“El medio es el mensaje” Marshall McLuhan.
El retrato explícito de una violación en San Fermín por los principales medios españoles esta semana no empodera a la víctima. Hay una responsabilidad de informar, pero hay una ética periodística de informar respetando los derechos y la justicia social.
Noticias que escenifican abusos de manera explícita y rutinaria que los normalizan, centrando la historia en la víctima y nunca en los culpables y sus penas. Noticias, como mínimo, sensacionalistas que frivolizan sobre terribles crímenes que no son aislados: son parte de una estructura de opresión social sistematizada. Una manera tan banal de tratar las noticias es más que una falta de respeto a la privacidad y dignidad de las víctimas: es, para el potencial abusador, violador y criminal un incentivo.
Todo por un clickbait. Por vender. Porque el lector hace click en vídeos de decapitaciones, en imágenes de guerra, de violaciones por curiosidad y repulsa. Pero cuando tratamos el abuso a nivel periodístico no es cuestión de números, de visitas a nuestro periódico. Hay una responsabilidad y ética periodística a la que muchos de los grandes medios están fallando. Porque el medio es el mensaje, el medio es el cuarto poder y el medio construye a la sociedad.
Ya luchamos para que la violencia de género, llamada durante el franquismo “crimen pasional” fuera llamada por lo que es: una forma de terrorismo contra la mujer. Luchamos día a día contra la discriminación en el lenguaje que, según el lingüista Wittgenstein “la realidad se crea a partir del lenguaje”. La manera en la que la prensa trata las noticias es más que la noticia en sí, es el papel y el poder que se le da en la sociedad a una noticia. Quiero un periodismo que ataje las desigualdades sociales y no las agrave. Quiero un periodismo que empodere a la mujer y no a los maltratadores.