Rocío Monasterio vista Villaverde y a sus vecinos «hartos de la inseguridad»

"Sin seguridad, no hay libertad", ha incidido

Gacetín Madrid

“Mi nieta no viene a verme del miedo que le da”. Este es uno de los duros testimonios que Rocío Monasterio se encontró este miércoles paseando por Villaverde. La candidata de Vox a la Presidencia de la Comunidad de Madrid recorrió varias calles del distrito -incluidos el Polígono Marconi, Arroyo Bueno, Alberto Palacios o la plaza infantil de Villastar donde murió Willy, de 15 años, asesinado por bandas latinas- para escuchar a vecinos, “hartos de la inseguridad” que viven en su barrio.

Dueños de negocios hosteleros, profesionales sanitarios, trabajadoras de un supermercado y ancianas residentes “de toda la vida” fueron algunos de quienes quisieron compartir sus preocupaciones con la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid. Todos compartían la misma: “queremos volver a reconocer nuestro barrio”, concluían tras relatar su día a día.

“Tienen más clientes el narcopiso de enfrente que el hiper en el que trabajamos”, lamentó una de las trabajadoras del establecimiento. Todas miran por encima de su hombro al llegar a su puesto de trabajo a primera hora de la mañana o al salir, a última de la tarde. Y todas son madres: “no puedo ponerle un candado en la puerta a mi hija para que no salga de casa. Este problema de inseguridad se tiene que arreglar y no puede ser que te llamen racista por denunciarlo”, relató una de ellas. “Somos la última generación que ha tenido libertad. Nuestros hijos no van a vivir lo que hemos vivido nosotros”, lamentó otra.

Enrique, dueño de un hotel asador, está «harto» de ver cómo su clientela mengua cada día. «No se acercan a su local, rodeado por chabolas, droga, prostitución, insalubridad y delincuencia. Cada día tengo que acompañar a mis trabajadoras al Metro porque tienen miedo. Estamos abandonados de la mano de Dios, los políticos no nos quieren ni ver. Esto es la selva. Todos los días vivo amenazado”, denunció.

“¿En el barrio de Salamanca pasaría lo mismo que pasa en Villaverde?”, se preguntaban también los portavoces de varias asociaciones vecinales del barrio. “La gente se está yendo del barrio”, constataron a Monasterio tras recordar cómo la zona aledaña a la Estatua de la Mujer y la Tortuga era antes una gran zona comercial y, ahora, se ha reconvertido en zona de narcopisos y casas de apuestas.

Y no es la única. Los vecinos de la plaza donde murió Willy, el niño de 15 años que murió tiroteado por las bandas latinas, recuerdan el suceso no solo con pena, sino aún con sorpresa. “Fue de repente. Llegaron, lo tirotearon y se fueron”. “Yo tengo una nieta en Getafe que no quiere ni venir a verme del miedo que le da”, relata con pesar una anciana de la zona. “A mi madre, de 80 años, le dieron el otro día un puñetazo en su portal para robarle una cadenita de oro. Menos mal que no llegaron a hacerle un mataleón”, se consuela otro de los vecinos. Éste último, además, un profesional sanitario que lleva como interino enlazando contratos desde 2016. “Dejé de contar en el contrato número 156”, ironizó. “La situación es penosa, la sanidad lleva años deteriorándose”, concluyó.

Monasterio, por su parte, se comprometió a «seguir dando la batalla cultural contra la inseguridad, a seguir exigiendo un endurecimiento del Código Penal y a no temer dar un mensaje claro contra la inmigración ilegal para evitar el efecto llamada». “No es normal que tengas que abandonar un barrio donde has nacido porque tienes miedo. Sin seguridad no hay libertad”, zanjó la presidenta de Vox Madrid.

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