por Rubén Couso
Tras ver la comparecencia del rector de la Universidad Rey Juan Carlos I sobre el «no-master» de Cristina Cifuentes a mí, personalmente, hay algo que me mosquea. Creo que no sabemos todo ni lo sabremos y que, además, las partes contrarias se están sacando un Máster en Conspiración. Y los asuntos de los madrileños sin resolver, y su calidad de vida sin aumentar a lo esperado y, sobretodo, prometido.
Me han dicho alguna vez que soy demasiado dado a pensar en conspiraciones judeo-masónicas. Y es que la trayectoria de nuestra democracia, muy joven y de una evolución quizá demasiado acelerada a la fuerza (aunque por suerte), demuestra con la hemeroteca que la política en este país se nutre de movimientos ocultos a la población. Tengo la sensación de que este señor Rector de la URJI está, por un lado, intentando salvar su imagen y la de la universidad mientras que, por otro, no tengo la sensación de que lo haga por honestidad, de otro modo hubiera sido más contundente en la anterior intervención, ¿no?. De repente aparece acusando a Cifuentes de falsedad documental, que en nuestra legislación está tipificada como delito, pero esa actuación debería salpicar a varias personas dentro de la propia universidad, y no creo que sean meros trabajadores. Quiero pensar que este señor no estaba al tanto de esta situación y se está viendo entre la espada y la pared. Quiero seguir creyendo que nuestras universidades siguen siendo el alma mater del progreso.
Por otro lado, acabamos de ver los movimientos de los otros grupos políticos en la Asamblea de Madrid y ha chocado, más que nunca, la aportación de cada uno: según un diario digital, parece que Cifuentes plantea una disolución de la cámara para convocar elecciones; Gabilondo plantea una moción de censura; Aguado plantea una comisión de investigación; y Podemos se ha mantenido callado un tiempo antes de la noticia.
Pero vamos por partes.
Una Comisión de Investigación lo único que puede hacer es abrir un debate intenso y tedioso sobre algo que la propia universidad debe investigar y poner en conocimiento de la fiscalía (ese órgano que actúa de oficio sólo cuando… nadie lo sabe). Disolver la cámara y convocar elecciones significa que la asamblea resultante sólo gobierne 1 año hasta los comicios naturales del 2019 según el Estatuto de Autonomía de la CAM, con el gasto y bloqueo de la actividad parlamentaria que ello supone. Una moción de censura significa, de salir adelante, que Gabilondo gobernaría durante 1 año nada más, y con la mayor parte de la cámara en sus contra.
Las partes más a fondo.
Cifuentes podría haberse adelantado a algo que sabía podía pasar, la moción del PSM-PSOE, ya que Podemos había presentado una que no fructificó y ya no puede presentar otra. Ciudadanos jamás plantearía una moción pues muchos entendemos que son el recambio del PP (como siempre lo hemos dicho). Ergo, era de esperar que fuera el PSM-PSOE quienes tuvieran más posibilidades de sacar su iniciativa adelante con el apoyo de Podemos, aunque necesita a Ciudadanos también. Nunca se habría sabido nada del Master de Cifuentes si alguien dentro de la URJI no lo hubiera filtrado.
Por lo tanto, sí, creo que esto es algo planificado.
Seguimos el análisis y resulta que el Estatuto de Autonomía dice que si hay un proceso de moción de censura no es posible la disolución de la cámara, que el debate se abre pasados al menos 5 días desde el registro de la moción y que a menos de un año de las siguientes elecciones naturales no es posible la disolución de la cámara. Parece que ya estamos en tiempo de descuento, es decir, la presentación de la moción ha llegado a punto para que Cifuentes no pueda disolver la cámara y, en caso de no salir la moción adelante, ésta sea desgastada poco a poco hasta las elecciones. A no ser que dimita, en cuyo caso el testigo seguiría en el PP.
