- En el programa experimental de Madrid Salud, evaluado por la UNED, han participado 1.529 adolescentes y 83 profesores de 15 centros educativos.
- La UNED constata una reducción significativa del consumo de alcohol, tabaco y cannabis entre el grupo que recibió la intervención preventiva frente al grupo de control (que no la recibió).
- La evaluación midió el consumo, la intención de consumo, la percepción del riesgo y actitudes y creencias, entre otros indicadores.
“Este programa me ha ayudado bastante, y no solo a mí, sino a mis amigos también”, “yo creo que esta charla habría que darla en 1º o 2º de la ESO porque ahora ya todo el mundo ha fumado porros o tabaco”, “les recomendaría que lo llevaran a cabo en formación profesional básica”… Son declaraciones recogidas a través de cuestionarios anónimos entre los adolescentes que han participado en el programa experimental de prevención del consumo de alcohol y cannabis del Instituto de Adicciones de Madrid Salud.
Una intervención preventiva sometida a una evaluación posterior y cuyos resultados constatan una reducción significativa tanto del consumo como de la intención de consumir alcohol, tabaco y cannabis.
Han sido 1.529 escolares con una edad media de entre 15 y 16 años de 15 centros educativos localizados en 11 distritos de la ciudad quienes participaron en este programa experimental aplicado en el aula, realizado entre octubre y diciembre de 2017, en 5 sesiones de 50 minutos y periodicidad semanal. Se establecieron dos grupos: el que recibió la intervención y el que no (denominado grupo de control), siendo la asignación aleatoria.
Calidad y satisfacción
La UNED, en colaboración con la Universidad Miguel Hernández de Alicante, ha sido la encargada de realizar el estudio para evaluar tanto la calidad de esta intervención preventiva aplicada en el aula como la satisfacción del alumnado y profesorado. Se midió el consumo, la intención de consumo, la percepción del riesgo y actitudes y creencias, entre otros indicadores
Los resultados no dejan lugar a dudas. Los adolescentes y jóvenes que recibieron la intervención redujeron significativamente tanto el consumo como la intención de consumir alcohol, tabaco y cannabis. Por el contrario, el grupo de control, que no recibió intervención, no registró cambios. Y lo mismo en cuanto a la percepción del riesgo y las creencias sobre los beneficios del consumo.
La puntuación respecto a la satisfacción de alumnos y profesores también fue muy alta, tanto en el contenido como en la metodología y los profesionales del Instituto de Adicciones, con una puntuación de 8,6 sobre 10.