poco más de la cuarta parte, el 27%, recibe habitualmente alimentos que proceden de fuentes públicas municipales, como los Servicios Sociales o las juntas de distrito, aunque esto supone solo una parte pequeña de los productos que distribuyen.
Cuando se da este hecho, lo habitual es que la red, como sucede con Orcasur, Bellas Vistas, Alma Latina o Villaverde Bajo, colabore con sus juntas en el reparto diario de comida preparada, una tarea a la que han de sumar la distribución de cestas de alimentos conseguidos por medios propios.
En este punto hay que reseñar la labor realizada en estos dos meses por la Fundación World Central Kitchen, del chef José Andrés, que desde las cocinas de la Escuela de Hostelería de Santa Eugenia elabora a diario varios miles de menús, un porcentaje de los cuales es repartido en sus barrios por las redes vecinales de la capital.
Aunque el Ayuntamiento de Madrid insista una y otra vez en demandar la colaboración de las asociaciones y redes vecinales en la ayuda alimentaria, «la realidad es que casi todas ellas han estado en contacto permanente con los Servicios Sociales de sus juntas de distrito desde que comenzó el Estado de Alarma, y ha sido y es práctica permanente derivar a las familias que les demandan ayuda alimentaria a sus trabajadores y trabajadoras sociales. Aunque carecemos de estos datos, estamos seguros de que la mayoría de estas familias, de hecho, han solicitado atención municipal en el 010».
Conscientes de que la función de atender la emergencia alimentaria debería ser asumida por las administraciones públicas, la intención de las redes vecinales de apoyo mutuo y solidaridad es clausurar cuanto antes sus despensas y bancos de alimentos, y por ello no han cesado de reclamar a aquellas que activen más y mejores recursos para absorber la demanda actual.
Reunión con el alcalde de Madrid
Por ello, la FRAVM sigue reclamando un incremento exponencial del presupuesto de Servicios Sociales y en general de las partidas destinadas a afrontar esa emergencia y, en el plano organizativo y de colaboración ciudadana, una coordinación eficaz impulsada desde las corporaciones municipales.
En este marco, en una carta que envió el pasado viernes, la federación vecinal ha solicitado una reunión urgente con el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, en la que poder trasladar sus propuestas y recordar compromisos de su propio ayuntamiento como la constitución de mesas sociales para coordinar y optimizar, con todos los agentes implicados, la ayuda social y alimentaria a familias en situación vulnerable.
“Las asociaciones vecinales reiteradamente han llamado a los/as concejales/as de sus distritos y a los Servicios Sociales. En múltiples casos ni siquiera han logrado establecer el contacto o la respuesta ha sido desalentadora. En otros casos ha habido relación e incluso una cierta coordinación. La FRAVM mantuvo varias conversaciones con el delegado José Aniorte para tratar estos asuntos. En abril este se comprometió a crear una Mesa Social de la Ciudad y mesas sociales en los distritos. En estos espacios se iba a coordinar el esfuerzo del Ayuntamiento y de las redes bajo el liderazgo de los/as concejales/as de los distritos. Estamos en junio, no se ha convocado ninguna mesa, salvo en Latina y Hortaleza, por iniciativa del concejal-presidente”, indica la federación en la misiva remitida al regidor.
En algunos distritos, «la coordinación no solo no ha mejorado sino todo lo contrario, sus máximos representantes o bien ignoran las demandas que han trasladado sus redes y asociaciones vecinales (como ha sucedido en Carabanchel, Latina o Ciudad Lineal) o, lo que es peor, dificultan su actividad solidaria.
Es el caso del concejal-presidente de Fuencarral-El Pardo, Francisco Javier Ramírez, que tras denegar el permiso para que la AV de Montecarmelo realizara una recogida de alimentos ante un supermercado, el pasado viernes remitió una carta a la Asociación Vecinal de Las Tablas para que desaloje el llamado Palomar, su actual sede social y espacio que alberga una de las despensas solidarias del distrito.
El concejal de Centro, por su parte, se ha negado a ceder (o a buscar) un espacio de titularidad pública para que la plataforma La CuBa (Lavapiés Cuida del Barrio), que reparte alimentos a 3.200 personas, «pudiera seguir con una actividad que hasta hace unos días realizaba en el Teatro del Barrio. Finalmente, un vecino ha cedido a la red de ese barrio su local y la CuBa continúa su extraordinaria labor social».
Este problema de espacios públicos también se da en otros municipios de la región, como es el caso de El Álamo, donde la red busca desde hace días un local para su despensa solidaria. En Tres Cantos, por otro lado, el Ayuntamiento se ha negado a que la asociación vecinal participe en el Pacto por el Impulso del municipio.
Desde que se inició el confinamiento, la FRAVM se ofreció a colaborar con los ayuntamientos y la Comunidad de Madrid para hacer frente a la emergencia social y alimentaria derivada de la crisis del COVID-19, «una actitud que sigue manteniendo y que en estos momentos pone de manifiesto en cada reunión de los pactos por la reactivación de Madrid capital».
El pasado viernes el presidente de la FRAVM, Quique Villalobos, participó en la reunión del grupo de Medio Ambiente y ayer su responsable de Urbanismo y Vivienda, Vicente Pérez Quintana, hizo lo propio en la de Servicios Sociales. En esta última, Pérez Quintana defendió «el importante papel que las redes vecinales de apoyo mutuo y solidaridad de los barrios han jugado y están jugando en la actual crisis. Los números de hogares a los que hoy apoyan lo dicen todo».