Cuando la mayoría son mujeres

Gacetín Madrid

por Aida dos Santos

La Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa analizan el número de mujeres en las Fuerzas Armadas de 57 países.

Desde esa Organización se reconoce la necesidad de feminizar las instituciones de Defensa, los Cuerpos de Seguridad del Estado. Si algo tienen en común los países que forman parte de la OSCE, desde Albania hasta Uzbekistán es que cuando las mujeres están al mando, cuando forman parte de sus plantillas, se presta un servicio al conjunto de la ciudadanía más eficaz, y se previene el abuso de poder sobre la población civil. Por supuesto, se reduce el acoso sexual entre los miembros del cuerpo, pero sobre todo hablamos de representación.

La representatividad aumenta la legitimidad y credibilidad de las fuerzas armadas.

Cuando los órganos de poder se distancian de la sociedad, la toma de decisiones se vuelve opaca y elitista, insensible a los problemas reales.

En España, las denuncias de acoso sexual, violación, despidos a embarazadas, y persecución cuasi política a las denunciantes de violencia de género, que se han dado entre los cuerpos de seguridad hacia las mujeres de uniforme, aparecen y desaparecen de los titulares de prensa.

El acoso sexual no es lo único que desaparece de los espacios públicos cuando las jefas son ellas.

Las mujeres en la seguridad, no solo están ahí para cachear en los registros y acompañar al baño a las detenidas o atender las denuncias de violencia de género.

Tener a mujeres en la toma de decisiones estratégicas garantiza una amplia red de información, garantiza empatía y serenidad.

Cuando se habla de la tarea investigadora, contamos con una profunda reflexión antes de cada actuación, se reducen las tensiones y minimizan la fuerza en las intervenciones.

Pero en España, y prácticamente en todos los países miembros, las mujeres están sobrerrepresentadas en los mandos inferiores.

En Albania las mujeres dejan su profesión en Defensa agotadas y olvidadas, desplazadas de las posibilidades de ascenso, prefieren otro empleo que les permita conciliar.

En Australia, el 63% de las mujeres ha sufrido acoso sexual, ser atendidas por mujeres es la base para que pasen de ser víctimas silenciadas a denunciantes.

Dentro de la Unión Europea, la brecha salarial entre los agentes y las agentes en Reino Unido alcanza el 8%, y tras conocerse el dato tan solo fueron compensadas 6 mujeres.

Los delitos cambian, la forma de perseguirlos también, solo el 11% de los trabajadores en ciberseguridad son mujeres, y se cree que en 2022 necesitaremos casi 2 millones de profesionales en el sector, un sector que ahora mismo se permite una brecha de género del 21%.

La lucha contra la explotación y esclavitud sexual que sufren millones de niñas y de mujeres en el mundo, no puede seguir afrontándose con un cuerpo tremendamente masculinizado y alejado de las sensibilidades de género. No son pocos los titulares de prensa que han relacionado a diferentes personalidades policiales con la prostitución.

Algo nos ha dejado claro el mensaje feminista del Ejecutivo de Pedro Sánchez, y es que no se acabarán sus cenas de gloria con un “volquete” de prostituidas.

Pero no solo es importante la Agenda feminista que se debe adoptar en el Ministerio de Defensa o de Interior.

Por su parte, las empresas privadas son fundamentales.

En telecomunicaciones la Alta dirección no llega a estar ocupada ni en un 30% por mujeres, algunas empresas líderes en el Sector, al calor de la Ley de Igualdad del Gobierno de Zapatero pusieron en marcha los Comités de Diversidad e inclusión, con el objetivo de alcanzar el 50-50 en los puestos de dirección, eliminar los micromachismos y los sesgos sexistas del lenguaje.

Las empresas sensibles a la brecha salarial y a la desigualdad de género son conscientes de que lo más importante para empoderar a la mujer es contratarla, destinan parte de sus beneficios a programas para atraer a las niñas a las nuevas tecnologías, y se proponen contratar a un 80% de sus becarias cada año.

Sin duda, han sabido reconocer sus errores, y las nuevas direcciones, arrepentidas de desincentivar que permaneciesen en la empresa las mujeres tras tener hijos, han creado diversos cauces de reinserción en el mercado laboral.

Es cuestión de todas y todos que no  se culpabilice a las mujeres por ser madres, por lo que debemos reconocer por primera vez, la voz en off de los informativos ha dejado de hablar del número de hijos de las Ministras del Ejecutivo.

El pasado 8 de marzo no fue otro día cualquiera, y en el PSOE se ha sabido leer lo que las calles gritaban. La división social del trabajo se ha desdibujado al otorgarle las carreras de Economía y Hacienda a dos mujeres. Que la vicepresidenta sea Ministra de Igualdad hace denotar la transversalidad y la urgente necesidad de acabar con la discriminación de género.

Las tareas de los cuidados, la Sanidad estará a cargo de una mujer, esto no es ninguna novedad, pero sí es la primera vez que se cuenta con una personalidad beligerante con la privatización del sector.

No se trata aquí de empoderar aún más los currículums de las mujeres socialistas, que personalmente siempre me ha parecido mejor que el de los hombres, pero si quiero mencionar a Reyes Maroto, porque tiene una tarea titánica al frente de Industria, donde la minoría son mujeres y el acoso laboral en las fábricas es propio del siglo XX, y de Turismo, donde la batalla de las kellys se vive día a día.

Cuando se estimó que tardaríamos más de 100 años en alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres, subestimador la capacidad de transformación de los gobiernos socialistas.

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