por Teodoro del Valle
En estos tiempos que corren, un pequeño ahorrador de la España actual, con varias decenas de miles de euros disponibles, que ha ahorrado con un esfuerzo atroz y pese a la subida generalizada de impuestos, plasmada por el ruinoso gobierno social-comunista con el apoyo de los separatistas; tiene pocas posibilidades de sacarle rendimiento a esos euros que ha conseguido ahorrar.
Primero, suele ser de un perfil nada arriesgado, reacio a inversiones de mucho riesgo y sin tener la suficiente información previa y conocimientos económicos suficientes para lanzarse a esos tipos de inversiones de mayor rentabilidad, pero con alto riesgo. Tradicionalmente, esos euros iban dirigidos hacia los depósitos, pero hace años que los grandes bancos españoles no ofrecen este tipo de productos. Y sí acaso, ofrecen a día de hoy, sobre un 1,5% de rentabilidad como máximo, en bancos desconocidos para estos ahorradores tradicionales y con una fiscalidad entre un 19% al 23%, sobre los rendimientos de esos depósitos.
En segunda consideración, desconfían ante el recuerdo ingrato de otros afectados de inversiones con suculentos rendimientos, pero arriesgadas. Recordemos: los pagarés de “Nueva Rumasa” con un anzuelo de una rentabilidad entre 10% y 12%, en función del plazo, “Afinsa” con un mínimo de rentabilidad del 6,5%, “Las participaciones preferentes Bankia” oscilaba alrededor del 7%…etc. todo este tipo de inversiones sin garantías y que los bancos lanzaban y trataban de vender a los incautos inversores; acabaron fatal, perdiendo toda o parte de la inversión realizada.
Tampoco existe la posibilidad de las OPVs de tiempos de Aznar. En las cuales se promovía el capitalismo popular, a través de la venta de empresas públicas con el viento a favor de la llegada del euro y los bajos tipos de interés y la nueva política económica de la mano del BCE.
Otra inversión que surgió fue: “Los bonos patrióticos”. Estos bonos daban una rentabilidad oscilante entre los años de inversión y la Comunidad Autónoma que los vendía, entre el 4,75 % al 5,5 %. Estos bonos se pudieron pagar, tanto el principal como los intereses, gracias al respaldo último, del Gobierno de España y a su vez por BCE, con refinanciación de estos bonos con otros pagados con el conjunto del estado y con un interés bajo. Sino hubieran acabado mal igualmente.
Desde el año pasado y este, la inflación está por las nubes, actualmente se encuentra al 8,7 % en el pasado mes de mayo. Con lo que se está “comiendo” literalmente los ahorros de estos encomiables españoles que en los tiempos que corren son capaces de ahorrar.
Ante esta situación, los españoles con euros disponibles, re-haceos a las inversiones en Bolsa y mucho menos, a fondos indexados referenciado a algún índice o valor bursátil; no les queda más remedio que dirigir sus ahorros hacia “el ladrillo”, pensando que no perderán la inversión realizada y conseguirán una revalorización que compense o mejore la inflación actual. Es notorio el encarecimiento de los inmuebles de los últimos meses (no hay más que ver la información que proporcionan los bancos en sus cuentas, con la valoración de los inmuebles, hincadas por esta burbuja). Incentivada por los tipos de interés muy bajos (euríbor, que ha estado en negativo durante bastante tiempo) y las facilidades que han proporcionado los bancos a la comercialización de hipotecas por las políticas expansivas del BCE.
Pero esta situación puede suponer un gran sobresalto para esos inversores, por varias razones: por el sobrecalentamiento del precio de los inmuebles, que traerá ajustes, como ocurrió en la anterior crisis del 2007, la subida de tipos de interés del Euríbor (índice más común de referencia para las hipotecas españolas), y que ya está subiendo, actualmente ya está en positivo rondado el 1%, media provisional de este mes y la crisis económica, inevitable, por la inflación que se quedará con nosotros un tiempo, la deuda desorbitada de España y otros países europeos, más la situación inestable internacional, con decisiones erróneas para los intereses europeos. Que traerá acarreada una subida de tipos de interés, mayor a la actual.
Ante este panorama, sobrevuela la “estanflación”, o sea, inflación con estancamiento de la economía; que traerá acarreado perdidas de puestos de trabajo con una disminución de renta disponible para las familias. Habrá problemas serios para aquellos inversores que hayan invertido a crédito, endeudándose demasiado, suponiendo unos ingresos, que pueden verse disminuidos. Las inversiones destinadas a especular con el inmueble y los que piensan en sacarle rendimiento con el alquiler (un riesgo evidente ante la inseguridad jurídica en España de la propiedad privada, las normativas regulatorias sobre las subidas de la renta del alquiler y el riesgo de ocupación ilegal del inmueble). Los últimos en comprar en lo más alto del valor del inmueble y con un endeudamiento excesivo, lo van a pasar mal; y todo parece indicar que con la subida de tipos se va cambiar el ciclo, estallando “La Nueva Burbuja Inmobiliaria”.