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La Audiencia de Madrid juzga a un acusado de matar a su pareja tras una relación de «constante miedo, angustia y temor”. Piden 32 años de cárcel para él

Gacetín Madrid

La Audiencia Provincial de Madrid juzga este miércoles, 10 de noviembre, a F. G. M. C. por matar a puñaladas a su pareja, quien nunca denunció malos tratos por miedo a las represalias, en el portal de su casa. La Fiscalía de Madrid pide 32 años y 9 meses de prisión para él por los delitos de asesinato, amenazas, violencia física o psíquica habitual y maltrato en el ámbito familiar.

Para el representante del Ministerio Público el acusado logró imprimir durante la relación con su pareja y con sus dos hijas de corta edad una situación de “superioridad” y “dominación sobre ellas”, a consecuencia de la cual, la mujer vivió “una constante situación de miedo, angustia y temor”, que nunca se atrevió a denunciar por miedo a las represalias.

El escrito de acusación recuerda que F. G. M. mantuvo una relación sentimental con A. L. V. A. que se prolongó durante once años y fruto de la cual nacieron dos niñas. A lo largo de estos años de convivencia, el acusado sometió a la mujer a “constantes” actos de amenazas, al tiempo que controlaba aspectos personales de su vida, como las personas con las que se relacionaba o las comunicaciones que mantenía con ellos. La situación de sometimiento y control también consistió en proferir constantes humillaciones y menosprecios a su pareja que le causaron “un permanente estado de angustia, ansiedad, desasosiego y temor” que se extendió a sus dos hijas.

La mujer interpuso la primera denuncia contra el acusado en 2009 tras atentar contra su integridad física, a la que siguieron en 2011 otras dos por amenazas y vejaciones injustas. Pese a ello F. G. M. C. mantuvo “casi a diario“ su conducta delicita en el lugar donde residían, en Madrid, en presencia de sus hijas  “con la finalidad de menoscabar la integridad psíquica de su pareja”, a quien de forma habitual se dirigía  con expresiones tales como “hija de puta” o ”te voy a matar, estúpida”. Eso sí, luego le pedía perdón y le prometía que iba a cambiar.

La mujer, para proteger a su familia, “y por el temor infundido de las amenazas que contra ella profería si denunciaba” nunca  denunció los hechos ni recibió asistencia sanitaria para su curación.  La Fiscalía subraya que ese maltrato fue ejercido de forma “habitual”  y que incluso las hijas estuvieron expuestas a los “numerosos” episodios de violencia que el padre ejerció también ejercido sobre ellas. Según la Fiscalía, “el maltrato continuado puede provocar consecuencias muy graves desde el punto de vista de las salud mental de las personas y que pueden persistir aun cuando el maltrato haya desaparecido, con sintomatología frecuente como nerviosismo, tensión, tristeza, pérdida de autoestima, desesperanza, estado de hiperalerta y sobresalto, que pueden durar aún a pesar de desparecer el maltrato pues los efectos de este pueden presentarse o mantenerse a lo largo del tiempo”.

La mujer, finalmente, decidió en 2019 terminar la relación con el acusado. Pese a ello, el 17 de septiembre de ese mismo año el agresor acudió al domicilio donde le esperó sentado y semiculto entre los coches de la vía pública. Portaba una mochila donde llevaba un cuchillo de grandes dimensiones. La víctima llegó al domicilio sobre las 18.30 y, una vez en el portal, el acusado le sorprendió por la espalda y comenzó a asestarle puñaladas en distintas partes del cuerpo mientras la mujer “llamaba desesperadamente a sus hijas solicitando ayuda”.

Alertadas por los gritos las niñas salieron del piso tras bajar las escaleras del inmueble “presenciando los hechos descritos”. En ese momento en el que F. G. M. C., todavía con el cuchillo en la mano, lo exhibió a las menores, y “con intención de atemorizarlas, se dirigió a ambas niñas gritándoles que acababa de matar a su madre e instándolas a que subieran al piso si no querían que les hiciera lo mismo, generando un estado de terror en las niñas quienes subieron asustadas al piso superior”.

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