Una encuesta reciente llevada a cabo entre 998 profesionales de Enfermería y Fisioterapia en la Comunidad de Madrid ha arrojado una cifra alarmante: el 85,77% de las encuestadas, que son mayoritariamente mujeres, afirma haber sufrido algún tipo de acoso por razón de sexo a lo largo de su vida laboral. A pesar de esta alta incidencia, la principal conclusión del estudio es que una inmensa mayoría de las afectadas no ha denunciado estos hechos.
El estudio detalla que las formas de acoso más frecuentes se manifiestan en comentarios y contactos no deseados. Más de la mitad de las encuestadas, el 50,17%, ha sido objeto de comentarios sexistas ofensivos o chistes de carácter sexista en su presencia.
De igual forma, el 47% de las profesionales en Madrid ha reportado intentos de roce o haber sufrido contacto físico no deseado, incluyendo tocamientos en glúteos u otras zonas íntimas. La percepción de ser tratadas de manera diferente debido a su sexo alcanza el 40,20%, y el 31,45% ha tenido que soportar bromas o historias sexuales que les resultaron ofensivas.
En cuanto a la frecuencia, la situación es recurrente para una parte significativa de la profesión: el 42% de las encuestadas afirmó haber padecido estas situaciones entre dos y cinco veces en los últimos tres años, mientras que el 27% lo ha sufrido en más de diez ocasiones en el mismo periodo.
Perfil de los acosadores y barrera de la denuncia
Al analizar la procedencia del acoso, el estudio indica que, mayoritariamente, es ejercido por personas de distinta categoría laboral (67,08%), seguido de pacientes o personas usuarias del Sistema Nacional de Salud (61,60%). En la inmensa mayoría de los casos, los responsables son hombres, representando el 74,45% de los actores de estas situaciones, aunque un 18,97% fue atribuido a ambos sexos.
A pesar de estas cifras, el 82,76% de las profesionales que sufrieron acoso no puso los hechos en conocimiento del centro de trabajo ni los denunció formalmente. Solo un escaso 1,10% acudió a la Policía, mientras que el 12% lo comunicó a su superior o al servicio de Riesgos Laborales.
La principal razón para no denunciar, citada en el 72% de los casos, es la falta de confianza en la eficacia del procedimiento o el desconocimiento del mismo. Otros factores disuasorios incluyen la falta de confianza en la confidencialidad (26,12%) del proceso y el temor a represalias, ya sea por parte de la Dirección (7,35%) o de la persona agresora, así como el miedo a ser estigmatizada (ambos con un 16%).
