«Antes de morir, te cuento» ofrece herramientas a médicos y población para mitigar el dolor ante el fin de la vida

Gacetín Madrid
  • La Dra. Dña. María Sáinz Martín, autora del libro y coordinadora del Área Social del ICOMEM, asegura que “tenemos que hablar y reflexionar sobre la muerte porque en la sociedad actual tiende a ser un tema tabú, algo que nos produce miedo o que al hablar convoca malos augurios”.
  • El presidente del ICOMEM, el Dr. D. Miguel Ángel Sánchez Chillón y la vicepresidenta de esta institución, la Dra. Dña. Belén Padilla Ortega destacan la perfecta combinación en el libro de las perspectivas histórica, científica y personal.
  • El libro está estructurado en tres partes: la primera en la que reflexiona sobre el duelo, la segunda en la que recuerda los datos de una investigación realizada en el ámbito escolar y la tercera en la que expone un caso personal sobre el poder de la escritura como terapéutica del duelo.




“Espero que este libro, escrito con mi experiencia personal, investigadora y profesional, sirva para mitigar algo el dolor propio o ajeno, porque el dolor se siente, pero cómo llevar el sufrimiento de ese dolor no deja de ser un largo aprendizaje”, señala la Dra. Dña. María Sáinz Martín, coordinadora del Área Social del ICOMEM y autora del libro “Antes de morir, te cuento”, que se ha presentado en el Colegio de Médicos de Madrid.

La Dra. Sáinz Martín asegura que el concepto de la muerte en Medicina ha evolucionado y actualmente se entiende como “un proceso biológico, psicológico, social y espiritual”. Y apunta que, en las últimas décadas del siglo XX, también el trabajo del médico ha cambiado mucho y ahora se ocupa de “curar y también cuidar, lo que significa llevar la asistencia y los cuidados a la persona que se está muriendo y sus familiares”.

Además, la autora de “Antes de morir, te cuento” destaca que los profesionales de Cuidados Paliativos deben tener algunas características específicas: “Tienen que contar con una personalidad emocionalmente estable (…) Además de la ausencia de síntomas depresivos es muy recomendable que cuenten con un carácter extrovertido y que sean sociables” ya que “este trabajo y dicha actividad, de forma continuada, tienen mucha carga emocional y pueden producir gran estrés”.




La experta en Medicina Preventiva y Salud Pública también recomienda para disminuir dicho estrés “la participación del trabajo en equipo y la toma de decisiones conjunta además del reconocimiento de una carga de trabajo adecuado y realista a la formación, habilidades, capacidades y personalidad por parte del equipo o superiores”.

En el libro se especifica asimismo la manera de atender a un enfermo terminal haciendo hincapié en “la atención serena que se inicia con la escucha activa a sus necesidades con la máxima tranquilidad”. Y, recuerda, algunos de los derechos que tienen estos pacientes: “Vivir hasta su máximo potencial físico, emocional, espiritual, vocacional y social (…); vivir independiente y alerta; tener alivio de su sufrimiento; conocer y rehusar, o no, el proceso de todo lo concerniente a su enfermedad; ser atendido por profesionales sensibles a sus necesidades y temores; que no se le prolongue el sufrimiento indefinidamente (…) y que las necesidades y temores de sus seres queridos sean tenidos en cuenta (…)”.

¿Cómo querría que me dieran la mala noticia?

Además, la Dra. Sáinz Martín recuerda algunas pautas que deben tener en cuenta los profesionales de la salud a la hora de dar malas noticias. La más importante, a su juicio, es la empatía: “Ponerse en el lugar del otro en su sufrimiento, en su incertidumbre, en su dolor, hará que el paciente o los familiares recuerden el momento de la noticia de una forma diferente”.




Y también explica la importancia de saber elegir las palabras adecuadas y de la comunicación no verbal (mirada, tacto, posición del cuerpo). “Todo ello contribuye al éxito del acto comunicativo, y quizás no haya otro momento en la vida de una persona en la que una comunicación efectiva sea más necesaria que el momento de dar la noticia de una muerte inminente del propio paciente o de un familiar”. Y, añade: “El personal sanitario debería preguntarse: ¿Cómo querría que me dieran esta noticia?”.

En esta línea, hace hincapié en que “una de las principales tareas que tiene por delante un profesional sanitario es la de detenerse para poder escuchar al otro y escucharse a sí mismo y tomar conciencia de cómo conecta con ese encuentro con el dolor”.

¿Hay que hablar a los niños de la muerte?

El libro dedica el segundo capítulo a la investigación escolar llevada a cabo a través de una encuesta voluntaria y anónima a  236 niños de varios centros de 6º, 7º y 8º de EGB en 1981. El objetivo es que ésta sirva de orientación a los profesionales de la enseñanza e investigadores ya que todavía existen muchas preguntas como por ejemplo ¿hay que hablar a los niños de la muerte? o ¿cuál es el momento para hacerlo? que no tienen una respuesta clara.




De este trabajo la Dra. Sáinz Martín extrae una serie de conclusiones a tener en cuenta como que “el tabú de la muerte provoca más angustia y desasosiego que el conocimiento y diálogo de la misma” o que “el niño no quiere ser engañado y pide simples y sinceras contestaciones”. Y, aconseja “no desaprovechar las ocasiones en que surja el tema para abordarlo con naturalidad y una actitud serena”.  En esta línea, el Dr. D. José Carlos Mingote Adán, especialista en Psiquiatría, apunta que “los niños saben más de lo que imaginamos y la verdad no genera patología; tenemos que elaborar con ellos el duelo de forma especial sobre todo desde la escuela y las consultas de Pediatría”

En la tercera parte del libro la autora expone un caso real y personal sobre el poder de la escritura como terapéutica del duelo.

 El presidente del ICOMEM, el Dr. D. Miguel Ángel Sánchez Chillón y la vicepresidenta de esta institución, la Dra. Dña. Belén Padilla Ortega destacan la perfecta combinación en el libro de las perspectivas histórica, científica y personal.

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