por AIDA DOS SANTOS
Hace ya cinco años de aquel anuncio de ETA del cese de la violencia, un gesto vacío de contenido para muchos, pero que sin duda marcó la historia de la Democracia española para la mayoría de los ciudadanos, el terrorismo desaparecía de las encuestas del CIS. Hoy es un buen día para desempolvar apuntes, y analizar como aquello llamado voto terrorista determina la política vasca.
Aunque existe una opinión mayoritariamente negativa a cerca de los terroristas en España, son vistos como patriotas e idealistas por algunos ciudadanos vascos. En los inicios de la banda, se tendió a pensar que la violencia desparecería con la llegada de la Democracia, la firma de una Constitución, la amnistía a presos, el Estatuto de autonomía o las elecciones al Parlamento Vasco, pero esto fue llegando y la violencia siguió presente, y entonces se tendió a vislumbrar que llegaría su final con la incorporación de Navarra a Euskadi o con la independencia.
“La patria no es lugar donde se nace, sino donde se es libre”.
Mario Onaindía
La identidad en Euskadi se presenta en una suma cero, o se es patriota y se está con ETA o se es un traidor, poniendo a la población en la tesitura de elegir entre España o Euskadi. El terrorismo trató de alcanzar objetivos políticos mediante el uso de la violencia, pero paradójicamente ETA creaba y sigue presente en la creación de partidos políticos para participar en las elecciones.
Debemos analizar el fenómeno ETA en dos vertientes, por un lado se encuadra parcialmente en el contexto de las luchas revolucionarias por la “liberación nacional”; y por otro entre los actos criminales e irresponsables sin que exista entre los ciudadanos de Euskadi consenso para definirlos (Linz). La confusión, las posiciones ambiguas y la falta de una correlación total hacen el conflicto tan trágico y difícil.
Profundizando en la encuesta del CIS analizada por Linz, por provincias se rechaza la violencia en Álava, la más españolista, se considera al terrorista un títere; se radicaliza el apoyo en Guipuzcoa, donde les ven como idealistas y patriotas defensores de una causa política, y se queda Vizcaya en una posición intermedia. Las mujeres les consideran criminales en mayor medida que los hombres, en relación a la edad los jóvenes valoran de forma más positiva el terrorismo. Si analizamos en función del deseo de independencia, está directamente relacionada con la visión positiva del terrorismo.
Debemos tener en cuenta la importancia del factor miedo de la sociedad vasca, es la autonomía española con menos asociación y filiación debido al miedo que se ha implantado. Por ello la opinión pública no es toda la opinión, sino meramente la opinión pública aceptada, que no crea enemigos. La población vasca sucumbió bien por simpatía, bien por miedo a los chantajes de ETA, apareció una forma cruel de rechazo a los amenazados por la banda, en el momento en el que “aparecían en los papeles de la ETA”, eran condenados al destierro por parte de sus vecinos y amigos debido al miedo de que les vinculasen o que sufriese por extensión un atentado.
“Aguantar, aguantar, es el mejor camino para terminar con ETA. Mucho mejor que los policías de Rubalcaba. Aguantar la gente, y que vean la cara de la gente que no está de acuerdo.[…] Aguantar la vida de cada uno y seguir siendo lo que hemos sido y que no nos doblegue de ninguna manera a nadie. […] Ellos verán si toman valium o qué. Yo lo que creo es que hay que aguantar”.
Arzalluz
La estrategia electoral estuvo subordinada a la estrategia militar que tiene en este sentido dos direcciones: la violencia y la tregua. En lo que debemos detenernos es en la relación que puede existir entre el voto a formaciones HB y las treguas de la banda, ya que las últimas elecciones se han celebrado con un cese definitivo de la violencia. El terrorismo es más eficaz en las democracias porque la presión sobre la población se traduce en votos, y hace a los gobiernos más vulnerables a las demandas de los terroristas (Enders y Sadler 2006; Laitin & Shapiro, 2008: Nota 1:217). El gobierno debe encontrar la manera de frenar los asesinatos sobre la sociedad civil.
Debemos averiguar como afectan las estrategias electorales a los terroristas, ya que la supervivencia del grupo depende del apoyo que reciba, que pueda traducirse en militantes. Solo si erosionamos la asociación nacionalismo-independentista con terrorismo, con una redefinición de nacionalismo que negase a los terroristas su patriotismo, reduciría el apoyo social. La violencia ha atraído votos o no según los ataques hayan sido selectivos o indiscriminados. El aumento de la violencia gana votos cuando la base social lo relaciona con una demostración de fuerzas. La tregua se convoca para iniciar conversaciones con el Gobierno con el fin de alcanzar objetivos políticos. Los grupos terroristas asumen una serie de riesgos con esta opción ya que puede ceder demasiado y abandonar objetivos políticos. Al convocarse la tregua la base electoral se moviliza para recaudar apoyos y fortalecer a la banda en la mesa de negociación. Por otra parte, atrae a votantes moderados, que comparten los fines políticos pero no los medios violentos. Durante las treguas les desaparece ese sentimiento de culpabilidad al apoyar a un grupo violento.
El terror siempre será terror y seguirá presente en la vida de cada ciudadano y ciudadana de Euskadi que recuerde las manos blancas inundando las calles, los claveles y rosas sobre escaños vacíos, y los cristales rotos en las aceras. Y el miedo, el miedo se pierde, solo así podemos hablar de Democracia.