En el año 2015 la Unión Europea, a través de su Directiva de eficiencia energética en edificios (EPBD), marcó un objetivo para 2020: que todos los edificios de nueva construcción a partir de esa fecha fueran de consumo energético casi nulo, con una clara apuesta por las energías renovables y la producción in situ; sin que esto afectara al confort y la salud de sus habitantes. Este hecho, derivado de la realidad incuestionable del cambio climático y sumado a la actual crisis energética, ha convertido a la eficiencia energética en la edificación en un objetivo prioritario.
La calefacción y la refrigeración son responsables de más del 50% de la demanda de energía útil final en la Unión Europea, lo que evidencia la importancia del desarrollo de sistemas eficientes de generación y distribución de calor y frío para la climatización. Frente a los sistemas aplicados tradicionalmente en España para generar calor de forma independiente en cada edificio, Dinamarca apostó ya a principios del siglo XX por la calefacción de distrito.
Inicialmente con un sistema muy básico que mejoraría en los años treinta hasta consolidarse en la década de 1980 con la crisis del petróleo. Aunque la cifra varía según la tecnología empleada -biomasa, bomba de calor, quema de residuos, etc.-, las redes de climatización urbana suponen un ahorro en la producción de energía térmica, dada la reducción de potencia instalada y el aumento del rendimiento de los equipos emplazados en la vivienda, que oscila entre un 20% y un 50% con respecto a los sistemas tradicionales.
A ello hay que sumar un cambio radical en los sistemas constructivos, producido en Dinamarca a partir de los años noventa, que redujo la demanda energética. Los nuevos edificios comenzaron a incorporar envolventes más aislantes y más herméticas, consiguiéndose así temperaturas interiores más confortables, menos corrientes de aire indeseadas con las ventanas cerradas y menos contaminación acústica. Aumentaron así los huecos, la sustitución de muros por ventanas, incrementándose la iluminación natural. Y, por supuesto, más recientemente, se han ido incorporando nuevas tecnologías para mejorar esa eficiencia e incrementar el confort que se hace imprescindible en la sociedad del bienestar.
Ambas cuestiones, las redes de climatización y los sistemas avanzados de envolventes, han marcado claramente dos vías para la reducción del gasto energético que han posicionado al modelo danés como referente en el sector. Hoy, representantes daneses de la Agencia de la Energía han querido compartir en Madrid su modelo de eficiencia energética en la jornada profesional “Eficiencia energética, diseño y tecnología para mejorar el confort y la habitabilidad, reduciendo el consumo energético en la edificación. La experiencia de Dinamarca y el potencial de Madrid”, organizada por la Embajada de Dinamarca en España y la Comunidad de Madrid. En el encuentro se ha ahondado en todas estas y otras cuestiones con el claro objetivo de marcar un camino a seguir inspirado en la experiencia danesa. La jornada, celebrada esta mañana en el Auditorio Fundación Canal Isabel II, ha sido inaugurada por el embajador de Dinamarca, Excmo. Sr. Jens Kisling y la Consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid, Sra. Paloma Martín Martín.
“Solo en los últimos 10 años Dinamarca ha conseguido, gracias a su estrategia de eficiencia energética, reducir el consumo energético más del 10%, mientras que ha incrementado la superficie calefactada en un 10% en este mismo periodo”, explica durante el encuentro Anne Svendsen, la representante de la Danish Energy Agency.
Asimismo, en el encuentro han participado empresas danesas que son referentes en la eficiencia energética. Representantes de Rockwool y Velux han aportado su visión sobre la envolvente y el aislamiento en la vivienda para la mejora del confort, la habitabilidad y la reducción del consumo energético.
“Un aislamiento natural como la lana de roca, permite optimizar la temperatura del interior, a la vez que mejora indicadores como la humedad o el sonido, generando condiciones de habitabilidad muy superiores. Asimismo, las ventanas que aportan luz natural y ventilación sin pérdida de calor o frío y el control de la luz en climas cálidos es crucial para mejorar la eficiencia energética. Todo ello incrementa el confort y la habitabilidad, y permite al mismo tiempo que la temperatura de las calefacciones sea mucho más baja, con lo que se consiguen ahorros aún más importantes”, comentan Alberta Grau, de Rockwool y Almudena López de Rego de VELUX. .
Por último, en la jornada han participado representantes de Madrid Nuevo Norte y la EMVS, quienes han expuesto la buena experiencia de la implantación en Madrid de tecnología danesa de district heating, así como de las posibilidades de establecer en el futuro las nuevas generaciones de redes de calor y frío de baja temperatura, la quinta y sexta generación del district heating que ya se están implementando en Dinamarca. “Las redes de climatización urbana suponen un ahorro en la producción de energía térmica, dada la reducción de potencia instalada y el aumento del rendimiento de los equipos instalados. Además, al contar con nuevas tecnologías más eficientes que las calderas de gas natural, como los nuevos sistemas de bomba de calor, se consigue un rendimiento energético muy superior al gas natural”, concluye Rafael Ramos, de Danfoss.