Hace unos años llegó a España procedente de EEUU y Méjico a través de Murcia. Se trata del ‘Zelus Renardii’, conocida popularmente como ‘chinche cazadora’ o ‘chinche asesina’ (porque mata a otros invertebrados): gran depredador de invertebrados y con una picadura muy dolorosa.
Y ya se han detectado las primeras picaduras en personas de varios municipios de la Comunidad de Madrid, como Alcalá de Henares, aunque los humanos no somos su presa natural: lo son cucarachas, grillos, escarabajos, moscas, orugas y algún vertebrado pequeño.
Sin embargo suelen estar en zonas rurales y en jardines y pueden afectar a las personas, pero no debemos alarmarnos, no se alimentan de sangre y, por tanto, no es trasmisora de enfermedades. Aunque no debemos olvidar que la picadura de esta chinche es muy dolorosa y puede causar, además, grandes reacciones alérgicas.
Es un insecto de cuerpo negro, patas amarillas y unos puntos blancos característicos en las alas (presentes en los adultos). Los machos son ligeramente más grandes que las hembras, y alcanzan los 35 milímetros de longitud.
Utilizan la larga trompa para inyectar su saliva, que contiene una serie de enzimas capaces de licuar las partes blandas de la presa, y después la absorben (en lo que se conoce como “digestión externa”). Las patas están cubiertas de pelo que usan para fijarse a las superficies cuando trepan, así como para asir firmemente a la presa que van a comerse, incluso aunque sea más grande que ellos.
Su esperanza de vida está en torno a los 2 años. Si se sienten amenazados, lanzan un líquido defensivo por la trompa. Son carnívoros y se alimentan de cucarachas, grillos, escarabajos, moscas, orugas y algún vertebrado pequeño. Pueden mostrar, también, conductas caníbales.
Dentro de este género hay especies que son muy apreciadas porque se alimentan de otros insectos como cucarachas o coleópteros que suponen auténticas plagas. Sin embargo, hay otras especies que transmiten enfermedades al ser humano, como el mal de Chagas. Se les conoce como insectos besadores, ya que acostumbran a picar al ser humano durante la noche y en tejidos blandos, como labios o párpados.