Una gran lona cargada de arte cubrirá el Palacio de Cristal de El Retiro durante los 3 años de su restauración

Gacetín Madrid

El Palacio de Cristal, una de las sedes del Museo Reina Sofia en el parque de El Retiro, es un espacio donde tradicionalmente se realizan encargos a artistas para desarrollar una nueva obra pensada especialmente para su singular arquitectura.

Los trabajos de restauración y reparación que se realizan actualmente hasta el año 2027 en su estructura impiden acoger al público en su interior, pero no tienen por qué significar detener su programa de apoyo a la exhibición pública de arte actual. De hecho, es la imaginación radical de los y las artistas la que va a permitir al Museo Reina Sofía seguir dotando a este espacio emblemático de contenido cultural.

El primer artista que participará en este ciclo es Miguel Ángel Tornero (Baeza, 1978), con Gran friso, una obra ideada especialmente para las lonas que recubren el edificio durante el primer año de trabajos de restauración. En sus últimos trabajos Tornero parte de fotografías que toma en su vida cotidiana, que tienen como escenario el paisaje inmediato del Madrid donde reside, y que retratan desde lo pequeño y nimio de las interacciones sociales en la ciudad hasta la monumental arquitectura del poder que caracteriza a la capital. Esas fotografías –fragmentos en sí mismas de una realidad mayor–, las recorta, las superpone a otras imágenes e intercambia escalas y motivos para dar lugar a collages de gran complejidad donde se insertan los restos de una multiplicidad de representaciones posibles de la ciudad.

Para Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía, Gran friso, siguiendo la tradición de la Procesión de las Panateneas del Partenón de Atenas o del Ara Pacis en Roma, “muestra una narrativa visual que se descubre al rodear el edificio, pero donde los frisos de la tradición de los templos clásicos contaban grandes gestas, Tornero toma el pulso de la ciudad en sus mitologías mundanas, dando espacio a la vida misma”.

Asi mismo, Miguel Ángel Tornero presenta su obra como “un espejo fragmentado de la ciudad, una especie de arqueología urbana reciente que combina lo cotidiano y lo simbólico, lo efímero y lo permanente. Las imágenes, ensambladas en un juego casi artesanal, se convierten en una suerte de crónica urbana que invita a reflexionar sobre la deriva de las ciudades contemporáneas y sobre las tensiones entre lo monumental y lo cotidiano, entre lo íntimo y lo público”.

Tornero destaca que “la interacción entre las lonas, la estructura del Palacio y los elementos externos en obra añade una capa adicional de complejidad, donde la arquitectura y la intervención artística se entrelazan en un diálogo continuo”. La técnica con la que ha producido su obra también mantiene la intimidad de lo cotidiano y la simplicidad de la naturaleza circulatoria de lo usado.

El proceso comienza con la manipulación de los recortes de unas fotografías impresas de un máximo de 15 centímetros de alto, pegados unos a otros con cinta adhesiva doméstica. Luego son colocados sobre una maqueta de madera y cartón que reproduce la arquitectura, para ser finalmente fotografiada.

La lona resultante reproduce esas tomas a una escala de más de 6 metros, en un ejercicio de cambio de escala radical, en el que la estructura original parece sostener el edificio con sus puntales de cartón. Las imágenes de la ciudad se convierten así en bodegones de desmedida escala urbana, pero también esa misma condición monumental convierte Gran friso en un inmenso diorama, que no renuncia tampoco a hablar del estado actual del interior en construcción del propio Palacio de Cristal.

La condición transparente del edificio se mantiene así metafóricamente en la lona que lo cubre: una ciudad que se hace transparente a sí misma dando voz a sus representaciones más pedestres en el corazón mismo de su gran parque real. Para la realización de la lona se ha utilizado la tecnología de impresión de gran formato de HP, HP Latex.

Esta tecnología innovadora no solo garantiza una alta calidad de impresión, sino que también es respetuosa con el medio ambiente. Gracias a sus tintas a base de agua, se eliminan los olores y los contaminantes peligrosos del aire. Además, la durabilidad y resistencia de las impresiones HP Latex aseguran que los colores se mantengan vibrantes y nítidos durante mucho tiempo, incluso en condiciones adversas.

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