Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en colaboración con el Hospital Fundación Jiménez Díaz y el Centro Nacional de Epidemiología, han identificado la sobreexpresión del gen PIM1 como una posible diana terapéutica para pacientes con neoplasias linfoblásticas de células T precursoras, en particular aquellos con mutaciones en la vía de señalización JAK/STAT.
La vía JAK/STAT es una de las rutas de señalización más frecuentemente desreguladas en las neoplasias de células T precursoras. las mutaciones que afectan a distintos genes o componentes de esta vía provocan su activación permanente o sostenida, lo que finalmente conduce al desarrollo tumoral.
Actualmente, no existen terapias personalizadas aprobadas para los pacientes diagnosticados con neoplasias linfoblásticas de células T precursoras que presentan mutaciones en la vía JAK/STAT.
Hacia una posible terapia personalizada
El equipo de investigadores, liderado por la profesora María Villa Morales, se centró en estudiar qué genes dentro de la vía JAK/STAT están implicados en el cáncer y muestran una mayor expresión en pacientes con neoplasias de células T precursoras. Así, el objetivo de esta investigación traslacional fue identificar posibles dianas terapéuticas que permitan el desarrollo de tratamientos personalizados.
Entre los genes analizados, PIM1 sobresalió como uno de los más prometedores. Los resultados, publicados en la revista NPJ Precision Oncology, demuestran que la inhibición farmacológica de la proteína PIM1 revierte eficazmente el crecimiento tumoral causado por diversas mutaciones en la vía JAK/STAT. Por ello, la inhibición de PIM1 se presenta como una opción potencial de tratamiento para futuros pacientes con estas mutaciones.
Neoplasias de células T precursoras
Las neoplasias de células T precursoras son un tipo de cáncer hematológico agresivo, que afecta de manera notable a la población infantil y deriva de la transformación maligna de células linfoides tipo T. Este cáncer afecta principalmente a la sangre y la médula ósea, y se conoce como leucemia linfoblástica aguda de células T (T-ALL). Aunque de manera menos frecuente, también puede manifestarse con masas en el timo o en los nódulos linfáticos, en cuyo caso se denomina linfoma linfoblástico de células T (T-LBL).
El tratamiento actual para la T-ALL/T-LBL consiste en ciclos intensivos de quimioterapia, que en ocasiones se complementan con un trasplante de médula ósea. A pesar de las altas tasas de curación, este tratamiento conlleva una toxicidad considerable, tanto a corto como a largo plazo. Además, los pacientes que recaen o no responden al tratamiento suelen tener un mal pronóstico, con tasas de supervivencia inferiores al 10% y muy pocas opciones terapéuticas disponibles.
Por esta razón, es crucial desarrollar nuevas terapias personalizadas que sean más eficaces y menos agresivas, y que ataquen directamente las vías de señalización desreguladas en este tipo de tumores.