El famoso edificio Metrópolis, a pesar de su aspecto reconocible, ha sido transformado a lo largo de su historia para adaptarlo a diferentes usos que han distorsionado su arquitectura. Para remediar esta situación y mejorar el enclave que le rodea, la Junta de Gobierno ha aprobado inicialmente, a propuesta del Área de Desarrollo Urbano que dirige Mariano Fuentes, el Plan Especial para el edificio.
Según ha explicado la portavoz municipal, Inmaculada Sanz, en rueda de prensa, la finalidad de este Plan es, por un lado, valorar la incidencia que pueda tener en el medio ambiente urbano la implantación del uso terciario de hospedaje en el edificio y, por otro lado, regular el régimen de obras para la protección y puesta en valor del inmueble, mediante la mejora de su habitabilidad y uso, planteándose una rehabilitación integral para la recuperación de sus valores y para su adaptación a la normativa vigente, sobre todo en materia de evacuación e incendios.
En la actualidad, el uso ya es terciario y comercial. La implantación del uso hotelero, que cumple con los requisitos del Plan Especial de Regulación del Uso de Servicios Terciarios en la clase de Hospedaje (PEH), permitirá que en todo el edificio se mejore la arquitectura interior de manera homogénea, mejorando su funcionalidad, se salvaguarde y recupere el patrimonio edificado y se colabore en la actividad económica del centro histórico de Madrid.
Junto al uso de hospedaje se permiten otros usos complementarios asociados al principal. Así, en las plantas bajas se podrá implantar un uso complementario recreativo, que se definirá en la futura Licencia Urbanística. Y, a partir de la planta segunda, se combinarán las habitaciones del hotel con salones y espacios complementarios, como un gimnasio en la planta quinta.
La estética y composición del edificio responden de manera directa a las bases del concurso internacional que la propiedad, la empresa de seguros ‘La Unión y El Fénix Español’, realizó en mayo de 1905. Los ganadores fueron los arquitectos franceses Victor Jules y Raymond Février. Las obras finalizaron el 18 de mayo de 1910.
Se trata de un inmueble incluido en el Catálogo de Edificios Protegidos, consta de seis plantas sobre rasante y dos niveles bajo rasante, con una edificabilidad total de 5.658,52 m2. Tras más de un siglo de historia, el edificio Metrópolis, que en principio compartía usos de oficinas y viviendas, ha sido dedicado en su totalidad a la actividad terciaria, lo que ha alterado las distribuciones interiores de las plantas. De ahí la importancia de esta rehabilitación a través del Plan Especial, que permitirá obras de conservación, consolidación, restauración, acondicionamiento y reestructuración. El proyecto cuenta con informes favorables de las comisiones de patrimonio, tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad de Madrid.
Exteriormente, sus principales características son el revestimiento de piedra caliza de Novelda, los grupos escultóricos -obra de Mariano Benlliure-, y la Victoria alada en remate de cúpula, obra de Coullant Valera. Además, la cubierta y la cúpula del torreón están realizados mediante escamas de pizarra.
Revitalización del primer tramo de Gran vía
El nuevo uso del edificio supondrá un impulso a la confluencia de dos de las calles más importantes de la ciudad, en pleno centro histórico de Madrid y en las inmediaciones del eje museístico. El edificio y todo su entorno se enclava en la Gran Vía, que surgió como un gran eje de conexión entre los barrios nuevos con el centro de la ciudad, convirtiéndose en un importante hito en la ciudad desde su construcción a principios del siglo XX, visto desde el punto de vista comercial, turístico y de ocio. Además de para servir como vía de comunicación este-oeste de la ciudad, la Gran Vía fue planificada como lugar de encuentro de los ciudadanos y como área recreativa y comercial.
Con la implantación de un edificio exclusivo de uso terciario hospedaje, se pretende colaborar en la revitalización el primer tramo de la Gran Vía, y dar continuidad en el punto de encuentro de dos arterias eminentemente terciarias de la ciudad desde su creación y cuya posterior evolución no ha hecho más que reforzar su carácter. Además, el efecto de la nueva actividad conlleva implícitamente la creación o mantenimiento de empleo.