La portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, ha criticado muy duramente «la desconsideración» de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y «el desprecio» a la oposición al no responder a sus preguntas. Y le ha recordado que a Carmena “le molesta mucho y no le gusta que la oposición la controle. Le horroriza tener que dar cuenta y ser controlada por la oposición”.
Ha terminado recordando que el gobierno de Ahora Madrid “está a punto de pasar el ecuador de su gestión al frente del Ayuntamiento, una gestión que propios y extraños califican de absoluto desastre sin paliativos”.
Esta ha sido su intervención:
Señora alcaldesa, Dios se ha loado. Hemos tenido que registrar una pregunta para conocer por qué usted deja de contestar preguntas y de comparecer a petición de la oposición. En mi larga vida política nunca me he encontrado un caso de responsable público al que le repela más que a usted tener que dar cuenta de su gestión en el Pleno.
Los datos lo demuestran. Desde que es alcaldesa se han celebrado 18 plenos ordinarios. En esos 18 hemos pedido su comparecencia en 7 ocasiones, que no es una barbaridad. De esas, usted ha comparecido 4 veces; las otras 3 ha delegado en alguno de sus concejales.
De los 18 plenos, los grupos le hemos dirigido 14 preguntas, que tampoco es una barbaridad, y usted únicamente ha contestado a 9. Además, solo le hemos pedido una interpelación, que tampoco es una barbaridad, y usted se la trasladó a su primera teniente de alcalde, quien dedicó a responderme exactamente 1 minuto y 40 segundos.
En total, los grupos municipales le hemos requerido 22 veces para que nos dé cuenta de los distintos aspectos de la gestión del Ayuntamiento, y usted, tan solo, se ha dignado a intervenir en 13 ocasiones de esas 22. Eso quiere decir que el 41% de las peticiones de los grupos han sido rechazadas. Pero si tenemos en cuenta que a las 4 peticiones de comparecencia del PSOE sí ha respondido (por algo les debe usted el cargo) nos encontramos que de las 18 peticiones de la oposición de Ciudadanos Y PP, 9 han sido rechazadas por usted: es decir que el 50% han quedado sin respuesta. Y comprenderá que yo tengo razones de peso para adjudicarle el título de la responsable política que yo conozca, que más ha rehuido el control de la oposición.
Luego espero que conteste el por qué esa falta de consideración hacia la oposición. Pero todavía hay más. A usted se le ocurrió la idea de comparecer a petición propia en todos los plenos para rendir cuentas y explicar las líneas de actuación del Pleno Municipal. Ya le he dicho que llevamos 18 plenos ordinarios de los que ha comparecido 7 veces. En los 11 plenos del último año solamente ha comparecido 4 a petición propia, y en el día de hoy. Es decir, que ni siquiera a petición propia para hablar de los que a usted se le ocurra ha llegado a comparecer ni la mitad de las veces.
Además, en esas comparecencias a petición propia, la documentación necesaria para que la oposición pueda controlarla nos la ha hecho llegar en el último momento. Esta mañana la han colgado 5 minutos antes del comienzo del Pleno. De esta manera, no tenemos tiempo para comprobar la documentación que nos envían ni para contrastarla.
Y para que usted comprenda la dimensión de esta desconsideración o desprecio a la oposición, le diré que su predecesora Ana Botella, en los primeros 20 meses, que son los que usted lleva al frente del Ayuntamiento, contestó a 48 preguntas frente a las 13 de usted. Es decir, la cuarta parte.
No hay que darle más vueltas. A usted le molesta mucho y no le gusta que la oposición la controle, incluso se ha permitido declarar en un desayuno en el Ritz, en el que contestó a más preguntas que en los 20 meses que lleva al frente del Gobierno, que lamenta el perfil de una parte de la oposición. Y yo me figuro que lo decía por nosotros, a los que nos acusó de ponernos el disfraz de la desconsideración y de la gracieta inútil.
Pues cuando desde el Gobierno se critica a la oposición, se está dando muestras de una peligrosa deriva totalitaria. Y no le quiero decir nada de cuando usted utiliza la parábola del joven apuesto que le expone el odio que le merece una persona representante de la oposición.
No lo puede remediar. Le horroriza tener que dar cuenta y ser controlada por la oposición. Pero es que precisamente el control del poder por la oposición es la esencia de la democracia. Ese régimen que alguno de sus compañeros de equipo abominan. Y por el trato que recibimos de usted, sospecho que también le molesta el control democrático. Y yo quiero decirle a la alcaldesa que controlarla no es odiarla. Es ayudarla a que sirva mejor a los madrileños, la mayoría de los cuales no piensa como usted, ni mucho menos. Es nuestra obligación, y por y para eso estamos en la oposición. Para decírselo y que se entere de lo que pensamos muchos madrileños.
Le recuerdo que usted dijo, en el Ritz, que Pablo Iglesias le parece un gran político. Yo no creo que haya muchos madrileños que estén de acuerdo con él cuando dice que se emociona al ver como 12 energúmenos patean a un policía caído en el suelo. O cuando dice de una periodista que le cae mal, que la azotaría hasta hacerla sangrar; y aunque a usted esto le parezca propio de un gran político, a la inmensa mayoría de los ciudadanos de bien nos parece una barbaridad que debería haber movilizado a todas las feministas de España y que le tendría que haber costado su carrera política.
Está a punto de pasar el ecuador de su gestión al frente del Ayuntamiento, una gestión que propios y extraños califican de absoluto desastre sin paliativos. Pero Madrid no se va a hundir por haberla tenido 4 años al frente. Madrid se recuperará de Carmena. Pero al menos, en lo que queda de Legislatura, sométase al control de la oposición con humildad y buen humor. Se aprende mucho. Y se lo digo yo que en mis 9 años de presidenta de la Comunidad de Madrid, contesté 3 preguntas por Pleno. Solo falté a uno por causa justificada, después de haberme sometido a una cirugía de cáncer. Ese cáncer que, de acuerdo con los grupos que lleva Rita Maestre a su radio, a radio Carmena, es un cáncer poético.