El caso de C’s es notoriamente brutal. Ha concedido su apoyo al PP pero no retira ese apoyo aun cuando Cifuentes ha mentido en su CV, siendo uno de los puntos del acuerdo entre ambos partidos. La lógica coherente y honesta de C’s hubiera sido romper el pacto y pedir a Cifuentes la dimisión. No rompen el pacto, no piden dimisión y, sobretodo, piden una comisión que alarga esto en el tiempo. Este partido es el más perjudicado a no ser que se tape el asunto con estrategias de visibilidad (o invisibilidad), sobretodo ahora que C’s no para de reunirse con grandes empresarios (la última esta semana en AZCA).
Por tanto, esto no es cosa de Ciudadanos porque han salido perjudicados al dar la cara que esperábamos muchos; tampoco es cosa del PP porque se hubieran sacado a Cifuentes de otra manera más efectiva y menos dañina para la derecha (incluído C’s); el PSM-PSOE se está beneficiando de la situación y dudo que tenga el más mínimo poder para sacar estos temas a la luz; Podemos, teniendo el cuenta que uno de sus primeros pasos fue un scratche a Rosa Díez en la Complutense, me planteo que algún afín en la URJI haya filtrado la información al digital. Para Podemos, que no podía presentar moción otra vez, es un caramelito que había que gastar a costa del PSM-PSOE para tapar la decadencia del Morado en Madrid (comunidad y ciudad). Es decir, ante la imposibilidad de mejorar los resultados morados (ya muy difícil de arreglar dado el descontento social), la técnica es la contraria, desgastar al PP y C’s en el último tramo de legislatura.
Es probable que esto se lleve planificando desde hace un tiempo en la sombra para dar la estocada en el momento preciso. De si el PSM-PSOE sabía algo de esto, no me atrevo a opinar, pero podría ser que no, que simplemente se esté beneficiando, o que sí lo supiera y estuviera esperando la oportunidad de utilizar su proyectil en reserva. Lo dejo en el aire.
Lo que está claro es que lo más honesto hubiera sido que Cifuentes presentara su dimisión si realmente quisiera mantener su honor limpio (en la medida de lo posible), pero decidió seguir adelante y todo se le está volviendo en contra. Tampoco la moción de censura es, quizá, la mejor solución, y mucho menos una disolución de la Asamblea con el gasto que ello supone; pero ahora mismo esa moción es la opción que se plantea más correcta a mi entender.
Con lo que no cuenta ninguno de la PolBigFour (los 4 grandes de la política) es que esta situación nos podría beneficiar a los pequeños partidos que seguimos teniendo simpatía entre los ciudadanos, como UPYD (anti-corrupción), VOX (españolismo) o PACMA (verdes); todos aumentando en las encuestas menos visibles.
En estos momentos el PP ya no puede hacer más para limpiar su imagen si no es utilizando la técnica de Podemos del desgaste de la izquierda, tal y como ya hicieron en el 20D y el 26J, pero han llegado tarde; Podemos, tras sus escándalos mediáticos debido a la gran agresividad moral que desprenden y tras los hechos de Lavapies, tampoco es probable que puedan recuperar la confianza de la ciudadanía crispada y malhumorada; Ciudadanos, que venía recogiendo triunfos mediáticos, va a ver su estrategia truncada y sólo acertando en la recogida del testigo del PP, aunque mermados; y, el PSM-PSOE, después de un tiempo de silencio y «medio gas», parece que va a encontrar una vía de escape para adelantar a los demás con un sprint que no hubiera imaginado nadie.
Pero se van a quedar muchos votos por el camino y, o bien estos votos desaparecen o se convierten al blanco, o bien cambian de color ampliando el espectro (eso esperamos muchos). Lo que sí tengo claro, como opinión personal que creo que es compartida por el grueso de la población, es que estamos asistiendo al mayor espectáculo bochornoso de la política en lo que va de democracia española, no sólo en la CAM, sino en toda España.