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La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Consumo, ha alertado de la presencia de la bacteria Listeria monocytogenes en un queso de cabra vendido en la cadena de supermercados Lidl, en la Comunidad de Madrid entre otras regiones.
Estan afectados los lotes 407, 411, 412, 417 y 421 con fechas de caducidad de 5, 6 y 9 de noviembre de 2020, del producto Queso rulo de cabra 100 g, procedente de Países Bajos y fabricado por la empresa Jermi Käsewerk GMBH. El proveedor ha indicado que ha detectado la presencia de la bacteria en controles internos.
La AESAN ha tenido conocimiento de que, de todos los lotes afectados, en los establecimientos Lidl en España sólo se ha comercializado el 412, con fecha de caducidad de 6 de noviembre de 2020.
La Agencia ha dado traslado de esta alerta a todas las comunidades autónomas a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) con el objeto de que se compruebe la retirada de los productos afectados de todos los canales de comercialización.
Lidl ha informado de esta retirada en su página web y ha indicado a todos los consumidores que dispongan de uno de estos productos afectados que pueden acudir a sus establecimientos para entregarlos y que se les reembolse el precio de compra. La AESAN, por su parte, aconseja no consumir este producto y acudir igualmente a la tienda para su devolución.
La listeriosis es una infección debida a la bacteria Listeria monocytogenes. Una zoonosis poco frecuente en humanos, pero extremadamente grave. Tiene poca morbilidad, pero muy alta mortalidad (30%) que en el caso de grupos sensibles se eleva aún más (hasta un 70%).
La contaminación tiene lugar, generalmente, durante el consumo de alimentos que contienen la bacteria responsable de la enfermedad. Entre estos alimentos están la leche cruda, queso elaborado con esta leche, carne cruda o mal cocida, verduras crudas, embutidos, patés, quesos frescos o poco curados (camembert, brie…). La mujer puede transmitir el bacilo al feto durante el embarazo (por medio de la placenta) o en el momento del parto.
La enfermedad afecta principalmente a adultos mayores, personas con sistemas inmunológicos debilitados, mujeres embarazadas y recién nacidos. Rara vez, las personas sin estos factores de riesgo también pueden verse afectadas. Una persona con listeriosis generalmente tiene fiebre y dolores musculares, a menudo precedidos por diarrea u otros síntomas gastrointestinales.
Casi todos los que son diagnosticados con listeriosis tienen infección invasiva (lo que significa que las bacterias se propagan desde sus intestinos a su torrente sanguíneo u otros sitios del cuerpo). La enfermedad puede ocurrir hasta dos meses después de comer alimentos contaminados.
Los síntomas varían con la persona infectada
– Personas de alto riesgo distintas de las mujeres embarazadas: Los síntomas pueden incluir fiebre, dolores musculares, dolor de cabeza, rigidez del cuello, confusión, pérdida de equilibrio y convulsiones.
– Mujeres embarazadas: Las mujeres embarazadas suelen experimentar sólo una enfermedad leve, parecida a la gripe. Sin embargo, las infecciones durante el embarazo pueden conducir a aborto espontáneo, muerte fetal, parto prematuro o infección potencialmente mortal del recién nacido.
– Personas previamente sanas: Las personas que antes eran sanas pero estaban expuestas a una dosis muy grande de Listeria pueden desarrollar una enfermedad no invasiva (lo que significa que las bacterias no se han diseminado en su torrente sanguíneo u otros sitios del cuerpo). Los síntomas pueden incluir diarrea y fiebre.
La listeriosis se trata con la asociación de dos antibióticos durante un período de tres semanas, aunque hay que tener en cuenta el alto índice de mortalidad.
Para evitar contraer la infección durante el embarazo, hay que tomar algunas precauciones alimentarias como: evitar consumir las verduras crudas o poco cocidas, preferir los embutidos envasados a los que se venden cortados al momento, volver a cocer los alimentos conservados en el refrigerador, no consumir la envoltura o la parte exterior de los quesos de pasta blanda, hervir la leche cruda o pasteurizada antes de consumirla y no fiarse de los productos artesanales.
Por otro lado, es aconsejable lavarse las manos después de haber manipulado los alimentos crudos y limpiar y desinfectar regularmente el refrigerador.