La Dirección General de Tráfico (DGT) va a destinar unos 17,5 millones de euros en la compra de 300 nuevos radares, 180 de ellos de tramo que controlarán la velocidad entre dos puntos en carreteras principales y otros 120 que serán cinemómetros fijos.
Estos 300 nuevos radares se sumarán a los 1.325 que actualmente tiene la DGT: 780 radares fijos de control de velocidad, de los cuales 92 son de tramo y 545 radares móviles que pueden ir embarcados en los vehículos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC).
El anuncio de la licitación para el suministro e instalación de cinemómetros de velocidad instantánea fijos y de velocidad media en tramo en carreteras, publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), divide la compra en dos lotes: Zona Centro, Noroeste y Norte; y Suroeste (Lote 1), Sureste, Levante, Valle del Ebro-Pirineos, Baleares y carreteras en Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria (Lote 2).
El pliego de condiciones técnicas del contrato, al que ha tenido acceso Gacetín Madrid, indica que se instalarán en las zonas del Lote 1 hasta 60 radares fijos en cabinas antivandálicas con sistemas de alimentación autónoma mediante sistemas fotovoltaicos y comunicaciones vía redes 3G/4G, incluyendo la señalización vertical fija y sistemas de contención necesarios; y otros 60 de similares características en las zonas del Lote 2. Un total de 120 cinemómetros fijos.
Y otros 180 de velocidad media en tramo, 90 para cada lote, con sistemas de alimentación autónoma mediante sistemas fotovoltaicos y comunicaciones vía redes 3G/4G, incluyendo la señalización vertical fija y sistemas de contención necesarios.
El 80% de los 300 radares licitados se ubicarán en carreteras convencionales, donde se producen la mayor cantidad de accidentes de tráfico, mientras que el 20% restante estará en autopistas y autovías. Son porcentajes aproximados que según Tráfico «servirán de orientación a la política de seguridad vial a la hora de decidir una ubicación concreta».
La DGT decidirá finalmente dónde se ubica cada uno de los cinemómetros una vez que los compre: «la implantación de estos sistemas permitirá ampliar el alcance del control de las velocidades y continuar con la labor de mejora de la seguridad vial».
Radares Fijos
El funcionamiento de los radares se basa en lo que se conoce como efecto Doppler, un sistema de frecuencias que mide la velocidad de los objetos que ha detectado previamente. Para saber la velocidad del vehículo, mide las ondas electromagnéticas que se crean entre el objeto y el radar.
Este efecto fue inventado por el físico Christian Andreas Doppler en el año 1842 y desde entonces se ha implantado en varios objetos de la vida, como en el campo de la astronomía, en algunas pruebas médicas o en el funcionamiento de radares de tráfico.
En lo que a los radares de tráfico se refiere, se estudia la frecuencia de las ondas. Las ondas traseras tienden a tener más frecuencia conforme la velocidad del vehículo es mayor, aumentando así la longitud de onda. Cuanto más elevada sea la velocidad del coche, más longitud de onda se genera, y por lo tanto la frecuencia que mide el radar será mayor.
El radar salta y activa su cámara cuando la frecuencia entre las ondas supera un límite que está ligado a los límites de velocidad permitidos en carretera. Si un vehículo va a 120 kilómetros por hora la frecuencia de las ondas será más elevada que la de un vehículo que circule a 100 kilómetros por hora.
Radar de Tramo
Los radares de tramo están operativos desde 2010, se instalan en autopistas, autovías y carreteras convencionales y pueden tener varios kilómetros de longitud. Para advertir a los conductores de la cercanía de un tramo de velocidad controlada, se señaliza con antelación con el panel correspondiente.
En realidad no son ‘radares’ propiamente dicho, como los cinemómetros. Se trata de un sistema de cámaras que graban de forma continua, se identifica la matrícula de cada vehículo a la entrada y a la salida del tramo.
Un ordenador relaciona las matrículas iguales, comprueba las tiempos de paso y calcula la velocidad media del vehículo. Cuando la velocidad media del recorrido está por debajo del límite, no hay infracción. Pero si la velocidad media del trayecto supera el límite, se tramita la denuncia de la infracción.