Tras la visita a la nueva instalación realizada por una delegación de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y la Asociación Vecinal PAU del Ensanche de Vallecas, estas entidades han elaborado un informe en el que subrayan que el 15% del residuo orgánico que llega a Valdemingómez «no podrá ser tratado por las limitadas dimensiones de la planta».
“La Planta de Compostaje de Los Cantiles supone un avance significativo en la gestión de residuos orgánicos en la ciudad de Madrid, al permitir la valorización del digesto y reducir la cantidad de residuos destinados a vertedero. Esto debería suponer una reducción de la emisión de malos olores del vertedero, al recibir menos materia orgánica. Su funcionamiento contribuye a la mejora de la economía circular, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el aprovechamiento eficiente de los recursos. No obstante, quedaría pendiente extender este modelo a la totalidad de la fracción orgánica recogida selectivamente, con el fin de maximizar los beneficios ambientales y minimizar el vertido de residuos, por lo que parece una ocasión perdida no haber construido una planta con capacidad suficiente para tratar el 100% del bioresiduo de la Fracción Orgánica de Recogida Selectiva (FORS)”. Esta es una de las conclusiones principales del informe elaborado por la delegación de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y la Asociación Vecinal PAU del Ensanche de Vallecas que visitó la nueva instalación del Parque Tecnológico de Valdemingómez el pasado 17 de febrero.
Ese día, representantes vecinales, guiados por técnicos del Ayuntamiento de Madrid, pudieron comprobar in situ el funcionamiento de Los Cantiles, «una moderna instalación que, a pesar de su elevado coste, no entendemos cómo nace demasiado pequeña, sin capacidad para procesar toda la basura de la FORS recogida en la ciudad.Con un coste de inversión de 48.483.888 €, de los que 19.536.956 € proceden de fondos europeos», según los datos proporcionados por el Ayuntamiento de Madrid
La planta tiene capacidad para tratar 106.400 toneladas anuales de materia orgánica. Pero la basura tratada hasta el momento en la planta de biometanización de Las Dehesas (que deberá procesar a partir de ahora Los Cantiles), sumado al orgánico que se llevaba al vertedero y lo que ya trataba la planta de La Paloma, «supera esa cantidad en unas 43.000 toneladas anuales de bioresiduo que no se va a compostar y será enterrado al final del proceso de biometanización, lo que supone alrededor del 15% del total».
“Es cierto que nos dijeron que se había previsto una reserva de suelo para poder ampliar la planta en el futuro, pero parece evidente que no será una obra fácil y que habría resultado más rentable hacerla más grande desde el principio. Desconocemos si los motivos han sido económicos, de responder a concesionarios diferentes entre las plantas que gestionan los residuos o lo que sea, pero nos parece un mal comienzo que será difícil y seguramente más costoso de reconducir”, puede leerse en el informe.
«Elevados costes y otros problemas menores»
Otro aspecto «criticable» son los costes de explotación, «demasiado elevados» a tenor de la FRAVM. “Atendiendo al alto coste de la gestión del bioresiduo (31,3€/t) al que habría que añadir los correspondientes a la clasificación y biodigestión a que ha sido sometido previamente, cabe preguntarse si merece la pena aplicar este sistema en concreto o si el sistema en su conjunto de recogida y gestión del bioresiduo FORS es el más adecuado, atendiendo a la relación coste/ beneficio”, se pregunta la Federación Vecinal.
La FRAVM considera que un sistema tan industrializado para la gestión de la FORS y concentrado en un único lugar de la ciudad «es demasiado ineficiente». «Mientras que no se apliquen políticas decididas sobre la prevención/reducción de residuos y en su recogida convenientemente separada, siempre estaremos abocados a la utilización de estos sistemas concebidos desde la lógica del mal menor y del mayor beneficio económico para las grandes empresas concesionarias», inciden.
Como alternativa que ya funciona en numerosos municipios, un modelo “puerta a puerta” que «garantice la reducción de residuos y correcta separación sin impropios, permitiría la implantación, en varias zonas de la ciudad, de plantas de compostaje de tamaño medio que serían mucho más baratas, generarían más empleo y no emitirían malos olores».
Durante la visita, los delegados vecinales detectaron otras deficiencias como averías en puertas y sensores y problemas de emisión de olores en algunas zonas que «cuestionan la eficacia del confinamiento de la planta». Además, observaron la persistencia de impurezas en la FORS que, sin duda, requieren mayor prevención en origen.
Ante estos «déficits», la FRAVM y la Asociación Vecinal PAU del Ensanche de Vallecas, que recordemos mantienen desde el año 2015 un convenio con el Ayuntamiento de Madrid para la reducción de los malos olores procedentes de Valdemingómez, sugieren las siguientes medidas:
- Un refuerzo de la prevención de impropios en la recogida selectiva.
- Un aumento de la capacidad de la planta para evitar el vertido de digesto.
- La optimización del sistema de ventilación para eliminar la humedad y mejorar la vigilancia visual.
- Una revisión de la durabilidad y el diseño de las puertas y de las zonas de maniobra.
- Un refuerzo de los sistemas de monitorización ambiental para garantizar el cumplimiento de las emisiones.