Los afectados, después de 37 años continúan reivindicando una mejor atención sanitaria, que durante estos últimos años se ha visto muy mermada.
Este año 2018, en el día internacional de las enfermedades rarasque se celebra este miércoles, 28 de febrero, desde UGT han mostrado su solidaridad y dedicar este día a un colectivo que consideran “un gran olvidado”. Ahora se cumplen 37 años del primer caso registrado de este envenenamiento masivo que entonces se denominó neumonía atípica y que posteriormente se dio a conocer como el Síndrome Tóxico por Ingesta de Aceite de Colza.
37 largos años durante los que ésta “enfermedad”, “síndrome”, “envenenamiento”, o “terrible situación”, para muchos de los 14.000 afectados en la actualidad a nivel nacional (de ellos unos 10.000 en la Comunidad de Madrid) y que son los que continúan padeciendo secuelas, que se ha convertido en una dolencia crónica.
14.000 personas de los más de 20.000 afectados que, según datos de la Administración, se vieron afectados inicialmente por este envenenamiento. Muchos murieron entonces y otros muchos han fallecido a lo largo de este tiempo como causa de la enfermedad.
La enfermedad conlleva como síntomas más comunes atrofias musculares, problemas neurológicos, de tiroides, pulmonares, hepáticos y de páncreas. Los afectados, después de 37 años continúan reivindicando una mejor atención sanitaria, que durante estos últimos años se ha visto muy mermada.
También luchan por conseguir que se revisen las valoraciones por incapacidad, así como las pensiones por invalidez. Aunque la enfermedad es crónica, por ella sólo existen prestaciones con las que les es imposible subsistir de forma independiente.
En UGT «queremos hacer llegar a la opinión pública, la necesidad de que continúen las investigaciones que se venían realizando en el Hospital Carlos III de Madrid, y que fueron paralizadas por problemas económicos durante estos años de crisis. No podemos dejarlo en el olvido, ya que 37 años después no se sabe con exactitud la relación causa efecto y las graves consecuencias derivadas para la salud pública con una gran dificultad para poder revertir los efectos».
Desde UGT Madrid «nos solidarizamos con las víctimas y apoyamos sus justas reivindicaciones, en la consideración de que necesitan soluciones y no solamente buenas palabras de las administraciones públicas».