La Comunidad de Madrid clausura hoy la 35ª edición de Madrid en Danza. Esta cita anual con la danza ha sido la encargada de volver a subir el telón de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid el pasado 17 de junio. Los Teatros del Canal han sido así uno de los primeros grandes teatros públicos europeos en reabrir sus puertas tras la pandemia por el COVID-19.
En este sentido, la consejera de Cultura y Turismo, Marta Rivera de la Cruz, ha señalado que “hoy puedo afirmar que hemos superado satisfactoriamente el reto de volver a vivir el teatro en vivo y con seguridad”, con esta edición de Madrid en Danza, gracias a la labor de equipo “de los trabajadores de los Teatros del Canal, del maravilloso elenco de artistas y muy especialmente del público por su gran acogida y por la responsabilidad con que ha acudido a los espectáculos”, ha enfatizado.
Y es que, en tiempo récord, se agotaron las localidades para los seis espectáculos del festival, porque como ha explicado la consejera “se nota que Madrid tenía ganas de disfrutar de la vida, de la cultura y de la danza”.
Dadas las especiales características de esta edición y el aforo restringido, los espectáculos se han podido disfrutar también en streaming a través de la plataforma www.teatroscanal-live.com. Israel Galván, Sara Calero, Olga Pericet, Marco Flores, Metamorphosis Dance y Rocío Molina han sido los protagonistas de los seis espectáculos programados, en el marco de Madrid en Danza.
Asimismo, dentro de la programación, se han celebrado dos charlas profesionales para abordar el futuro del sector tras la crisis, con aforo completo en la Sala Verde de Teatros del Canal. La primera de ellas corrió a cargo de los periodistas especializados en danza Roger Salas, Cristina Marinero, Julio Bravo y Olga Baeza, moderados por Antonio Parra. En la segunda, moderada por la directora artística de Madrid en Danza, Aída Gómez, se dieron cita los artistas Antonio Canales, Chevy Muraday, Manuel Segovia, Rubén Olmo y Sergio Bernal.
Rocío Molina, Caída del cielo
Caída del cielo es una creación con la que Rocío Molina celebra ser mujer y recuerda que el flamenco es un lenguaje de libertad, que no puede, ni debe, ser domesticado. Esta obra es el viaje de una mujer, guiada por su baile, a través de luces y sombras. Rocío Molina baila y establece una relación diferente con la tierra. Y su coreografía se convierte en la alegría de ser mujer.
Coreógrafa y bailaora iconoclasta, Rocío Molina ha acuñado un lenguaje propio cimentado en la tradición reinventada de un flamenco que respeta sus esencias y se abraza a las vanguardias. Premio Nacional de Danza en el año 2010, Premio para la mejor bailarina contemporánea (2019) y Premio especial (2016) de los Dance National British Awards, además de Premio Max en diversas ocasiones, Molina es una de las artistas españolas con mayor proyección internacional.