La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha inaugurado hoy la nueva estación de Metro de Gran Vía con las líneas 1 y 5, la más moderna de la red del suburbano en cuanto a tecnología y accesibilidad. “Va a ser la primera estación 4.0 de España y es, por tanto, además, una de las estaciones pioneras en Europa”, ha indicado la jefa del Gobierno regional sobre este espacio que, desde este viernes, a las 06:00 horas, prestará servicio a los ciudadanos y se espera que transiten por él diariamente cerca de 66.000 viajeros.
“Es una de las estaciones más utilizadas del suburbano y antes de que cerrara, en agosto del 2018, por aquí estaban transitando 16 millones de viajeros al año”, ha destacado la presidenta, que para mostrar su magnitud ha explicado que este último dato “es la población de Andalucía y Cataluña juntas y supera la de países como Bélgica, Portugal o Grecia, por poner algunos ejemplos dentro de la Unión Europea”.
En este sentido, la presidenta, que ha estado acompañada en la inauguración del consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, ha hecho hincapié en que se trata de una estación que forma parte de una red de 294 kilómetros y más de 300 estaciones donde han llegado a moverse más de 2,7 millones de personas en un día. “El Metro de Madrid tiene más estaciones que otras ciudades como Londres, Nueva York, Shanghái o París y es más extenso, por ejemplo, que el de Seúl, el de Moscú o el de Pekín”, ha subrayado.
Trabajos en la estación
Han sido casi tres años, más de 1.000 días, de actuaciones en las que Metro de Madrid, la Dirección General de Infraestructuras y Adif han colaborado de manera conjunta para poner en marcha uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos años, que conecta el eje Puerta del Sol (con Metro y Cercanías-Renfe) y Gran Vía, dos espacios emblemáticos de la capital madrileña.
La estación de Gran Vía es una de las 25 estaciones más utilizadas de la red metropolitana, con un tránsito anual de 16 millones de viajeros. Por la estación circulan diariamente 44.000 usuarios. Gracias a la nueva conexión establecida desde hoy con Cercanías Renfe y Metro en Sol, la previsión es que se incremente el número de usuarios en 22.000 viajeros más, alcanzando los 66.000 usuarios al día.
Con una inversión de 10,7 millones de euros, se ha llevado a cabo una profunda renovación en la arquitectura de la estación, que cuenta con un eje vertical de conexión en sus distintos niveles de paso. Como ha explicado Díaz Ayuso, el primer nivel dispone de un vestíbulo mucho más amplio que sustituye al anterior, incrementando su superficie útil de 900 a 2.000 metros cuadrados.
El segundo nivel intermedio aloja un pequeño museo con los restos arqueológicos aparecidos durante las obras de excavación y ampliación de la estación. Por último, un tercer nivel conecta con la línea 5 y con una galería de acceso que une la estación de Metro de Gran Vía con la de Renfe Cercanías Sol. De este modo, la seguridad y sus instalaciones alcanzan una notable mejora al disponer de dos entradas y salidas, al unir las dos estaciones subterráneamente.
Por otro lado, Gran Vía ya es plenamente accesible, con cuatro nuevos ascensores y 13 escaleras mecánicas conectadas y monitorizadas con el puesto de control de Metro. Con esta nueva incorporación son 206 las estaciones de Metro las que tienen una accesibilidad completa y 558 los ascensores instalados en la red. Igualmente incorpora nuevos sistemas de detención y extinción de incendios.
Tecnología 4.0 en los accesos
El usuario dispondrá de 14 nuevas máquinas de venta de títulos de transporte, cuya tecnología 4.0 ofrecen un nuevo diseño y prestaciones más eficaces, que la convierten en la estación más moderna de Metro. Estos dispositivos disponen de grandes pantallas de visualización, ofrecen el pago de la operación sin contacto, mejoras en el diseño del interfaz, aprovechando el tamaño de la pantalla; y la posibilidad de acceder al servicio de atención al cliente a través de videollamada.
Además, se han instalado 17 equipos de control de validación (tornos de entrada), seis de los cuales están destinados a usuarios con movilidad reducida, distribuidos en dos vestíbulos. Estos modelos ocupan menos espacio, disponen de una interfaz más intuitiva, y una pantalla que informa al usuario sobre la validación del título de transporte empleando gráficos y texto, además de Iluminación LED en las puertas, en el lector sin contacto y en el suelo para informar al viajero sobre el resultado de la validación.
Los usuarios con movilidad reducida pueden acceder a dispositivos como sistemas de apertura fácil en puertas, tiras antideslizantes en escaleras fijas, etiquetas braille en los pasamanos, señalización de elementos de accesibilidad, pasamanos a doble altura, interfonos de comunicación adaptados, o pavimentos de tacto visual cerámico para facilitar sus desplazamientos. Este proyecto ha sido cofinanciado por la Comunidad de Madrid y la Unión Europea a través del Programa Operativo Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER 2014‐2020.
Recuperación del Templete de la Red de San Luis
La estación, de estética futurista se combina también con elementos del pasado recuperados para el usuario como la incorporación del mural de cerámica instalado en el vestíbulo y que representa el templete original de acceso a la estación diseñado por Antonio Palacios, una obra del artista Miguel Durán-Loriga, de 2,12 metros de alto y 6,48 metros de ancho, con más de medio siglo de vida.
Gran Vía fue una de las ocho primeras estaciones con las que contó Metro de Madrid en su inauguración en octubre de 1919, a cargo del Rey Alfonso XIII. Su nombre original, en 1919 y 1920, fue el de Red de San Luis, para cambiar después a su nombre actual. No obstante, durante la época de Franco recibió el nombre de José Antonio, y recuperó de nuevo el de Gran Vía en 1984.
El elemento más característico que tuvo fue el templete del arquitecto Antonio Palacios, que sirvió de hito de acceso a la antigua estación de Metro y que ahora, en la remodelación de la estación, se ha incorporado en superficie como réplica. Original de 1920 se mantuvo allí hasta 1970, momento en el que fue desmantelado para su traslado a Porriño, localidad de origen del arquitecto Antonio Palacios.
Ubicado entre las calles Montera y Gran Vía reproduce de la manera más fiel posible la solución original que Palacios proyectó para acoger el punto de acceso a la antigua estación. Metro recupera así el gran valor simbólico que tuvo durante los años en los que estuvo en funcionamiento.
La reproducción incluye las proporciones del proyecto inicial. La gran marquesina se ha construido con vidrio y acero y es completamente translúcida permitiendo la entrada de iluminación a través del hueco del ascensor. Un arco de medio punto remata la construcción con un escudo de la ciudad de Madrid, labrado artesanalmente en piedra.