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El Botánico de Madrid planta una higuera en honor a Wangari Maathai, primera mujer africana Nobel de la Paz

Gacetín Madrid
  • El acto se ha organizado en colaboración con la Embajada de Kenia en España, la Fundación Mujeres por África, la Fundación Wangari Maathai y Rocaviva Eventos.
  • Fue la primera mujer africana galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2004 y una activista que luchó a favor de los derechos humanos y el medio ambiente.

El Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) ha sido hoy el escenario de la plantación de una higuera en honor a Wangari Maathai, la primera mujer africana galardonada con el Premio Nobel de la Paz que luchó por la reforestación de Kenia. Toda una activista que trabajó durante toda su vida a favor de los derechos humanos y el medio ambiente.

La plantación, realizada en la zona de los árboles frutales, en el huerto del Jardín Botánico, se lleva a cabo coincidiendo con la exposición “Mujeres Nobel” que hasta el 3 de junio se puede visitar en el otro centro del CSIC, el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Wangari Maathai nació el 1 de abril de 1940 en Nyeri (Kenia), entonces colonia británica. Pertenecía  a la etnia kikuyu. Un día, en ausencia de su padre, su hermano Nderitu preguntó a su madre: “¿Por qué Wangari no va a la escuela?”. Su familia aceptó el reto y en 1959 terminó sus estudios secundarios con las mejores notas.

En 1960, gracias a una beca concedida por la Fundación Joseph P. Kennedy, viajó a Estados Unidos donde se licenció en Bilogía en la universidad de Pittsburgh. En 1966 regresó a Kenia, ya país libre desde 1963. Trabajó en la Universidad de Nairobi donde, en 1971, se convirtió en la primera mujer que obtenía un doctorado en África Central y Oriental. En 1976 ingresó en el Consejo Nacional de Mujeres de Kenia y, en 1977, fundó el movimiento Cinturón Verde, que alentaba a las mujeres a crear invernaderos con semillas autóctonas para replantar los bosques.

“Siempre me pareció que nuestro trabajo no era solo plantar árboles. Era animar a la gente a que se hicieran cargo de su medio ambiente, de su sistema político, de sus vidas y de su futuro”. La voz de Wangari Maathai se alzó en foros internacionales, defendiendo los bosques, el empoderamiento de las mujeres y los derechos humanos.

Movimiento Cinturón Verde, plantación de árboles, implantación de ideas

Fue encarcelada por su activismo en temas de importancia nacional e internacional, como la construcción de  torres en el parque Uhuru en Nairobi y las políticas antidemocráticas que llevaron a la deforestación y al consiguiente daño a los derechos humanos y el medio ambiente. Con el tiempo, el Movimiento Cinturón Verde pasó a ser un programa que, además de plantar árboles, implantaba ideas.

En 2003 fue elegida ministra adjunta de Medio Ambiente y Recursos Naturales y, en 2004, recibió el Premio Nobel de la Paz “por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz. Piensa globalmente y actúa localmente…Combina ciencia, compromiso, política activa y fe en Dios… Este año, para el Comité Nobel la protección del medio ambiente se ha convertido en otro camino hacia la Paz”.

Al recibir el Premio Nobel en el Ayuntamiento de Oslo, Wangari Maathai alzó la voz de África: “Hemos plantado más de 30 millones de árboles que proporcionan combustible, comida, vivienda e ingresos para la educación y las necesidades del hogar, crean empleo y mejoran los suelos y las cuencas hidrográficas… Estamos llamados a ayudar a la Tierra a sanar sus heridas y, en el proceso, a sanar las nuestras, a abrazar a la creación en toda su diversidad”.

Tras esta concesión del Premio Nobel, continuó su ingente y solidaria labor y plantó árboles por todo el mundo con personalidades y gentes sencillas. “El trabajo que he realizado y sigo llevando a cabo -a favor de Kenia, el medio ambiente y la paz- lo he realizado y lo sigo llevando a cabo por ellos y por las generaciones venideras. Cuando el camino se tuerce y no sé qué va a acontecer, pienso en mis hijos y obtengo el valor necesario para tomar la curva y, por inhóspito que sea el paisaje, seguir adelante. Ellos son mi esperanza y los que me aportan la sensación de inmortalidad”, declaraba en su día.

La higuera, un árbol sagrado en Kenia

Wangari Maathai creó la Fundación Wangari Maathai y publicó varios libros entre los que destaca su autobiografía Con la cabeza bien alta, Movimiento Cinturón Verde, Devolver la abundancia a la tierra o El desafío de África… Murió en Nairobi, a los 71 años, el 25 de septiembre de 2011.

Este homenaje del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) a Wangari Maathai ha contado con la colaboración de la Embajada de Kenia en España, la Fundación Mujeres por África, la Fundación Wangari Maathai y Rocaviva Eventos.

El acto de plantación de la higuera ha sido introducido por el director del Real Jardín Botánico, Jesús Muñoz, y ha contado con la presencia e intervención de la presidenta de la Fundación Mujeres por África, María Teresa Fernández de la Vega, el embajador de Kenia en España, Bramwel Kisuya, el director general para África del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, Raimundo Robredo, y el director general de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Javier Cachón de Mesa. Asimismo, en el acto han participado la directora de Gabinete de la Presidencia del CSIC, María Jesús del Río, y la comisaria de la Exposición “Mujeres Premio Nobel”, Sonia Rivas, que ha puesto voz al legado de Wangari Maathai.

La higuera era el árbol sagrado de los kikuyus, un lugar de reunión. Las viejas higueras en Kenia han permanecido hasta hoy como símbolo de fuerza y firmeza. Sus troncos llegan a alcanzar un perímetro de varios metros y sus coronas pueden parecer un tejado cubierto. En muchos lugares marcan el dentro de la vida del pueblo, la plaza del mercado, el lugar donde se celebran los consejos municipales.

La higuera (Ficus carica) plantada hoy en el Jardín Botánico tiene aproximadamente unos diez años. Dela familia de las Moraceae, la misma del género Ficus, la higuera tiene látex irritante. Es un árbol caduco de unos 5-7 metros de altura, originario de Asia occidental, pero adaptado a la Región mediterránea. Algunas higueras  producen dos cosechas al año. En junio las brevas, mayores que los higos, y los higos, entre finales de agosto y principios de septiembre.

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