La capital cuenta actualmente con 61.174 placas para denominar su callejero, tal y como figura en el inventario municipal, aunque se trata de un número en constante variación por los cambios, obras y nuevos desarrollos de la ciudad. El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha visitado esta mañana en Aranjuez las instalaciones de una de las fábricas en las que se realizan estos metales que dotan de identidad a las calles de Madrid.
Desde las instalaciones de Api fabricación, la empresa más grande de estas características que provee al Ayuntamiento madrileño, Carabante ha conocido con detalle el proceso de elaboración de este elemento del mobiliario urbano que forma ya parte del paisaje de la ciudad.
En la capital, conviven actualmente dos modelos de placa para identificar las vías públicas: la cerámica (que incluye el nombre de la vía y un dibujo alusivo a ella, utilizada en la zona histórica) y las de chapa de aluminio o de acero en fondo azul (placa mural de denominación de viales), que son las elaboradas en esta fábrica de Aranjuez.
Madrid fabrica una media de 370 placas al año y sustituye 612 por robo, deterioro o vandalismo. En 2023, el Ayuntamiento procedió a la instalación de 247 placas azules en viales nuevos, a la sustitución de otras 627 y a la limpieza de 20. También el pasado año se instalaron cuatro nuevas placas cerámicas en el centro de la ciudad. Estas actuaciones tuvieron un coste total de 103.627 euros.
Las instalaciones visitadas hoy por Carabante son propiedad de una de las empresas adjudicatarias del Contrato Integral de Movilidad, en virtud del cual elabora, entre otros muchos productos, las placas de calle.
Historia: de la Puerta del Sol a Pepe Domingo Castaño
La placa más reciente que tiene la ciudad rinde tributo a Pepe Domingo Castaño en la glorieta del distrito de Moncloa-Aravaca, rebautizada con su nombre, pero para las primeras placas de calle que se instalaron en la ciudad hay que remontarse a la primera mitad del siglo XIX, en concreto a partir del 2 de julio de 1834. Aquel día se publicó una real orden que alumbraría una reforma según la cual las calles se numerarían cada una independientemente, los pares a la derecha y los impares a la izquierda, partiendo de la Puerta del Sol. Durante la etapa como alcalde de Joaquín Vizcaíno, el Marqués Viudo de Pontejos, se puso en marcha el proyecto. En 1835 se presentó el Cuadro Alfabético de los nombres de las calles y plazas de Madrid.
En lo que concierne a las placas con letras blancas sobre fondo azul, datan de comienzos del siglo XX. Posteriormente, se incluyó el escudo de la ciudad. Desde 2001, se instalan placas de calle atendiendo a la Normativa de Elementos Constructivos (NEC), que fue modificada en dos ocasiones posteriormente, en 2004 y en 2013. En este último año se fijó el modelo actualmente vigente. Su diseño (el modelo de chapa de fondo azul) es el propio del Ayuntamiento de Madrid. Las de cerámica, por su parte, han sido diseñadas en su mayor parte por Alfredo Ruiz, ceramista de Talavera de la Reina, aunque también hay algunas que han salido del taller de otros artistas.
Anécdotas de los ‘metales callejeros’
El coste de cada una de estas placas es de 100,33 euros, aunque en este precio no están contempladas las bajas de adjudicación de los diferentes lotes del Contrato Integral de Movilidad. El número de placas robadas o vandalizadas corresponde prácticamente al 100 % de las unidades que el Ayuntamiento de Madrid se ve obligado a sustituir (627, en el año 2023).
Suelen producirse actos vandálicos más recurrentes en aquellas vías en las que la denominación de la vía pública ha sido objeto de una polémica con un componente ideológico, como es el caso de los cambios asociados a la Ley de Memoria Histórica. Aunque también se han dado otros casos en los que el Ayuntamiento de Madrid se ha visto obligado a modificar la ubicación de las placas tras la constatación de varios robos: es el caso de las que dan nombre al paseo de John Lennon, en el distrito de Retiro. El Consistorio tuvo que reubicarlas e instalarlas en zonas muy altas para evitar robos, tras comprobar que algunos seguidores del componente de The Beatles las sustraían como trofeo.
