La Policía Nacional ha encontrado a tres personas, dos mujeres de 44 y 70 años respectivamente, y un hombre de 53 años, todos de nacionalidad española, muertos con heridas por arma de fuego en una vivienda de la calle de Serrano, en el distrito madrileño de Chamartín. Se trataría de un hombre, Fernando González de Castejón y Jordán de Urríes, marqués Perijá y conde de Atares, y su pareja. De la anciana se desconoce si era una amiga o la empleada del hogar.
Los hechos han ocurrido pasadas las 10 de la mañana de este lunes cuando agentes de la Policía Nacional han accedido por la fuerza al domicilio, ubicado en el 1ºC del número 205 de la calle Serrano, y han encontrado a los tres cadáveres tiroteados junto a un gran charco de sangre, en estancias diferentes de la vivienda. La alerta la ha dado una vecina tras ver por la ventana a una anciana tirada en el salón. Junto a ella han encontrado al aristócrata con una pistola, mientras que su pareja estaba muerta en la cocina con un tiro en la cabeza.
Sanitarios del SUMMA 112 no han podido hacer nada por ellos y han certificado su fallecimiento violento. El Grupo V de Homicidios se ha encargado de la investigación y en el lugar se encuentran ya agentes de la Policía Científica recabando pruebas. La primera hipótesis de la Policía es que el hombre habría matado presuntamente a su pareja y a la empleada del hogar antes de suicidarse. De ser así, sería un nuevo caso de violencia de género. Al parecer, sobre él pesaba una denuncia por malos tratos en 2018, aunque sin medidas cautelares actualmente. El aristócrata y su pareja tendrían una niña de 9 años, que parece ser está fuera de España.
Por otro lado, un vecino ha indicado que el hombre hallado muerto solía jugar disparando con una escopeta de perdigones a una diana en el patio del edificio. Al parecer, tenía licencia y numerosas armas en el domicilio. Además, se sospecha que las muertes se produjeron ayer por la noche, dado que el vecino ha expuesto que escuchó entonces «un montón de ruidos, como cuando se cae una cosa muy pesada al suelo».