por DAVID ALONSO
No ha tenido que ser fácil el desarrollo de Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, con tantas y tan diferentes expectativas a su alrededor: de los fans de la saga, que esperan que las aventuras de Nathan Drake terminen por todo lo alto, se han convertido en uno de los estudios más prestigiosos y admirados.
Y Naughty Dog ha salido airosa de este desafío de la única manera posible, dándolo todo, ofreciéndonos el Uncharted más grande y ambicioso, que nos ha parecido una manera prácticamente inmejorable de cerrar una saga. Nunca un Uncharted tuvo una narrativa tan elaborada y cuidada, con unos personajes tan creíbles, nunca tuvimos tanta exploración, plataformas y puzles, tanta variedad de localizaciones y situaciones, y nunca los tiroteos fueron tan variados, profundos y espectaculares.
Uncharted 4 es todo lo que habíamos visto hasta el momento en la saga elevado a la enésima potencia, y realizado con una pasión y un cariño como en pocos juegos hemos visto a lo largo de los últimos años, en un mundo, el de las superproducciones, en el que es muy raro ver juegos que tengan tanta alma como este.
Desde el minuto uno se respira en el ambiente un entrañable aire de despedida, en una aventura llena de guiños y detalles que encantarán a los seguidores de la saga. Y esto se mantiene hasta al final, en un juego mucho más largo de lo que cualquiera podría esperar, entre unas 15 o 18 horas, dependiendo de la dificultad elegida y lo que te entretengas a explorar unos escenarios más grandes, detallados y bonitos que nunca.