por Alejandro Martínez Badaya, portavoz del grupo municipal Vox en el distrito de Salamanca.
Una vez dejado atrás el verano, nos toca a todos volver a retomar la senda de nuestros quehaceres cotidianos, que en el caso de los vocales vecinos del distrito de Salamanca no es otra que nuestra labor política tanto en la calle, haciéndonos eco de lo que nuestros vecinos nos demandan, como en los plenos mensuales, donde nos toca tratar de sacar adelante las iniciativas planteadas por nuestro grupo municipal, así como posicionarnos en aquellas otras presentadas por el resto de grupos políticos. “La vida es milicia”, que decía Séneca.
Encaramos por tanto la recta final de la legislatura en nuestra ciudad, que empezó en 2019 y finalizará en mayo del próximo año. Cuatro años que expirarán en menos de 8 meses, cuando todos los madrileños sean convocados de nuevo a las urnas para elegir a nuestro nuevo equipo de gobierno. Sin embargo, en lo que concierne a nuestro distrito, este mandato nos deja más incertidumbres que certezas de cara al futuro.
Seguimos teniendo una sola escuela infantil pública y así seguirá siendo durante este curso escolar, lo que da lugar a que numerosas familias del distrito no puedan acceder a este recurso, altamente demandado. La política de becas que se ha llevado a cabo hasta ahora para intentar paliar esta situación, implica que la gran mayoría tenga que buscar este servicio en el ámbito privado, con el alto coste que esto supone para la economía familiar, ya suficientemente castigada debido a la inflación que padecemos, el precio del gas, los combustibles y la alta presión impositiva que produce una asfixia en el bolsillo de todos.
Además, nos encontramos con cada vez menos plazas de aparcamiento, problema que se agrava notablemente en los barrios de la Guindalera y Fuente del Berro. La política municipal de ensanchamiento de aceras, lejos de beneficiar a una mayoría de vecinos, se ha demostrado del todo ineficiente, dado que en nombre de la accesibilidad se ha acabado con numerosas plazas de aparcamiento, lo que dificulta enormemente a todo aquel que hace su vida en nuestro distrito, ya sean residentes que necesitan dejar sus coches cerca de su casa para poder ir al trabajo o a hacer la compra, o aquellos comerciantes o trabajadores que desempeñan su labor con nosotros.
Asimismo, la ordenanza de terrazas no ha servido para mejorar la convivencia entre vecinos y hosteleros, y sigue resultando controvertida en la medida en que no contempla las actuaciones necesarias para dejar satisfechas a ambas partes.
El distrito sigue estando sucio y es habitual que los cartones y las basuras se amontonen en los contenedores durante demasiado tiempo. Aunque es un mal endémico de toda la ciudad, es evidente que su gestión está siendo a todas luces ineficaz.
Desde VOX debemos asumir estos retos como propios, marcándonos claramente dichos objetivos como horizonte próximo. Creemos que una gran mayoría de los vecinos comparten nuestro diagnóstico, por lo que estamos convencidos de que si nos otorgan la confianza suficiente, podremos abordarlos con el rigor necesario que toda política, y mucho más la municipal, nos exige a los servidores públicos. En Mayo tenemos examen y nos vamos a preparar para que los vecinos nos califiquen con la mejor nota posible.