Definido por especialistas, críticos y los propios artistas como una unidad de estilo más que un movimiento, el surrealismo se declara como una serie de investigaciones individuales, en las que cada artista le confiere su propio estilo. Una tesis que se alinea con el trabajo del pintor Ángel Ferrández que, durante dos años ha estudiado intensa e interiormente el Real Jardín Botánico-CSIC para ofrecer en su obra titulada Botane, una visión onírica e inesperada que sobrepasa la racionalidad del mismo Jardín.
“Se trata de realizar un paseo profundo y detenido por cada uno de los rincones del Jardín Botánico que pueden evocar disciplinas científicas como las matemáticas, la química, la física y, por supuesto, la biología, pero también otras artes como la poesía o la arquitectura para crear un universo sensorial que dialogue con la riqueza natural del entorno y active todos los sentidos del espectador”, ha señalado Ferrández para definir la exposición que se puede visitar en la sala invernadero de los Bonsáis hasta el próximo 23 de febrero.
En este sentido, la directora del Real Jardín Botánico-CSIC, María-Paz Martín, ha apuntado que, “Ángel Ferrández invita a los espectadores de la muestra a un recorrido onírico por el Jardín en unas obras en las que la realidad se desvanece o es interpretada de una forma surrealista. Sin duda, celebramos el regreso de Ángel al RJB después de una larga ausencia para mostrarnos con su arte espacios y rincones que nosotros, y seguramente muchos de los visitantes cotidianos, estamos acostumbrados a ver y percibir con una mirada más realista”.
La soledad y el silencio, fuentes de inspiración
La obra, según nos explica el artista, “nos transporta al planteamiento de qué es real y qué no, así como encontrar en el silencio y la soledad de los rincones elementos que pueden convivir en toda la biodiversidad que podemos encontrar dentro del Jardín”, y ha añadido que, “ha sido de vital importancia la información y relatos que he recibido por parte del personal del RJB, ayudándome con sus aportaciones a comprender e investigar, primero, para seguidamente, poder soñar, diseñar y desarrollar mi trabajo”.
La exposición está integrada por 25 cuadros, algunos unidos por dípticos, trípticos y estructuras, variando su tamaño, y un montaje artístico. Todas las obras están realizadas en acrílico sobre lienzo. La primera obra, una composición que evoca un estanque que surge desde ramas floridas, abre la puerta a una serie de pinturas que exploran este paisaje como un sueño, sin tiempo ni personas.
La muestra estará abierta hasta el domingo 23 de febrero. Se puede visitar todos los días de 10:00 a 17:30 horas. El acceso a la exposición es libre y gratuito previo abono de la correspondiente entrada al Real Jardín Botánico.
Más sobre el artista
Desde su infancia, Ángel Ferrández González (Madrid, 1961) ha vivido rodeado de color y creatividad. Una caja de rotuladores que tenía como tapa metálica un cuadro de Gauguin marcó el inicio de su fascinación por el arte. Su madre, quien cada año le regalaba pinturas por Reyes, alentó sus primeros pasos en la pintura y fue una influencia esencial en su desarrollo artístico.
Durante nueve años trabajó junto a su padre, un tapicero artesano, visitando numerosos lugares fascinantes que lo sensibilizaron y le aportaron un profundo aprendizaje. A partir de ahí, exploró un mundo diverso de técnicas: témperas, acuarelas, óleos, acrílicos lápices, grafitos, pasteles y tintas, desarrollando su estilo de forma autodidacta.
Formado en la Escuela de Artes y Oficios número 4 de Moratalaz y en cursos monográficos de grabado en la Real Casa de la Moneda y el Centro Cultural El Torito, Ferrández ha combinado su pasión artística con su trabajo en el diseño de interiores, donde ha dejado huella durante cuatro décadas.
Su obra refleja una constante búsqueda de nuevas formas de expresión y una dedicación profunda al acto creativo, una pasión con la que vive y se reinventa cada día.