En el Valle Medio del Lozoya, se alza Buitrago sobre un promontorio circundado por el río Lozoya del que toma parte de su nombre, barrera natural para una población que se sitúa a los pies del puerto de Somosierra y a unos 75 km al norte de la ciudad de Madrid.
Destaca por la muralla medieval tan musulmana como castellana y cristiana, que rodea su casco histórico y es a su vez rodeada por el río Lozoya. Su Castillo o Alcázar junto a la Iglesia de Santa María del Castillo, la Torre del Reloj y la muralla confieren un aire medieval a este municipio, que presume de una agenda cultural tan activa que tiene propuestas para las cuatro estaciones.
Buitrago del Lozoya es uno de los municipios más pintorescos de la Comunidad de Madrid. Por su recinto amurallado, bien conservado y rodeado por el río del que toma su nombre, ha sido la elegida por la Guía Repsol para representar a la región en un concurso convocado por la Guía Repsol en el que compiten 17 municipios turísticos (uno por cada comunidad autónoma) por alzarse con el título de Mejor Rincón 2015.
Esta villa fue declarada en 1993 Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural, gracias a su espectacular recinto amurallado de origen árabe, el mejor conservado de la Comunidad de Madrid.
Desde la Edad Media, Buitrago ha tenido gran importancia estratégica como nudo de comunicaciones, por lo que sus población ha ido siempre en aumento pero también, como consecuencia de su localización, ha sufrido diversos enfrentamientos en su territorio, como el paso de las tropas napoleónicas en 1808 que provocó un colapso poblacional y económico del que Buitrago tardó muchas décadas en recuperarse o la Guerra Civil Española, con la localización del frente de Somosierra a apenas un par de kilómetros del municipio.
En definitiva, la privilegiada situación geográfica de Buitrago del Lozoya, situado en el camino que comunica las dos mesetas, es el principal motivo que nos invita a creer en su poblamiento ya desde tiempos prehistóricos. Las primeras referencias históricas fiables de Buitrago se remontan a finales del siglo XI, cuando la comarca fue reconquistada por las tropas del rey castellano Alfonso VI que ordenó su repoblación.
Un paseo por el casco histórico
Comienza el paseo en la plaza de la Constitución, conocida popularmente como plaza de la Bellota, caminamos hacia el puente del Arrabal o puente Viejo (siglo XIV-XV) que permite disfrutar de una bella panorámica del lado oeste del recinto amurallado.
Seguiremos nuestro camino por el arco del Piloncillo y continuamos callejeando hasta llegar al Jardín Medieval, desde el cual podemos acceder al adarve de la muralla. De nuevo, las vistas sorprenden: contemplamos desde aquí los Canchos, paraje situado al otro lado del río Lozoya, que nos acompaña en su curso, protegiendo la villa, hasta llegar a la plaza del Castillo.
El Castillo de Buitrago de Lozoya residencia del Marqués de Santillana y su familia, se alza ahora frente a nosotros (ilustres invitados del castillo fueron Juana la Beltraneja o reyes como Juan II y Felipe III). Desde este lugar se contempla la Coracha, apéndice de la muralla que se adentra en el río para fortificar la villa en un punto particularmente vulnerable.
El castillo o alcázar está ligado a la familia Mendoza, de la que pasó a depender la villa en el siglo XIV. La construcción que ha llegado hasta nuestros días data de ese siglo o del siguiente, cuando se convirtió en residencia del Marqués de Santillana y su familia, futuros duques del Infantado. En él residieron la reina Juana de Portugal y su hija Juana la Beltraneja, que aspiraba al trono de Castilla-León (sobre el que por cierto versan las visitas teatralizadas). Además ha acogido a reyes invitados por los Mendoza, como Juan II o Felipe III.
Adosado al extremo sureste de la muralla de la villa, su construcción en ladrillo y mampostería es propia de la arquitectura mudéjar. Tiene forma casi cuadrada y estaba fortificado por siete torres, cada una de ellas con una estructura diferente, siendo una de ellas de planta pentagonal.
Desde el Castillo se podía pasar por un puente que atravesaba las aguas del Lozoya a la finca del Bosque, donde el duque del Infantado levantó a finales del siglo XVI un conjunto palaciego llamado la Casa del Bosque.
Sufrió un deterioro considerable durante los siglos XIX y XX, por lo que apenas queda nada de su interior y el espacio se aprovecha para la organización de diferentes eventos culturales, especialmente durante el verano cuando acoge el Festival Marqués de Santillana de música antigua y música clásica.
Es posible ver la exposición ‘Dos Milenios de Artillería y la Guerra en la Edad Media’, que muestra una colección de máquinas de asedio y armas medievales y su evolución a lo largo de 2.000 años de historia. Está situada en el adarve sur y zona de torres de la muralla de Buitrago del Lozoya (Dirección: Plaza de los Caídos; Horario: De martes a domingo de 11:30h a 13:45h y de 16:30h a 17:45h).
