Artículo de opinión por Sergio Pedroviejo Acedo, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid.
Hace unos pocos días todos los interesados en política internacional alababan a las diferentes fuerzas políticas alemanas por sus procesos, por un lado de negociación y formación de un nuevo gobierno de coalición tripartita, y en paralelo, de traspaso pacífico de poderes. La buena fe y el buen hacer de todas las fuerzas políticas que preservan allí la República Federal, por supuesto no cuento a los antivacunas de AfD dieron un ejemplo de parlamentarismo. Sin embargo, hoy es hoy, y el Sr. Mañueco ha personificado el esperpéntico desmadre en el que se ha convertido la política hispánica.
Después de llamar el domingo a Inés Arrimadas, según publica ‘El Periódico de España’, para ratificar la estabilidad de la coalición de gobierno entre su partido conservador y los liberales; y tras dar su palabra de buenecito a su Vicepresidente, Francisco Igea, se ha levantado pensando que igual su palabra vale poco, o más bien nada, y ha decidido, como saben, convocar elecciones a Cortes. Pero, en un gesto de soez bravuconería, ha decidido despachar el asunto por Twitter, para que luego monten un circo moral sobre el peligro de dañar las instituciones del Estado. Mientras, al ingenuo Paco le ha pillado la tormenta explicando las medidas sanitarias que iban a adoptar en una entrevista. Brillante metáfora, el político que se preocupa por la salud de sus convecinos apuñalado por el que se preocupa del saldo de su cuenta corriente, para aclamación de la masa de charranes que militan en las filas populares.
Y es que, al toque de corneta que despierta la oportunidad de conseguir una poltrona, a los militantes del PP se les ha despertado de golpe el espíritu de los conservadores de antaño, y ya ve usted, que por poco dejan al traidor de Fernando VII como un alma caritativa en comparación a la persecución sistemática de liberales que realizan en Twitter, y otras RRSS. Si les fue bien en Madrid, por qué no les iba salir bien, al otro lado de la Sierra de Gredos. Salibando a la espera de más acontecimientos también aguardan los tránsfugas. Este subproducto de la mala redacción de la ley electoral, y la incomprensible jurisprudencia, es digno de un estudio a parte, pero entre traidores, como todos entre nuestros pares, parecen encontrarse a placer. Mas les valdría entender al PP que tiene más talento y valía el joven conservador que acaba de ingresar en NNGG que una sierpe viscosa.
Pero, este movimiento no sólo revela la naturaleza del partido que «quiere tener el poder de forma libre, sin que nadie le controle», Ayuso dixit, sí o que revela su estrategia a nivel nacional. Casado ha decidido fijarlo todo al efecto bandwagon, es decir, que los votantes le voten porque crean que está en auge. Esto sólo revela que el líder de la oposición es tan vago como para no proponer un programa alternativo de gobierno. Se fía más de la gravedad que de sus propuestas, y la verdad razón no le falta. Si evaluamos las políticas públicas que consiguieron poner en marcha los 186 diputados de Rajoy, mejor resultado histórico del PP, nos encontraremos con que lo mejor que hicieron fue partir la antigua Ley de Administraciones Públicas por la mitad y parir a las infames 39 y 40/2015. Un ejemplo que simboliza la lacónica inutilidad de la propuesta política de la derecha tradicional.
Es cierto, los liberales de Ciudadanos en Castilla-León han gobernado bien, con auténticos cambios como la Ley de Transparencia y Buen Gobierno impulsada por el propio Igea, pero se han dormido al cuidado del rebaño sin ser conscientes de que por el monte podrían acudir lobos, o peor, que alguna mala bestia llevaba piel de cordero. Poco, muy poco parecería que puedan hacer ya, salvo una vieja tradición castellana. Y es que, estando en el año de conmemoración del 500 aniversario de la derrota de Villalar, tan sólo queda seguir el ejemplo de Padilla, coger lo que queda, en especial, a esos jóvenes aguerridos que ni la prensa se explica por qué siguen ahí, aunque ellos respondan con sus convicciones, y cargar ofreciendo propuestas y políticas públicas que ayuden, en especial, a quienes más han perdido en esta pandemia, y esperar. Que me perdonen los leoneses, pero no sería la primera vez que un viejo castellano venciera en una carga milagrosa por aquellas tierras.