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Los grupos municipales de Más Madrid, PSOE y Vox han conseguido sacar adelante, gracias a la mayoría de sus votos, una proposición por la cual se solicita al órgano competente, en este caso la Comunidad de Madrid, para que se habiliten «de manera urgente y permanente» servicios de traducción e interpretación al árabe, bengalí, urdu y wólof en los Centros de Salud de atención primaria.
Esta propuesta, que ha contado con los votos en contra de PP y Ciudadanos, es una de las principales reclamaciones de diversos colectivos sociales como la Red Solidaria de Acogida y la Red Interlavapiés, unidos en la iniciativa #IntérpretesYA e #IntérpretesParaSanary que ha sido llevada este miércoles al Pleno de Centro.
Sara M Martin, vocal vecina de Ciudadanos en la Junta de Centro, justificó el voto en contra de su grupo subrayando que «la población inmigrante no española mayoritaria de los seis barrios de Centro es la italiana. Tener traducción para cada 1 de las 88 nacionalidades de aquí es una utopía. Contamos con una red de mediadores para ayudarles a aprender el idioma».
En un comunicado difundido, las asociaciones solicitantes indican que «esta figura profesional resulta imprescindible para que las personas migrantes que no hablan castellano puedan ejercer su derecho a la salud y saltar así las barreras lingüísticas y culturales que se lo impiden, máxime en un contexto de pandemia».
Entre otros, reclaman la importancia del servicio de traducción del bengalí, después de la muerte el pasado 26 de marzo de un vecino bangladesí de Lavapiés, Mohamed Hussein, que murió «a consecuencia de la barrera idiomática». Desde entonces «no hemos parado de reivindicar la necesidad de intérpretes mediadores para los centros de salud y hospitales de la Comunidad de Madrid».
Esta figura profesional, inciden, «resulta imprescindible para que las personas migrantes que no hablan castellano puedan ejercer su derecho a la salud, y saltar así las barreras lingüísticas y culturales que se lo impiden, máxime en un contexto de pandemia».
Reivindican que «los vecinos y vecinas del barrio hemos creado una Red ciudadana de intérpretes, mediadores constituida por más 30 personas, la mayoría de origen bangladesí. Su trabajo voluntario durante la pandemia ha sido y es incansable, han puesto no solo la voz, sino el cuerpo entero, ardesgando su salud en muchos casos, aunque siguiendo siempre las orientaciones sanitarias, entrando en contacto con personas con COVID-19 que estaban hacinadas y aisladas en infraviviendas, que no acudían al centro de salud porque al estar en situación irregular creían que no iban a ser tratados».
Desde el 26 de marzo hasta el día de hoy, la Red ciudadana de intérpretes- mediadores ha recibido más de 1000 llamadas telefónicas, procedentes de centros de salud del distrito Centro y hospitales como la Fundación Jiménez Díaz, el 12 de octubre, el hospital Clínico, etc., la mayoría de ellas solicitando traducción en bengalí.
Los proponentes denuncian que el servicio implantado «se limita a la interpretación telefónica, cuando lo que venimos reclamando es la contratación de intérpretes mediadores que realicen su trabajo de manera presencial y permanente en los centros de salud y hospitales. De manera que pueda ser solicitado por las personas que lo necesiten cuando acudan a su centro de salud y no sólo por los médicos que lo demanden, como así sucede en el servicio que ha empezado a llevarse a cabo con la empresa Dualia».
«No da respuesta tampoco a la necesidad apremiante de la tarea de mediación entre los centros de salud y las comunidades migrantes para poder saltar las barreras culturales y administrativas con que muchas personas, sobre todo personas en situación irregular, se encuentran para ejercer su derecho a una salud pública y universal», argumentan.
Y por último señalan que «segrega e invisibiliza a la población de Bangladesh que convive en la ciudad de Madrid (en Madrid hay empadronadas 6.623 personas provenientes de Bangladesh, concentrándose casi mitad, 3.005 de ellas, en el Distrito Centro), que ha sido la gran protagonista de esta reivindicación, que nace desgraciadamente a partir de la muerte de una persona bangladesí que llamó desesperadamente pidiendo atención sanitaria a una línea telefónica que carecía de intérprete en lengua bengalí, como actualmente sigue sucediendo».