Seguiremos nuestra ruta hasta la Iglesia de Santa María del Castillo conocida como la «iglesia de las tres culturas». Durante la segunda quincena de julio se puede disfrutar del Festival de Música Antigua Marqués de Santillana en la iglesia y en el patio de armas del Castillo.
Iglesia gótica con elementos mudéjares, construida en el siglo XIV y situada en el interior del recinto amurallado. De su espléndida restauración, destacan su artesonado mudejar y la colección de iconos ortodoxos. Además de Santa María, hubo en Buitrago del Lozoya otras cuatro iglesias y una ermita: San Antolín, San Juan, San Salvador, San Miguel y la Ermita de la Trinidad, actualmente todas desaparecidas. Además, en la época medieval convivieron en el pueblo tres culturas: judíos, musulmanes y cristianos.
De estilo gótico, se terminó de construir a principios del siglo XIV, posiblemente sobre una antigua mezquita. En 1936 arrasó todo el conjunto un terrible incendio, que derrumbó la techumbre gótica del templo y no dejó en pie más que los muros.
En 1980 comienza un largo y cuidadoso proceso de recuperación de más de veinte años cuyo resultado es el conjunto que podemos contemplar hoy en día. Sobre el altar mayor se encuentra uno de los pocos restos originales: un artesonado mudéjar, original del siglo XV, procedente del desaparecido Hospital de San Salvador. Este artesonado sirvió como inspiración para la remodelación del conjunto parroquial, que fue llevado a cabo por aprendices de la escuela de artes y oficios San Francisco de Asís.
Santa María del Castillo cuenta con dos capillas, también restauradas al estilo mudéjar, la entrada principal de la iglesia se ornamenta con una interesante decoración isabelina del siglo XVI y la torre tiene elementos mudéjares enmarcando sus veinte vanos, cinco en cada cara.
Sin embargo, lo más interesante del edificio es que aúna elementos del judaísmo, del islam y del cristianismo, tanto de la fe católica como de la ortodoxa. Así, entre los elementos religiosos que alberga el recinto, destacan la menora o candelabro de siete brazos judío, el elaborado artesonado es de estilo mudéjar y, por último pero no menos, más de 20 frescos e iconos ortodoxos, elaborados por la artista búlgara Silvia Borissova Nicolova, residente en el vecino pueblo de la Cabrera.
Podremos acceder a la Torre del Reloj y al extremo sur del recinto, el más alto, que guarda en su interior un tramo de la muralla antigua del siglo XI. En este lugar se ubica una exposición de armas de asedio. En la plaza de Picasso, podremos disfrutar del Ayuntamiento, que en su interior conserva la Cruz Procesional y tiene sede el Museo Picasso, con la colección de Eugenio Arias, barbero y amigo del genial artista.
La colección de más de 60 obras de Picasso que alberga el Museo fue donada por Eugenio Arias a la Villa de Buitrago y posteriormente ampliada por la Comunidad de Madrid. Dibujos, litografías y cerámicas realizadas entre 1950 y 1965 y regaladas a su barbero y amigo, Eugenio Arias.
Contaba Eugenio Arias que en una ocasión una periodista le dijo que el Museo Picasso de Buitrago del Lozoya era el museo más bello del mundo porque era el único dedicado al arte y a la amistad. Y en cierto modo es así, pues aunque en el mundo hay muchos museos dedicados al arte, pocos hay dedicados a la amistad.
El genial artista Pablo Picasso y el humilde peluquero Eugenio Arias se conocieron en el exilio francés y trabaron una amistad que duró más de 25 años. Durante ese tiempo, Arias le afeitaba y le cortaba el pelo sin que nunca llegaran a intercambiar dinero. Aunque no le cobraba por sus servicios, de vez en cuando Picasso regalaba a su amigo y barbero algún dibujo, litografía o pieza de cerámica.
De esta forma reunió una colección que nunca quiso vender, a pesar de que no le faltaron ofertas, y que pasó a formar parte de los fondos del Museo que se inauguró en su pueblo natal en 1985. En el año 2008 Eugenio Arias murió a los 98 años de edad en Vallauris, al sur de Francia, y en 2009 recibió a título póstumo la Medalla de Plata la Comunidad de Madrid.
La colección Eugenio Arias reúne los objetos que Picasso regaló a su amigo entre 1948 y 1972, junto a otros adquiridos por la Comunidad de Madrid. Una de las piezas más emotivas es la caja de herramientas de barbero que Picasso decoró con motivos taurinos utilizando la técnica del pirograbado. Los dos amigos compartían su afición por los toros y asistían a espectáculos taurinos varias veces al año.
Es una extensa colección de dibujos sobre la fiesta taurina y el Mediterráneo, donde prevalece la Paloma de la Paz, mientras que en la colección de cerámicas, realizada en un taller alfarero de Vallauris, se aprecia cómo esta técnica artesanal se convierte en arte en manos de Picasso.