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Madrid declara Bien de Interés Cultural la escultura Venus y Cupido de Giovanni Bandini

Gacetín Madrid

El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado, en su reunión de esta semana, Bien de Interés Cultural (BIC) la escultura del siglo XVI Venus y Cupido, de Giovanni Bandini. La obra, documentada en Sevilla desde inicios del siglo XVII, muestra el importante intercambio cultural entre España e Italia en esa época y merece el máximo grado de protección por su valor histórico y artístico. Es una de las pocas piezas del florentino conservadas fuera de Italia.

Se trata de una escultura tallada en mármol blanco en un único bloque y de estilo cuidado, que representa a Venus en el momento de salir del agua. Bandini muestra a la figura con un paño cubriendo parte de su cuerpo, utilizando la técnica escultórica de los paños mojados, que dejan ver la anatomía. La tela se ciñe en torno a la cintura, crea pliegues horizontales y deja la espalda y parte del pecho al descubierto mientras que Venus se cubre el cuerpo en un gesto cotidiano que la humaniza.

La diosa lleva el pelo recogido con un elaborado peinado, a base de dobles trenzas y ondulaciones del cabello, con un pasador en la parte posterior. El rostro, con un perfil de línea recta desde la frente a la barbilla, de facciones bien perfiladas, muestra una ligera sonrisa con la boca entreabierta y aún conserva resto de policromía en los ojos, que miran hacia un punto indefinido.

A los pies de la diosa, en el lado derecho, se sitúa un delfín, y en la parte posterior, relegado a un segundo plano, Cupido, con las alas abiertas, el carcaj en el costado y el arco a los pies. Aparece sentado sobre el cuerpo del animal, al que sujeta la cola y una aleta. El pequeño arquero tiene el pelo trabajado con una talla a base de ondulaciones acaracoladas, de cierta profundidad.

Giovanni di Benedetto Bandini (Castello, Florencia, 1540-Livorno, 1599) fue conocido como Giovanni dell’Opera, por su colaboración en la obra de la catedral de Florencia con el escultor Baccio Bandinelli, de quien era discípulo. A la muerte del maestro heredaría el taller, llevando a término obras inacabadas; fue el caso de los relieves del coro de la catedral de Florencia, que finaliza en 1572. En Florencia trabajó para la familia Médicis como retratista y colaboró en la realización de la estatua alegórica de la Arquitectura para la tumba de Miguel Ángel. A partir de su traslado a Urbino en 1582 realiza sus obras más significativas.

Uno de los valores destacables de la escultura, aparte de su excelente calidad, radica en que en su documentación se ha puesto de manifiesto el testimonio de una época de relaciones artísticas y literarias y contactos eruditos, con la presencia de la obra de Bandini en la casa de su propietario a principios del siglo XVII, el mecenas y poeta sevillano Juan de Arguijo, y de amigos  intelectuales de éste, como Lope de Vega.

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