Las cifras nada tienen que ver con las de mayo del año pasado, cuando las imágenes de las colas del hambre de Madrid daban la vuelta al mundo y la actividad de ayuda alimentaria de las redes vecinales se hallaba en su punto álgido. Pero 15 meses después del primer Estado de Alarma por el COVID-19, un buen número de esas redes, creadas para paliar las consecuencias de pandemia, no solo siguen existiendo sino que continúan distribuyendo alimentos a familias en dificultades de sus barrios.
Según datos preliminares de una investigación que en estos momentos desarrolla el grupo cooperativo Tangente con la colaboración de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), el pasado 31 de mayo estos espacios de solidaridad barrial repartían alimentos y productos de primera necesidad a 3.789 familias y 13.352 personas de la capital cada mes.
Lo hacían a través de 48 despensas o bancos de alimentos solidarios que en estos momentos permanecen abiertos pero que, en su gran mayoría, cerrarán en agosto para retomar su actividad en septiembre. De esas 13.000 personas, más de un tercio, aproximadamente el 40%, son niños y niñas.
Si comparamos estos datos con los de hace un año, el volumen de personas que hoy recibe ayuda alimentaria de las asociaciones y redes barriales representa menos de una tercera parte, pero aún así sigue siendo una cantidad notable, sobre todo si tenemos en cuenta el carácter autogestionario y voluntario de estos espacios, independiente de las administraciones. A fecha 31 de mayo de 2020, 62 despensas o bancos de alimentos de estos espacios aportaban ayuda alimentaria a 13.222 familias y 45.808 personas.
“Las redes vecinales, muchas de las cuales provienen o se han apoyado de colectivos de barrio ya existentes, se han convertido en un actor esencial de la capital y de muchos lugares de la región, aportando un tipo de ayuda inmediata y directa allí donde la Administración tiene dificultades para llegar. En términos comunitarios ha supuesto una movilización solidaria ejemplar y supone una gran riqueza para los barrios, pero la continuidad de su actividad a través de las despensas de alimentos muestra un grave problema: desde que empezó la pandemia cierta pobreza se ha cronificado y las administraciones son incapaces de garantizar el derecho a la alimentación de todas las personas y familias”, sostiene José Luis Fernández de Casadevante, miembro del equipo de la citada investigación y de la directiva de la FRAVM.
Desde hace tres meses, Fernández de Casadevante desarrolla un estudio sobre el papel de las redes vecinales durante la pandemia del COVID-19 y su evolución en España que, financiado por la Fundación Daniel y Nina Carasso, será publicado el próximo otoño. 58 redes vecinales de la Comunidad de Madrid han participado de momento en esta investigación que, más allá de los datos cuantitativos, posee una importante dimensión cualitativa, algo que sin duda aportará claves muy relevantes sobre las nuevas formas de activismo y voluntariado vecinal.
En la ciudad de Madrid, por volumen de ayuda alimentaria, destacan las cinco despensas de Somos Tribu Vallecas, que atienden a unas 2.800 personas cada mes, el Grupo de Apoyo Mutuo de la Asociación Vecinal de Aluche, que hace lo propio con unas 2.400 personas, y el Grupo de Apoyo Vecinal de Las Águilas, que reparte comida a más de un millas de personas. La Despensa Solidaria de Carabanchel, Barrio que se Alimenta Solidaridad de Carabanchel Alto y la Red de Cuidados de Fuencarral-El Pardo, por su parte, ayudan a más de 700 vecinos y vecinas cada mes. La práctica totalidad de los distritos de la capital sigue contando con redes vecinales que, aunque en un volumen muy inferior al de hace un año y con una cobertura muy limitada, ofrecen apoyo alimentario a familias vulnerables.
Según la información extraída por Tangente y la FRAVM, si sumamos los datos de alimentación de las despensas de Madrid capital a los de las redes que siguen activas en Alcorcón, Aranjuez, Collado Villalba, Fresnedillas de la Oliva y Torrejón de Ardoz, tenemos un total de 4.042 familias y 14.144 personas que en estos momentos reciben ayuda de estos espacios de solidaridad vecinal en la región.
Más de 100.000 personas desde que comenzó la pandemia
Siempre según las mismas fuentes, desde el primer confinamiento domiciliario de la Covid-19, en marzo de 2020, hasta el pasado 31 de mayo, 76 despensas y redes vecinales de la Comunidad de Madrid, aportaron ayuda en alimentos y productos de primera necesidad a unas 30.000 familias y más de 100.000 personas. Una labor de gigante que fue desarrollada gracias al trabajo voluntario de más de 6.000 personas, el 65% de las cuales son mujeres.
Esta imponente actividad fue reconocida hace unos meses por el Parlamento Europeo, que otorgó su Premio Ciudadano Europeo 2020 a la red Somos Tribu Vallecas, así como por el medio Madrid Diario, que concedió a las despensas vecinales el Premio Madrid a la mejor Iniciativa Social. El presidente de la FRAVM, Quique Villalobos, fue el encargado de recoger este galardón el pasado 14 de junio en nombre de las redes de la región.
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Los bancos de alimentos creo q deben llenarse con la acción de los ayuntamientos, las CCAA y el gobierno Central y dejar en paz a los ciudadanos que ya pagan buenos impuestos. A estas entidades no les supondrían un descalabro en sus presupuestos. Además, están para eso, cuidar de las personas.