- La regeneración de las orillas ha servido para completar la recuperación medioambiental del río, que se inició con la apertura de las compuertas en mayo de 2016.
- Se han hecho 5.230 plantaciones, entre ellos 113 olmos resistentes a la enfermedad de la grafiosis donados por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente.
- La renaturalización del Manzanares fue una propuesta de Ecologistas en Acción, que realiza una seguimiento de la evolución de la flora y la fauna.
- La asociación ecologista GREFA ha liberado ejemplares de galápago leproso para contribuir a la biodiversidad de la fauna en el corredor fluvial.
- La biodiversidad ha aumentado en el río, con más de 50 especies de aves.
El Área de Medio Ambiente y Movilidad ha finalizado las obras de renaturalización del río Manzanares en el tramo comprendido entre los puentes de los Franceses y de la Reina Victoria, con una longitud de 1,3 kilómetros y un presupuesto de 1.216.054 euros. Las obras han tenido una duración de nueve meses y el contrato incluye dos años de mantenimiento.
Devolver al río Manzanares un aspecto más natural es una de las actuaciones del Ayuntamiento de Madrid enmarcadas en el Plan A de Calidad del Aire y Cambio Climático, que incluye medidas basadas en la naturaleza para adaptar la ciudad al cambio climático, pues los entornos naturales reducen la llamada ‘isla de calor’ que se produce en las ciudades.
En mayo de 2016 se abrieron las compuertas de las presas para transformarlo en un curso fluvial natural, lo que ha favorecido la aparición de flora y fauna autóctona y se ha convertido en un corredor ecológico en plena ciudad.
Este tramo del río tenía un aspecto más natural que el resto del cauce, pero no dejaba de ser una canalización con escolleras de grandes piedras y fuerte inclinación que impedían el desarrollo de una vegetación natural en las orillas. La vegetación arbustiva y arbórea era casi inexistente, estaba en mal estado y con presencia de especies exóticas e invasoras.
Las obras comenzaron con una limpieza general de las orillas y el lecho para continuar con la eliminación de algunas especies arbóreas alóctonas, como el árbol de cielo o ailanto, que ponían en peligro el ecosistema ibérico del Manzanares. Debido al escaso espacio existente entre el río y las zonas urbanizadas, se procedió a desmontar la parte alta de la escollera y se aportó tierra vegetal para plantar nuevas especies autóctonas. También se rellenaron con este sustrato los huecos entre las piedras de la escollera. En algunos tramos se ha ocultado parcialmente la escollera, disminuyendo su protagonismo como elemento predominante en el paisaje.
En total, se han plantado 5.230 ejemplares, de los que 273 son árboles de gran porte y 1.305 árboles plantados con estaquillas; 3.660 arbustos. Las especies utilizadas han sido de ribera: fresnos, olmos, álamos blancos, alisos, majuelos, saúcos, rosas silvestres, tarays y sauces. Las actuaciones propuestas se han planificado para que no generan riesgo hidrológico.
Además, se retiró el encintado de piedra que se encontraba desplomado y ha sido sustituido por un nuevo muro con características técnicas que favorecen el drenaje de las márgenes y por tanto garantizan su estabilidad a futuro.
Este muro ha servido de apoyo a las nuevas barandillas longitudinales que se han instalado, similares a las existentes en el parque Madrid Río, con un total de 2.329 metros incluyendo ambas márgenes. También se han mejorado los caminos adyacentes en ambas márgenes del tramo del río.
Mayor biodiversidad
La transformación del Manzanares ha conseguido una auténtica explosión de vida animal, tanto de aves como de peces. El seguimiento del proceso de renaturalización del río, realizado por Ecologistas en Acción y técnicos municipales, confirma la presencia de más de 50 especies de aves y la abundancia del barbo, especie piscícola autóctona, que ha pasado a ser la dominante en el río.
Algunas de las especies censadas con mayor importancia para la biodiversidad de la ciudad son la garza real, la garceta, la gallineta, el martinete, el martín pescador o el chorlitejo chico. También pueden verse diferentes especies de gaviotas, fochas comunes o ánades reales.
Gracias a las condiciones fluviales más naturales es llamativo el desarrollo de la fauna piscícola, que ahora tiene las circunstancias favorables para su reproducción, mejorando la presencia de peces autóctonas, como el barbo. Se ha detectado la presencia de gobio, alburno, carpa, carpín, pez gato, gambusia y, sobre todo, de barbo, especie nativa de nuestros ríos, que ha pasado a ser dominante a lo largo de todo el tramo urbano.
Liberación de galápagos leprosos
Con el fin de potenciar la biodiversidad y concienciar a la población de la necesidad de conservar la fauna autóctona, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) ha liberado este miércoles en el río unos 15 ejemplares de galápago leproso (Mauremys leprosa), una especie más propia del clima y condiciones ecológicas del tramo del Manzanares objeto de renaturalización.
Los galápagos han sido rehabilitados en el hospital de fauna salvaje de GREFA, con sede en Majadahonda (Madrid). Son individuos de diferente sexo, aunque se han soltado más hembras que machos para facilitar su reproducción en libertad. Las edades son dispares, desde jóvenes de un año hasta adultos de más de 20 años. Los animales tienen unas marcas que no interfieren en su ciclo vital pero facilitan su identificación y seguimiento.
También se han introducido 113 olmos resistentes a la grafiosis donados por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Esta especie estaba prácticamente desaparecida de las riberas de los ríos por culpa de dicha enfermedad, que se convirtió en una plaga.
Además, con la colaboración de científicos del Museo de Ciencias Naturales, el Ayuntamiento de Madrid ha iniciado experiencias de cría en cautividad en las instalaciones de la ERAR de Viveros con tres especies autóctonas de peces: colmilleja, bermejuela y boga de río, que posteriormente se reintroducirán en el río Manzanares.
El objetivo es potenciar la fauna autóctona creando mejores condiciones para su desarrollo y también impulsándola con su reintroducción, frente a especies invasoras, como pueden ser la carpa o los galápagos de florida, cuya suelta en espacios naturales está prohibida.
La huella de la Guerra Civil
Por último, en el tramo de la margen derecha más próximo al puente de los Franceses se han conservado unos muros que contienen huellas de la Guerra Civil española. En concreto, se trata de impactos de bala producidos cuando en esta zona se encontraba uno de los frentes de la contienda. Se van a instalar unos paneles informativos para poner en valor los restos y explicar a la ciudadanía esta parte de la historia madrileña.