Características de las placas de chapa
El proceso de fabricación de las chapas de aluminio o acero es industrial y comprende un proceso de limpieza, imprimación, pintura y horno. Su fondo tiene color azul oscuro (Pantone 2757 C), con rotulación del texto en blanco realizado con fuente tipo Gill Sans MT Condensed perfectamente alineado e incorpora el escudo municipal en color blanco, todo ello vitrificado simultáneamente. Los textos se generan por enmascaramiento, respetándose tanto la tipografía como los tamaños y la posición determinada por el Ayuntamiento de Madrid.
El tamaño de estos elementos del mobiliario urbano oscila entre los 450 mm y los 1.200 mm. Este ancho se va ampliando de 50 en 50 mm en función de la extensión de la denominación de la vía. El alto de la placa es de 250 mm.
El espesor de la capa de lacado es superior a 60 micras, lo que garantiza unas óptimas condiciones técnicas, minimiza su envejecimiento y garantiza una pérdida mínima del tono y brillo a lo largo del tiempo. Además, confiere a la chapa una superior resistencia a la abrasión, a la erosión ambiental y a una manipulación indebida provocada por arañazos, golpes o ralladuras. La chapa es sometida a un pretratamiento químico que aumenta su protección anticorrosiva. Adicionalmente se aplica un tratamiento ante eventuales actos vandálicos, consistente en una capa de barniz antigrafiti de alta calidad, que confiere a la placa brillo y una protección adicional frente a los agentes atmosféricos.
Las placas son dobladas en los bordes con un ángulo de 90º y presentan esquinas rectas, libres de rebabas o elementos cortantes. Van provistas, además, de sus correspondientes agujeros para su fijación.
Normas de colocación en la vía pública
La colocación de estas placas en la vía pública debe cumplir con unas normas. En primer lugar, se ubicarán en aquellos lugares que permitan su visibilidad en el sentido del tráfico rodado, siempre que sea posible al comienzo y final de la vía. Si una calle tiene varios tramos, las placas se situarán también a la entrada y salida de estos. En el caso de intersección de dos o más vías urbanas, todas deben estar identificadas por, al menos, dos placas identificativas de calle, con una excepción: en el caso de intersecciones en forma de T (aquellas en las que finaliza una vía que obliga a incorporarse a la siguiente), en las que se permitirá que sólo exista una en cada vial visible en el sentido del tráfico rodado.
La instalación de las placas se realizará a una altura no inferior a tres metros siempre que sea posible, sobre la fachada de los edificios o sus vallados. En los casos en los que no fuera viable el cumplimiento de esta norma, la instalación se efectuará en un soporte de banderola lo más cercano al borde exterior de la acera, siguiendo la normativa de accesibilidad y mobiliario.
En plazas y rotondas, las placas se colocarán en las intersecciones de las calles confluyentes en el lateral derecho en el sentido de entrada. En los casos no contemplados en estas normas, la instalación se realizará a partir del criterio de los técnicos municipales.
¿Cómo es el proceso de tramitación de las placas?
En el caso de las placas a instalar en las nuevas calles, plazas o avenidas, el procedimiento se inicia con la aprobación de la nueva denominación y la inclusión de la vía asignada en el callejero oficial. Esta comunicación del Servicio de Cartografía e Información Urbanística, integrado en la Subdirección General de Innovación Tecnológica e Información Urbanística, llega a la Dirección General de Sostenibilidad y Control Ambiental. Cuando la aprobación de una nueva denominación llega desde una junta de distrito, se procede a la confirmación con el Servicio de Cartografía si este cambio está ya operativo en el callejero oficial. Tras estos pasos, se comunica a la empresa adjudicataria de señalización que proceda a su fabricación.
Dado que, por su contenido y su tamaño, no es posible anticipar la fabricación de estas placas, el Contrato Integral de Movilidad da un margen a las empresas adjudicatarias de 20 días para la fabricación e instalación, pero lo habitual es que este proceso no se prolongue más de diez días desde que la empresa adjudicataria recibe la comunicación.